Escudriñando las sendas antiguas en un mundo posmoderno

Archivo para noviembre, 2015

Pesebre

Assaillant-de-Tombeaux

En 1994 dos americanos respondieron una invitación que les hiciera llegar el Departamento de Educación de Rusia, para enseñar moral y ética en las escuelas públicas, basada en principios bíblicos.

Debían enseñar en prisiones, negocios, el departamento de bomberos de la policía y en un gran orfanato. En el orfanato había casi 100 niños y niñas que habían sido abandonados, abusados y dejados en manos del Estado. De allí surgió esta historia relatada por los mismos visitantes:

«Se acercaba la época de las fiestas de 1994, los niños del orfanato iban a escuchar por primera vez la historia tradicional de la Navidad. Les contamos acerca de María y José llegando a Belén, de como no encontraron lugar en las posadas, por lo que debieron ir a un establo, donde finalmente el niño Jesus nació y fue puesto en un pesebre.

A lo largo de la historia, los chicos y los empleados del orfanato no podían contener su asombro. Algunos estaban sentados al borde de la silla tratando de captar cada palabra. Una vez terminada la historia, les dimos a los chicos tres pequeños trozos de cartón para que hicieran un tosco pesebre. A cada chico se le dió un cuadradito de papel cortado de unas servilletas amarillas que yo habia llevado conmigo. En la ciudad no se podía encontrar un solo pedazo de papel de colores.

Siguiendo las instrucciones, los chicos cortaron y doblaron el papel cuidadosamente colocando las tiras como paja. Unos pequeños cuadraditos de franela, cortados de un viejo camison que una señora americana se olvidó al partir de Rusia, fueron usados para hacerle la manta al bebé. De un fieltro marrón que trajimos de los Estados Unidos, cortaron la figura de un bebé.

Mientras los huérfanos estaban atareados armando sus pesebres, yo caminaba entre ellos para ver si necesitaban alguna ayuda.

Todo fue bien hasta que llegue donde el pequeño Misha estaba sentado.

Parecía tener unos seis años y había terminado su trabajo. Cuando miré el pesebre quedé sorprendido al no ver un solo niño dentro de él, sino dos.

Llame rápidamente al traductor para que le preguntara por qué había dos bebés en el pesebre.

Misha cruzó sus brazos y observando la escena del pesebre comenzó a repetir la historia muy seriamente.

Por ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad una sola vez estaba muy bien, hasta que llegó la parte donde María pone al bebé en el pesebre. Allí Misha empezo a inventar su propio final para la historia, dijo:

Y cuando María dejó al bebé en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar para estar. Yo le dije que no tenía mamá ni papá y que no tenía un lugar para estar. Entonces Jesús me dijo que yo podía estar allí con Él.

Le dije que no podía, porque no tenía un regalo para darle. Pero yo quería quedarme con Jesús, por eso pensé que cosa tenía que pudiese darle a Él como regalo; se me ocurrió que un buen regalo podría ser darle calor. Por eso le pregunté a Jesús: Si te doy calor, ¿ese sería un buen regalo para tí? Y Jesús me dijo. Si me das calor, ese sería el mejor regalo que jamás haya recibido Por eso me metí dentro del pesebre y Jesús me miró y me dijo que podía quedarme allí para siempre.

Cuando el pequeño Misha terminó su historia, sus ojitos brillaban llenos de lágrimas empapando sus mejillas; se tapó la cara, agachó la cabeza sobre la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un llanto profundo.

El pequeño huerfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría ni abusaría de él. ¡Alguien que estaría con él para siempre!»

Y yo aprendí que no son las cosas que tienes en tu vida lo que cuenta, sino a quienes tienes, lo que verdaderamente importa.

Salmo 91:4 «Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro; »

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El pecado

P. Jaime Batista

 

“Todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios.”
Romanos 3:23

¡Padre! Tu amor soberano ha buscado
Cautivos del pecado, de Ti alejados:
La obra que Tu Hijo propio ha realizado,
Paz y libertad nos dio—¡a Ti restaurados!

Un solo pecado es más horrible para Dios que mil pecados —más aun, que todos los pecados en el mundo— lo son para nosotros.

Es la acción de una voluntad independiente lo que constituye el principio del pecado.

Dios no puede dejar pasar nada; Él puede perdonar todo y purificar de todo, pero no puede dejar pasar nada.

Cristo es amor; cuando más grande pecador soy, tanta más necesidad tengo de Él.

Si todos los pecados que jamás se cometieron en el mundo se acumulasen en uno mismo y fuesen el propio acto de uno, esto no debería impedir creer en Cristo y acudir a Dios por medio de Él.

Contemplemos el estado en que el hombre está realmente por lo que respecta a la confianza que deposita en el hombre antes que en Dios. Si su vecino le pidiera hacer algo, aunque su conciencia le pueda estar diciendo que Dios aborrece lo que su vecino le pide que haga, sin embargo, antes que desairar a su compañero, pecará contra Dios.

El pecado y la religiosidad son cosas que van juntas… Donde no hay el poder de la piedad, estar cerca de las cosas tocantes a la piedad es solo un mayor peligro.

Si nuestros corazones… No sienten el pecado, Cristo lo sintió cuando bebió la copa y llevó el pecado por nosotros. Si el corazón no siente la gravedad del pecado, no hasta el mismo punto en que Jesús lo conoció, pero al menos en alguna extensión —por débil que pueda ser, el sentimiento de pecado es cosa extraña para nosotros— no habremos entrado en absoluto en la mente de Jesús.

Adán pecó y dejó a Dios porque valoró más lo que Satanás le ofrecía; pensó que el diablo le era mejor amigo que Dios: pero desde entonces ha descubierto a gran precio que el diablo era un mentiroso; que nunca tenía el poder de darle lo que le había prometido, y esto por haber mordido el cebo del diablo; se ha tragado el anzuelo, y ha aprendido que «la paga del pecado es muerte».

En la cruz estuvo colgado el único intachable y bendito Hombre, pero abandonado por Dios. ¡Qué acontecimiento ante del mundo! No es sorprendente que el sol se oscureciera —aquel testigo central y espléndido de la gloria de Dios en la naturaleza, cuando el Testigo Fiel y Verdadero clamó a Su Dios y no fue oído. ¡Abandonado por Dios! ¿Qué significa esto? ¿Qué parte tengo yo en la cruz? Una sola parte —mis pecados… Confunde el pensamiento, aquella hora solemne y solitaria hasta lo sumo que se levanta en solitario respecto a todo el pasado o a todo lo porvenir.

Cristo …murió antes que permitir que el pecado subsistiera delante de Dios.

En el momento en que la gracia actúa en el corazón, lleva a la conciencia de pecado; pero, al mismo tiempo, el amor de Cristo alcanza a la conciencia, profundizando la conciencia de pecado; pero si ésta es profunda, se debe a que la conciencia del amor de Cristo es también profunda.

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El por qué del amarillo

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Carlos Rey

Cuenta Jorge Luis Borges que cuando era chico, sus padres lo llevaban al zoológico y se pasaba horas observando los leopardos, los jaguares y los tigres. Era tan grande su fascinación que se quedaba mirándolos hasta la hora de cerrar.

Pasados los años, se queda casi ciego, y el único color que distingue es el amarillo. El primer color que recuerda haber visto es el amarillo, que es el del pelaje del tigre, y ahora será también el último que vea. En Nueva York dice Borges, los taxis amarillos estan pintados de amarillo porque es el color que mejor se distingue. En Canadá se ha constatado mediante experimentos que bajo ciertas condiciones en que no se ven los autos rojos, todavía se distinguen los amarillos. Y a eso se debe que en Buenos Aires los techos de todos los taxis sean amarillos.

Esas reflexiones del renombrado poeta argentino debieran hacernos reflexionar a nosotros. Si les sumamos a ellas el hecho de que los colores que no distinguen bien los daltonianos son el verde y el rojo, mientras que el amarillo sí lo distinguen con claridad, ¿por qué será que el amarillo es el color de la señal de advertencia de peligro en vez de la señal de echar a andar o de detenerse? ¿No sería más lógico que en los semáforos en todo el mundo el color más visible, el amarillo, indicara Alto! Deténgase! en vez del rojo? ¿Acaso no es más importante la función de detenerse que una advertencia?

Tal vez la respuesta a esa incógnita sea que cuando se acatan las advertencias, se salva la vida. Las advertencias nos dan tiempo para reaccionar, para ponernos a salvo sin tener que frenar en seco. Sin duda, a eso se debe que la Biblia, el manual de conducción del ser humano, está llena de advertencias para cada uno de nosotros. Hay advertencias contra el engaño (Proverbios 1:17-19), contra la insensatez y el rechazo a la sabiduría (Proverbios 1:24-33; 6:1-19), contra el adulterio (Proverbios 5:1-23; 6:20-27), contra la idolatría (Santiago 5:1-6), contra la opresión del pobre (Deuteronomio 13:3-4), contra la incredulidad (Hebreos 3:7-11); y hay advertencias de que no se rechace a Dios sino que se le preste atención a su voz (Hebreos 2:1-3; 12:14). Es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído nos advierte el escritor a los hebreos… Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón como sucedió en la rebelión… Porque si… toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? (Hebreos 2:1-3; 3:7-8)

En vez de ser insensatos y rechazar la sabiduría, seamos sabios y acatemos esas advertencias divinas. Dios quiere que vayamos al cielo, color verde, y no al infierno, color rojo. Por eso nos ha dado tantas advertencias claras, color amarillo. Hagámosle caso. Así viviremos tranquilos, sosegados y sin temor del mal, como nos lo ha prometido (Proverbios 1:33).

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¿Quién quiere que venga el papa a México?

Por Juan Elías Vázquez

Estoy convencido que aún existen en México muchos cristianos que no han perdido de vista la línea que divide a los hijos de Dios de la falsa iglesia llamada católica. Que saben que no puede haber ninguna comunión entre la luz y las tinieblas, entre el Cuerpo de Cristo y la mesa de los demonios.

¿Habrá un hijo de Dios que no se indigne con las palabras del arzobispo Carlos Aguiar Retes, expresidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, cuando dice que “la llegada de Jorge Mario Bergoglio a México es querida no sólo por todos los católicos, sino también por personas que no profesan esa religión”? (Excelsior, martes 20 de octubre de 2015.)

No profeso la religión católica; ¿me emociona saber que el papa Francisco vendrá a México el año entrante? No, y a muchos otros mexicanos tampoco. ¿Cómo es que el alto prelado mexicano realiza dicha declaratoria? A todas luces, se trata de una falsa generalización que, no obstante, cuenta con un buen respaldo mediático. Jorge Mario Bergoglio, el papa en turno, es un líder mundial carismático que disimula entre manos un poder desequilibrante, lo mismo para sus oponentes dentro del Vaticano como para los gobiernos que se acogen detrás de su sotana. El papa Francisco, de 78 años, tiene para las multitudes una tierna sonrisa, y un gesto de contrición para el necesitado. Ha abandonado la tiesa actitud que guarda la lejanía del balcón y con brazos abiertos se ha dejado tocar por los mortales. Para el pueblo y los medios que se beben sus mensajes, Bergoglio aparece como un líder seriamente preocupado por los derechos humanos, la paz, la seguridad de las naciones y la sustentabilidad del medio ambiente. Luego del lapsus que padeció la Iglesia bajo el mandato del pontífice anterior Benedicto XVI, Francisco le ha venido a dar al papado un rostro renovado, sumamente atractivo.

Pero no se abarata ni deja que los oportunistas de siempre se suban a su carro. O digámoslo en otras palabras: el lobby que dirige Bergoglio Sívori al parecer es quien determina qué causas apoya, qué países visita, qué grupo social respalda y a qué naciones otorga su “bendición”. Sus viajes han sido para poner el pie de la Iglesia en regiones antes menospreciadas por el Vaticano como el sur de Asia o el Medio Oriente. Sus visitas a Turquía y a la zona de guerra que se vive entre Palestina e Israel, así como el acercamiento a la Iglesia Ortodoxa Griega y una postura más tolerante hacia el Islam, han significado golpes estratégicos de la política de una institución católica que se sabía anquilosada.

El progreso de la gestión de Francisco el frente de la Iglesia pudo medirse con espectacularidad en su reciente viaje a Estados Unidos. No podemos soslayar que este país constituye la economía más grande del planeta, como tampoco podemos dejar de ver que casi la mitad de los estadounidenses (48%) se confiesa actualmente católica. Los Estados Unidos de América fueron fundados sobre la ética protestante del puritanismo durante el siglo XVII, y su labor misionera fue utilizada por el Espíritu Santo, más tarde, para traer el Evangelio a Latinoamérica. Pero ahora Estados Unidos se ha convertido en una nación muy heterogénea, lo mismo en lo que respecta a la percepción bíblica de sus escuelas teológicas, como en lo que concierne a la visión contemporánea no pietista o piadosa de fenómenos ético-sociales como la doble moral, desenfreno juvenil, aborto, eutanasia, abierta homosexualidad, etc. Esa relativización del bien y del mal, tal como anunciara el profeta Isaías (5:20), que cunde en gran parte del mundo occidental, está cooperando para resquebrajar las fronteras que convenientemente mantenían separadas a las confesiones que se derivaron de un tronco común (iglesia primitiva-catolicismo romano-ortodoxa griega-protestantismo histórico-evangelismo). La Europa cristiana, por su parte, se debate moribunda entre el escepticismo nórdico y el paganismo meridional. América, todo el Continente, constituye, pues, la parte más viva del cristianismo. Acá, Cristo vive con cierta holgura; del otro lado del Atlántico, el Hijo del Hombre apenas subsiste en unas cuantas y humildes casas, a semejanza de aquella vivienda en Damasco, donde se ocultaba Ananías, el postrer bautista de Saulo de Tarso.

Todo escrúpulo liberal, toda barrera de laicidad, toda convicción confesional se vino abajo el día en que el papa Francisco traspasó los umbrales del Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica. El jueves 24 de septiembre de este año, Bergoglio inauguró el primer discurso de un papa en la Cámara de Representantes con sede en Washington. Habló en inglés. Habló en favor de los migrantes; de la pena de muerte; de la venta indiscriminada de armas; criticó la falta de vivienda digna y, más tarde en Nueva York, la pederastia. Afuera del Capitolio lo escuchaban también 50 mil personas. A ellos, desde el balcón del edificio, les pidió en español: “Recen por mí”. La campaña había sido un éxito. Los temas aludidos eran extremadamente sensibles para la sociedad estadounidense, aportando parque político, incluso, a los aspirantes republicanos a la presidencia que se encontraban entre la audiencia.

Hablando de temas sensibles, días antes de la visita de Francisco a Estados Unidos una funcionaria municipal en Kentucky, llamada Kim Davis, se había rehusado a conceder una licencia matrimonial a una pareja del mismo sexo, alegando objeción de conciencia, por lo que fue encarcelada por orden de un juez federal. Esa defensa de sus principios religiosos le ganó a Davis muchos simpatizantes y la atención de la prensa internacional. El 14 de septiembre, la mujer, de confesión cristiana apostólica, fue puesta en libertad y recibida como una heroína por los más conservadores. Kim declaró a la prensa: “No soy ninguna heroína, sólo soy una persona que ha sido transformada por la gracia de Dios”. Ya en su despacho, Davis comentó “que estaba en conflicto entre obedecer a Dios o a una directiva judicial”. Por ahora, la funcionaria declaró que no interferirá más en la concesión de esta clase de licencias, aunque cuestionó su validez y seguirá sin conceder su firma de autorización.

Muchos cristianos aplaudimos la determinación de Kim Davis, que en todo caso obedeció a la voz de Dios en su conciencia y no a la de los hombres (Hechos 5:29), aunque ello le valiera la cárcel. La decisión que como protestante evangélico ya no puedo alabar, fue la que Kim tomó al aceptar reunirse con el papa Francisco durante 15 minutos en la embajada del Vaticano en Washington (la fecha de dicha entrevista no se conoce con precisión). No sabemos qué se dijo en esa reunión, aunque, según declaraciones de Kim a la cadena ABC a finales de septiembre, fue la oficina del papa quien organizó la reunión en la que también estuvo el marido de Davis. La mujer declaró, a la misma televisora, que Francisco “la tomó de la mano y le dijo gracias”, además de regalarle un rosario e instarla a “mantenerse firme”. El Vaticano ha confirmado la breve entrevista por medio de su portavoz Federico Lombardi.  

Este último detalle causa mayor pesar al pueblo de Dios que el discurso del papa en el Capitolio de Estados Unidos. Un detalle aparentemente sin importancia, porque, ¿qué conflicto puede desatarse cuando dos “hermanos separados” se reúnen e intercambian regalos? Al contrario, se trató de un gesto de paz, de un acercamiento amistoso en tiempos de cólera religiosa, política, económica, etc. Pero es esta clase de “gestos” la que golpe a golpe pretende minar la fortaleza de la línea fronteriza entre el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y la falsa iglesia. Si como cristianos creemos en un mismo Dios, si perseguimos el bienestar de los necesitados, si estamos en contra de la inmoralidad, si buscamos la paz del mundo, si anhelamos la unidad, ¿por qué no de una vez por todas nos cobijamos bajo una misma razón social y religiosa? De nuevo, le estamos llamando a lo amargo dulce y a lo dulce amargo.

El éxito político y religioso que ha significado la visita del papa a nuestro vecino del norte, desea ser emulado por el clero nativo y sus comparsas políticos del mismo origen. Ya el arzobispo Carlos Aguiar, mencionado antes, pidió no restringir al papa a temas específicos dictados por el Senado de la República; mientras que el Senado pidió al Episcopado Mexicano, viernes 16 de octubre, que no bloquee la invitación girada al Vaticano. Eso sí, de acuerdo con el presidente del senado, Roberto Gil, “nadie puede boicotear el encuentro del papa con los legisladores federales, puesto que lo estamos invitando en su calidad de jefe de Estado”. Sí, ajá. Ya se acabaron aquellos tiempos en que el presidente de la República temía incluso ir al aeropuerto a esperar al papa en turno.

A principios de noviembre, por fin se puso fecha a la visita del “santo” padre, que tendrá lugar el mes de febrero del año entrante. Por fin visitará Francisco al país hispanohablante más poblado y más católico del mundo. En Estados Unidos ha habido iglesias protestantes que han “bendecido” al papa; ¿cuántas iglesias evangélicas mexicanas se aprestan a hacer algo semejante? ¿Cuántos ministros y líderes evangélicos aceptarán una invitación del Senado a escuchar el discurso del papa? ¿Acaso habrá algún cantante “cristiano” que quiera dirigirle unas estrofas al ilustre visitante? ¿Cuántas manos se estrecharán, cuántas alianzas intra-confesionales se consolidarán? Sólo Dios lo sabe.

Por cierto, hablando en términos puramente humanos, falta saber lo que quiera hacer el papa; a la mera hora deja plantados a los senadores mexicanos en su fastuoso recinto e improvisa una convivencia con indigentes y peregrinos. Así de imprevisible ha sido Francisco; así de sagaz es el hijo de este mundo, lo cual no debería dejar de ser embarazoso para muchos de nuestros líderes evangélicos (Lucas 16:8).

El arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera –implicado en días pasados en un supuesto “complot” fraguado en el Vaticano en contra del papa-, anunció en la catedral Metropolitana (el 1 de noviembre) que el papa Francisco llegará a México la tarde del próximo 12 de febrero en “visita pastoral”. En la misa dominical, el cardenal primado declaró que “desde ese día lo vamos a recibir con mucho cariño”. El pueblo católico lo hará, sin duda. El resto de nosotros, no tenemos por qué. No lo digo en forma de pregunta; más bien inconforme: ¡Quién quiere que venga el papa! ¡Yo no!

Lo que hoy tenemos, mañana lo podemos perder

En el afán de añorar y desear lo que no tenemos, mientras nos lamentamos y renegamos por lo que nos hace falta, el tiempo se nos escapa; existimos quizás sin saber los milagros que a diario ocurren en nuestras vidas, morimos tal vez sin valorar y agradecer la grandeza de todo lo que poseemos.

Lo primero es saber que estamos vivos, que cada día se nos regala una nueva oportunidad… ¿Para qué? Se preguntarán muchos que no saben que camino elegir y tienen miedo de soñar… Primero que todo para descubrir el sueño de Dios en ti y hacerlo realidad; porque ninguno existe por error, ni por accidente, la vida es mucho más que eso, simplemente hay que saber ver más allá…

“Hoy es uno de los días más felices de mi vida, le doy infinitas gracias, porque después de tanto tiempo, pude estar de pie hasta 15 minutos y sé que pronto lograré más”…  Fue la expresión de esa joven, que años atrás en un accidente donde casi muere, perdió la movilidad de las piernas y por mucho tiempo no ha podido caminar…

Cuántos de nosotros, teniendo la posibilidad de andar, nos quedamos estancados sin saber qué camino tomar; otros, con sus brazos y manos completamente sanos, no saben en qué trabajar, se niegan la oportunidad de construir y acariciar…

Y en ese abrir y cerrar los ojos cada día, no nos detenemos por un instante, a contemplar las maravillas de la creación, el fondo, la forma y el color, el rostro de quienes nos rodean, la obra maravillosa de Dios…

Tenemos donde dormir y perdemos el sueño; no nos falta el pan de la mesa, y estamos hambrientos de amor; podemos vestir a la moda mientras tiritamos de frío, porque añoramos el abrazo y la caricia de algún ser querido.

Nos estresa la rutina, el tiempo se nos escapa en el afán de hacer  y tener, vamos tan de prisa con tal de no perder un minuto en la vida, sin saber quizás que la vida en un minuto la podemos perder.

Nos dirigimos a Dios para pedir, exigir, renegar… nos alejamos de Él, cuando no nos da las cosas que decimos necesitar; nos llenamos de por qués sin resolver, nos pegamos de cualquier mínima cosa para dudar y perder la fe; pero muy poco o casi nunca, nos detenemos a contemplar las bendiciones que a diario se nos dan, abrir el corazón y agradecer.

Sólo cuando vemos perdido lo que nunca realmente valoramos y agradecimos, como el beso y el abrazo de esos seres amados, que muchas veces dejamos en el olvido; y cuando se nos va de las manos la oportunidad de ver, escuchar, caminar, hablar; ahí cuando la vida nos cambia en un instante y nos toca quizás sanar, reparar, volver a empezar; entonces nos daremos cuenta que el amor de Dios se nos manifiesta de mil formas, en todo lo que a diario recibimos, simplemente que nos afanan otras cosas, pasamos de largo, morimos quizás sin saber para que vivimos.

 Kary Rojas

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El momento se acerca: las puertas te serán abiertas

José Alfredo Liévano

Como podrás percatarte, Dios te estableció en lugares que tu NO esperabas…

En muchos de ellos, TE DESILUSIONASTE por tener siempre el viento en contra…

Jamás viste que se te abriera una oportunidad clara de salir adelante…

Jamás viste la más remota posibilidad de salir de sus límites…

Hubo momentos que dudaste y renegaste, sobre todo cuando la presión era más intensa de lo normal…

Te sentiste como en una tierra de cautiverio en la que no estabas haciendo lo que en realidad te realizaba…

Sin embargo, fue necesario que estuvieras allí para que aprendieras a CREERLE a Dios en contra de todo pronóstico, para que aprendieras a OBEDECERLE, a ESPERARLE y a DESCANSAR en Sus promesas…

Pero también fue en ese tiempo y en ese lugar, como pudiste TRANSMITIR a los demás esas palabras de ánimo, consuelo y esperanza que a lo mejor tú estabas necesitando…

Fue un tiempo y un lugar en el que sentiste a Dios más cerca que de costumbre, ya que percibiste su voz…

Un tiempo en el que EXPERIENCIA VIVIDA y PERMITIDA por Dios te impulsaba a hablar con autoridad, por ser tú el protagonista de la situación…

Un tiempo en el que no aprendiste con los libros, sino que el mismo desierto fue tu aula de enseñanza…

Pudiste hablar de la FE, porque tu también estabas pasando por situaciones imposibles y difíciles de las que no veías nada de nada…

Pudiste hablar de la PACIENCIA, porque tu tambien estabas pasando por situaciones en extremo desesperadas…

Pudiste hablar del AMOR incondicional, porque tu también estabas enfrentando la indiferencia, la traición y el dolor ocasionados por personas que te dañaron; o que a lo mejor tu dañaste…

Pudiste hablar de VICTORIA, pues experimentaste situaciones de derrota total, pero en las que también aprendiste a luchar tus batallas en el nombre de Jesús…

Tanto que aprendiste…!!!

Pero además del aprendizaje obtenido, tu ahora no alcanzas a IMAGINAR a cuántas personas beneficiaste con tus experiencias vividas…

Ah…

Si pudieras conocer de cerca sus experiencias, verías que nada de lo que te aconteció resultó vano.

Como te podras dar cuenta, no fue un caso fortuito que Dios te haya establecido en ese lugar tan contrario a tus espectativas iniciales…

Un lugar al que fuiste a dar por circunstancias que aparentemente eran casuales, pero en el que te estaba reservado UN CRISOL de perfeccionamiento y a la vez una LABOR con alcances insospechados, pero que sí son una realidad HOY.

Ahhhh…

Los caminos de Dios…

Tan inescrutables.

SIN EMBARGO…

Llega un momento en el que Dios decide SACARTE de donde estas hoy…

Decide sacarte de esa tierra de cautiverio, en la que considera que has APRENDIDO LA LECCIÓN y que a la vez has CUMPLIDO CON UNA LABOR ESPECÍFICA allí con muchas personas en igual o peores condiciones que las tuyas…

Llega el momento en el que Dios mismo, se encarga de propiciar eventos FUERTES e INESPERADOS que te abren todas las puertas hacia lugares con más campo de acción para tí…

Momentos en los que NADIE SE OPONDRÁ a que atravieses las pesadas rejas en las que te sentías, aunque tales puertas hayan estado cerradas con máxima seguridad…

Momentos en los que vas con el bagaje de experiencias para llevarlos a otro lugar MUY FÉRTIL que ha sido preparado para tí…

Como podrás ver, en ningún momento fue en vano que estuvieras allí, aunque sí fue muy doloroso…

Ahora sí puedes continuar hacia otra faceta, pero con la asesoría continua de Dios.

Ahora llevas una experiencia incalculable que no te permitirá incurrir en errores pasados…

No habrá nada muy difícil que te parezca, porque el mismo Dios siempre te dará todo lo que necesites y su continuo respaldo…

Y cuando estés allí…

Cuando estés en ese lugar, jamás pierdas LA VISIÓN…

Jamás pierdas el objetivo fundamental por el que Dios ha decidido establecerte en ese NUEVO LUGAR que siempre anhelaste estar…

_________  ·   ·   ·  __________

YO CONOZCO TUS OBRAS; HE AQUI,
HE PUESTO DELANTE DE TI UNA PUERTA ABIERTA,
LA CUAL NADIE PUEDE CERRAR;
PORQUE AUNQUE TIENES POCA FUERZA,
HAS GUARDADO MI PALABRA,
Y NO HAS NEGADO MI NOMBRE.
Apocalipsis 3:8

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El escudo de la fe

Pastora Mercedes Paulí

Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Efesios 6:16

¡Ninguna flecha envenenada de duda debe perforar ese escudo!
«Creo en DIOS» significa: «rechazo creer en el diablo o en mi propio incrédulo corazón».

Y porque la mente es el punto más vulnerable al ataque, un yelmo bien ajustado ha sido provisto, el cual, si se lo lleva día y noche, dará amplia protección a los pensamientos.

¡SALVACIÓN!

Esa palabra en todas sus varias fases de significado cubre cualquier posible emergencia, y es el argumento irrefutable contra todas las mentiras del diablo.

¡SALVADO!  ¡LIBERTADO!  ¡REDIMIDO!  ¡DESATADO!

Y todo, a través de la Preciosa Sangre de Cristo…

Cuando esta bendita verdad es creída, es cuando el Espíritu Santo, puede usar la Espada de la Palabra de Dios y la predicación de la Cruz para partir el alma y el espíritu, y para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón. Él dará discernimiento para reconocer cuándo las sugestiones en la mente proceden del enemigo, fortalecerá al cristiano para decir ¡NO!

Al ser consciente el hijo de Dios, de las vilezas del diablo, ve la necesidad de oración y vigilancia constantes, no tan sólo para él mismo, sino para su familia, para toda la Iglesia, para todos los santos…

Él reconoce más plenamente su responsabilidad en relación con todo el Cuerpo de Cristo.

Y así todos juntos tomados de Su mano, edificarnos los unos a los otros para prepararnos para la gran cosecha que nos espera.

A Él sea toda la gloria.

Adaptado por Laura Cordero

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¿Existe el mal?

El profesor universitario retó a sus alumnos con esta pregunta: ¿Dios creó todo lo que existe?

Un estudiante contestó valiente: –Sí, lo hizo.

–¿Dios creó todo?

–Sí señor, respondió el joven.

El profesor contestó, «Si Dios creó todo, entonces Dios hizo al mal, pues el mal existe, y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros mismos, entonces Dios es malo».

El estudiante se quedó callado ante tal respuesta y el profesor, feliz, se jactaba de haber probado una vez más que la fe Cristiana era un mito.

Otro estudiante levantó su mano y dijo: –¿Puedo hacer una pregunta, profesor?

–Por supuesto, respondió el profesor.

El joven se puso de pie y preguntó: –¿Profesor, existe el frío?

–¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted no ha tenido frío?

El muchacho respondió: –De hecho, señor, el frío no existe.

–Según las leyes de la Física, lo que consideramos frío, en realidad es ausencia de calor. «Todo cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero absoluto es la ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor».

–Y, ¿existe la oscuridad? Continuó el estudiante.

El profesor respondió: –Por supuesto.

El estudiante contestó: –Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe.

–La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz blanca en los varios colores en que está compuesta, con sus diferentes longitudes de onda. La oscuridad no.

Un simple rayo de luz rasga las tinieblas e ilumina la superficie donde termina haz de luz. ¿Cómo puede saber cuan oscuro está un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en ese espacio, ¿no es así?

Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado para describir lo que sucede cuando no hay luz presente.

Finalmente, el joven preguntó al profesor: –Señor, ¿existe el mal?

El profesor respondió: –Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio, vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del mal.

A lo que el estudiante respondió:
–El mal no existe, señor, o al menos no existe por sí mismo. El mal es simplemente la ausencia de Dios. Es al igual que los casos anteriores, un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de Dios.

Dios no creó al mal.

No es como la fe o el amor, que existen como existe el calor y la luz. El mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus corazones.

Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando no hay luz.

Entonces el profesor, después de asentar con la cabeza, se quedó callado.

El joven se llamaba Albert Einstein.

Juan 8:12
Otra vez Jesús les habló, diciendo:
Yo soy la luz del mundo; el que me sigue,
no andará en tinieblas, sino que tendrá
la luz de la vida.

Lucas 11:35
Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay,
sea tinieblas.

Isaías 9:2
El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz;
los que moraban en tierra de sombra de muerte,
luz resplandeció sobre ellos.

Isaías 42:16
Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían,
les haré andar por sendas que no habían conocido;
delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz,
y lo escabroso en llanura. Estas cosas les haré,
y no los desampararé.

Daniel 2 21-22
Él muda los tiempos y las edades; quita reyes,
y pone reyes; da la sabiduría a los sabios,
y la ciencia a los entendidos.
Él revela lo profundo y lo escondido;
conoce lo que está en tinieblas, y con Él mora la luz.

Lucas 1 78-79
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
Con que nos visitó desde lo alto la aurora,

Para dar luz a los que habitan en tinieblas
y en sombra de muerte; Para encaminar
nuestros pies por camino de paz.

Compartido en la red

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¿Y si no tengo sueños?

“La energía de los sueños proviene de la actitud, motivación y el deseo de solucionar los problemas”.

Recientemente recibí un comentario  de una joven donde cuestionaba “¿y si alguien no tiene sueños o no puede soñar? Honestamente no creo que nadie no tenga sueños, todos tenemos deseos, todos anhelamos, todos queremos lo bueno para nuestras vidas, todos pueden soñar.

La pregunta que debo hacerme es ¿Cuándo deje de soñar? ¿Cuándo perdí esa capacidad de volar?

Son muchos los factores que nos llevan a perder nuestros sueños o esa capacidad de soñar, puede ser la autoestima muy baja donde pensamos que eso no es para nosotros. Puede ser la falta de confianza en nosotros mismos producto de nuestras inseguridades recibidas en el hogar o en la escuela. Puede ser la desilusión cuando alguien en quien confiamos nos falló, ya no quiero soñar. Puede ser la ansiedad, el estrés y hay otro enemigo conocido como el pesimismo, que a su vez es conformista  y cuya palabra preferida es “imposible, no se puede lograr”. Estos factores y especialmente el pesimismo te desaniman y pierdes esa capacidad de soñar, no quieres soñar porque temes que no se dé y te dices a ti mismo “mejor no soñar que fracasar.” Y los mas “espirituales” se dicen: “creo que esta es la voluntad de Dios”. Perdemos el sueño cuando perdemos la esperanza.

¿Puedo volver a soñar? Claro que puedes volver a soñar. Los sueños se construyen de la esperanza. Tu puedes comenzar a soñar con la felicidad en tu matrimonio, puedes comenzar a soñar con la carrera que querías graduar, soñar con lograr, con tener, con hacer, son tantos los sueños que puedes hacer una gran lista de las cosas que te gustaría ver en ti y en los tuyos antes de morir. Cada uno de tus sueños aun incluyendo ser el mejor esposo, el mejor padre, el mejor amigo, son válidos e importantes.

Me encanta la definición de John C. Maxwell en su último libro ¡Vive tu Sueño! “Un sueño es un cuadro inspirador del futuro que infunde energía a tu mente, voluntad y emociones, facultándote para hacer todo lo que puedas para lograrlo”.

Nunca pierdas la esperanza, busca las cosas que quieres y trabaja por ellas. Pregúntate: ¿Qué es lo que realmente quiero en la vida? ¿Cuáles son las cosas que valen la pena luchar en la vida?

“No hay nada como un sueño para crear el futuro” Víctor Hugo

Una vez  que has descubierto lo que quieres, es importante que te hagas las preguntas correctas para pasar a la acción y así detener el autosabotaje que muchas veces te haces, haciendo que tus sueños no se hagan realidad.

“No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.” Rom.12:2 (NVI)

No te amoldes a las palabras y juicios de la gente que te dicen que es imposible, que no lo vas a lograr, que eso no es para ti, cambia de actitud y renueva tu mente con lo que Dios dice que eres y lo que Él tiene para ti. Motívate para soñar, para soñar en grande, para ser el mejor, para dejar una huella en las personas que amas. Recuerda que todos los problemas se hicieron para ser resueltos, así que no te detengas y dale vida a tus sueños.

Hoy es el mejor día para volver a soñar. En amor y liderazgo,

Pedro Sifontes
Coach Personal
info@liderazgocreativo.com
http://www.liderazgocreativo.com

Publicado en renuevodeplenitud.com

Mamá, me tengo que disfrazar de diablito…

Juan Elías Vázquez

Muchos padres cristianos que tienen niños en la escuela se ven forzados en estos días a contestar una pregunta aparentemente sencilla: “¿Qué tiene de malo?”. Eso preguntan los maestros a las mamás preocupadas por tener que disfrazar a sus hijos o cooperar para la ofrenda de Día de Muertos en la escuela.

Habrá, incluso, padres de familia cristianos que efectivamente no vean ningún inconveniente en disfrazar a sus hijos o dejarlos que participen de las ofrendas. Sin embargo, ese no es el problema más grave que enfrentan los hijos de Dios en esta época. Lo verdaderamente delicado –para todos- es que por estas fechas el mundo civil abraza sin ninguna clase de escrúpulo una celebración oscura y pagana cuyos orígenes se pierden en el pasado remoto.

Primero se cristianizó la celebración céltica llamada Samhain, que significa “el fin del verano”. La festividad tenía verificativo el primero de noviembre, cuando los druidas (especie de sacerdotes de dicha cultura) sacrificaban un caballo en agradecimiento por la cosecha a los dioses y a los muertos, pues se tenía la creencia que la abundancia de las entrañas de la tierra era suscitada por el trabajo de los difuntos a favor de sus familiares vivos. Había que agradecerles esa labor indispensable y honrarlos con los primeros frutos de la siega.

Este creencia ancestral perduró en Europa hasta bien entrada la era cristiana. Fue en el año 610 cuando el papa en turno, Bonifacio IV, determinó que el día de muertos pagano debía cristianizarse. Así nació el Día de Todos los Santos, en honor de los “santos mártires” que en otro tiempo dieron la vida por Cristo. Pero fue Gregorio III, en el 834, quien fijó el primero de noviembre como la fecha de la celebración. En Inglaterra se llamó a esta fiesta All Hallows o Halligan, de donde se originó la palabra compuesta Hallowe`en, es decir, Eve of All Hallows (“Víspera de Todos los Santos”).

Para los antropólogos y para la sociedad en general las fiestas del primero y dos de noviembre son de lo más colorido y deseable. El dulce de calabaza con leche, el pan de muerto, las calaveritas de azúcar, la vistosidad de las ofrendas y los versos irreverentes con que los mexicanos se ríen de la muerte forman un todo que da lustre y cultura a estos días. Por eso para el mundo nuestras tímidas precauciones y recatos tienen mucho de incomprensión y ridiculez.

La investigadora mexicana Teresa E. Rohde escribe, en un estupendo libro llamado Tiempo Sagrado (1990, pág. 143), que “la celebración del Samhain marcaba el inicio del año tradicional para los celtas y también, debo ahora advertir, para las brujas, quienes celebraban las cuatro festividades mayores que quedaron mencionadas en el capítulo referente al Año Nuevo y que ahora repetiré: Samhain o Hallowe`en, Candelaria o la Fiesta de la Purificación llamada también Oimelc en celta, Beltane o Walpurgis, gran festival de fertilidad, y la Fiesta de los Panes llamada Lughnasad o Lammas”.

Por nuestra parte, tenemos que decir que por estas fechas, cuando incluso los días se hacen más cortos y fríos, afloran expresiones “populares” que ofenden la santidad de Dios y atentan contra la fe de los cristianos. Para el caso, hablemos del Día de Muertos que señala la tradición mexicana. Una velada sepulcral en que se cree que los difuntos regresan a visitar a sus familiares. Los que mantienen tal creencia pasan la noche en los cementerios rezando, bebiendo, comiendo, cantando y llorando a sus seres queridos. Solícitos, les llevan comida y bebida, y colocan sobre la tumba flores “ígneas”, como el cempasúchil, para que su luz guie a los muertos en su viaje de regreso por las oscuridades del inframundo.

Sabemos que los muertos no regresan, no pueden, es imposible que puedan salvar el abismo que los separan del mundo de los vivos (leer el capítulo 16 del Evangelio de San Lucas). Los difuntos no regresan ni siquiera por mediación de una pitonisa o médium, como también se conoce (1º Sam 28:7). Podríamos, entonces, decir que la creencia es una total superchería y que durante la noche de Todos los Santos no pasa absolutamente nada.

Bueno, pues las brujas (que aun en la actualidad siguen conmemorando el Samhain) y los ocultistas en general, toman muy en serio esta noche. Lejos del alcance de nuestra vista, al amparo de la oscuridad, ocurren sucesos muy inquietantes que preferimos ignorar. Lo peor de todo, es que millones de personas secundan, sin saberlo, la honra a la muerte y a las huestes espirituales de maldad que pululan en las regiones celestes.

Tenemos que decir que  tiene mucho de malo participar de cualquier manera en estas festividades; comiendo de las ofrendas, disfrazándose de duendes o “diablitos” y acudiendo a los famosos Halloween, por ejemplo.

El apóstol Pablo refiere a los corintios las siguientes palabras, a propósito de las ofrendas a los ídolos:

“Antes digo que los que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios” (1ª Cor 10:20-21).