LA ENTREVISTA
Abner Chávez
Luces… cámara… acción! En un contexto de millonarios intereses cinematográficos, una sucesión de cuadros, 64 por segundo para ser exactos, envía a la pantalla grande un mensaje de salvación. La escena provoca un nudo en la garganta. En medio de la tristeza, la desesperación, la muerte y el pecado, la verdad del Evangelio de Jesucristo surge gloriosa para resolver la situación, la crisis, lo que parece no tener remedio.
Este es el esquema que se repite en las películas de Paco del Toro, quien el 28 de septiembre (2007) estrenó su tercer largometraje La Santa Muerte. Todo favor tiene un precio.
“Hacer cine que hable de Dios no es común”, aclara. “A lo más a lo que ha llegado la cinematografía es a una bonita moraleja. Pero la moraleja no tiene poder para darnos herencia con los santificados. La Palabra de Dios, sí. Ese es el motivo de este ministerio. Ese es el objetivo de mi vida, el predicar el Evangelio de Jesucristo.
“Cuando me pongo a escribir, antes ayuno, oro. Y digo: ‘Señor, ayúdame. Qué tema quieres que escriba’. Porque puede haber un millón de temas. Pero cuál es el que Tú quieres. Dios elige los temas. Literalmente Dios elige los temas. Y me los confirma y los reconfirma. Me lo dice muchas veces a través de testimonios, visiones, sueños, a través de profetas. Comprobadísimo. Todos los temas, te repito, yo los hago con la guía de Dios”.
Con prodigios engañosos
La Santa Muerte, producida por Armagedón, trata de un asunto que se ha puesto de moda en el país. Dos millones de personas son seguidoras de la Niña Blanca, como también se le conoce.
“Este tema es muy fuerte, porque detrás de la llamada santa muerte, está Satanás, quien hace los milagros porque tiene poder, pero luego se los cobra. Por eso es el subtítulo de la película ‘Todo favor tiene un precio’. O sea, paga chocolate y después paga lo que debes.
“Yo creo que la gente que no es adoradora y vaya a ver la película le va a quedar clara la victoria que obtuvo Jesucristo sobre la muerte, sobre Satanás, sobre el mundo, sobre el pecado. La película predica la victoria de Jesucristo sobre todo lo anterior y muy especialmente sobre la muerte. Pone de manifiesto que atrás de este ídolo está Satanás quien es el que hace los milagros y prodigios engañosos, y que luego se los quiere cobrar”, reseña Del Toro.
En todas sus películas da un mensaje explícito de salvación. Siempre hay un instrumento de Dios. Puede ser un niño, una sirvienta, un compañero de trabajo, un barrendero. Como es en la vida real. “Eso es lo que yo quiero hacer en mis películas y lo busco. Que te den el mensaje de una manera casual. Porque si lo haces de una manera muy un pastor, muy ceremonioso, porque aquí dice San Juan. Eso lo rechaza la gente. Tiene que haber una historia cotidiana, que en un momento dado, preciso, oportuno, salga la palabra como cuchillo en mantequilla. Porque si no es así, lo ven forzado, aun cuando sea un niño”.
–¿Desde cuándo crees en el Señor? ¿Cómo te convertiste?
–Dios tuvo misericordia de mí en febrero de 1979, cuando estaba preso en drogas, fornicaciones y vanidad, sin hallarle sentido a la vida, pero alguien me habló de Jesucristo, pero no de una manera religiosa, no san Juan 3:16, sino me lo presentaron como un revolucionario, como un hombre que tuvo los pantalones de meterse al templo y voltear las mesas, como alguien que tuvo entereza, que afirmó su rostro para ir a Jerusalén, sabiendo a qué iba. Y me identifiqué con él. A partir de ahí mi vida empezó a cambiar.
Ese encuentro me llevó en un principio a predicar en los reclusorios. Iba a diario. Hasta que se llegó el momento de Dios de conjuntar las circunstancias propicias para formar este ministerio, para el cual yo no moví el dedo más pequeño. Yo lo único que hice fue obedecer. Dejé mi carrera. Él me dijo ‘Tú ve a los reclusorios y vive por fe. Tú tienes que aprender a vivir por fe. Yo te voy a mantener, yo te pago’. Fue un aprendizaje maravilloso y que sigo experimentado.
Y claro que me sirvieron mucho esas enseñanzas para hacer lo que ahora hago, si no, no me aventaría. Si yo no hubiera aprendido a confiar en la ilimitada capacidad de Dios para suplir mis necesidades, yo no haría esto. Porque hacer cine es carísimo. Hablamos de millones de pesos. Entonces, yo ando por fe y no por vista. El ministerio tiene casi 20 años. El RFC es de 1989, pero nosotros empezamos en 1988 a filmar.
Claro que mis experiencias se reflejan en las películas. El desterrado es mi experiencia de predicar siete años en el reclusorio. Ahí estoy muy identificado porque yo iba diario. Un día al oriente, otro a Santa Martha, otro al de la mujer, otro a Texcoco, otro a la Romero Rubio. Conozco muy bien la carrilla del diablo. Y al enemigo le conozco muy bien las espaldas cuando va huyendo en el nombre de Jesús.
Un largo proceso
El proceso cinematográfico es muy caro y muy largo. Se invierten algo así como 20 millones de pesos. Primero se escribe el guión, luego lo preproduces. El escribir te lleva varios meses, porque como te digo hay que investigar. Es un arte escribir. Y una vez que ya está el libreto, yo lo presento en la oficina de arriba, a la del Jefe, y el Rey de Reyes es quien lo aprueba.
Luego viene la preproducción, que es la preparación de la película, que es contratación de actores, maquillistas, iluminadores; búsqueda de locaciones; permisos; contratación de equipo, de alimentación, etcétera.
Luego ya viene la producción, que es en sí la filmación, que dura dos meses, dos meses y medio máximo, pero muy intenso, en el que duermo en promedio tres horas, si bien me va. Es levantarse a las cinco de la mañana, salir, trabajar todo el día y a veces acostarse a la una o dos de la mañana.
Y luego viene el proceso de postproducción, que es la edición, musicalización, los efectos especiales. Y luego viene el proceso de distribución, que es en el que estamos ahora (mediados de agosto de 2007), promocionando. Se va a estrenar sólo en México. Después de que se estrene en México se va a 15 países de América Latina.
Ya en las salas, lo que determina la permanencia de una película es el rating, la cantidad de personas que pagan su entrada para ver la película. Y eso se mide cada semana. Todas las películas se estrenan el fin de semana. Pero el primer fin de semana es de vida o muerte para la película. Yo siempre les aconsejo vayan el fin de semana, porque si no la quitan. Cada lunes ellos planifican: a ver, cuáles son las peores películas. Estás siete, pues van para afuera y metemos otras nuevas. Al siguiente fin de semana, lo mismo. Lo duro de esto, del que aguanta, como aguantan las películas que hacemos, gracias a Dios, que duran 12 a 14 semanas. Una película con éxito dura seis, siete semanas. Para que te des una idea. Luchas contra películas exitosas, que se quedaron en cartelera y contra estrenos.
El mensaje llega a millones
–Hay muchos cristianos que no entienden esto de las películas, los medios masivos.
–Yo creo que hoy por hoy el utilizar los medios de comunicación es básico. Porque a través de los medios de comunicación, prensa, radio, cine, televisión, internet y lo que venga, te garantiza que el mensaje llega a millones de personas. Y la Biblia dice que la Palabra de Dios no regresa vacía, que uno siembra, otro riega y el crecimiento lo da el Señor. Tener esa visión es cerrarse a la tecnología moderna. El fundamento es el mismo: conoce el Señor a los que son suyo y apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. Y Jesucristo es el fundamento y nadie lo va a cambiar.
Yo creo que Dios usa hasta las mulas. Pregúntale a la burra de Balam y eso que no estudió en ningún seminario. Dios utiliza a todos. Yo creo que el tratar de encasillar a Dios, no es correcto. Yo siempre he dicho que Dios tiene sin-cuenta formas de obrar. O sea, innumerables.
–Hay cristianos que cuestionan, precisamente, que uses actores no cristianos en tus películas…
–Yo lo que digo es que lo que Dios limpió no lo llamen común e inmundo. Esos es hablar a la ligera. En Cristo Jesús hay un llamamiento no sólo para ellos que están en Cristo, sino para todos, hasta para los satanistas: los ama y los está esperando con los brazos abiertos. Entonces se me hace una visión muy corta. Y ojo, porque muchos actores se han convertido estudiando un guión, aunque esa no es la visión, llegar a una sola persona, sino que el mensaje del Evangelio penetre en millones de personas.
Y como te dije al principio, es Dios quien escoge a los actores, se ora por ellos. Por supuesto hay un prototipo. El cine es de prototipos y yo soy un profesional. El actor tiene que dar la facha, la fecha y la ficha. Pero Dios los trae. Yo le digo, Señor, si esta es tu voluntad, que venga, si no, pues trae a otro, al adecuado.
Lo único que sé es que las cosas de Dios se tienen que hacer en el Espíritu de Dios, con la unción de Dios, a la manera de Dios, en el tiempo y en la fortaleza de Dios. ¿De qué otra manera le puedes hacer?
En la última pregunta de la entrevista, “¿cuándo va a concluir este ministerio?”, a Paco del Toro se le hace un nudo en la garganta. Por unos segundos, el director y productor guarda silencio. Se le ve conmovido y se asoma furtiva una lágrima antes de que afirme, categórico, que piensa dejar de hacer películas con mensaje cristiano hasta que Dios lo llame a su presencia.
Luego de una breve pausa, Paco del Toro vuelve a la desenvoltura que lo caracteriza.
Claro, mira. Es hasta que Dios me llame a su presencia o hasta que él me cambie la señal. Quizá me diga: ‘Regrésate a los reclusorios” o “Ve a predicar a los camiones”. Porque yo empecé a predicar en los camiones. Yo he entendido a lo largo de 28 años que no hay nada más sabio que pueda hacer un hombre que estar en el centro de la voluntad de Dios. Yo quiero, creo y confieso que los mejores años en el servicio para Dios están por venir. Decirlo es muy fácil, pero hacerlo implica un renunciamiento, implica una consagración, un compromiso.
Publicado en La Voz del Amado, Año I, Número 4, septiembre 2007.
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