Escudriñando las sendas antiguas en un mundo posmoderno

 Por Olga Miranda 

“Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres”. 1 de Corintios 15:19 

Jamás nos habíamos enfrentando a una peste como el Covid 19, la cual ha cobrado la vida de más de 20 millones de personas en el mundo. En México van más de 54 mil muertos a causa de este virus. 

Hoy experimentamos muchos cambios a nivel social. Las familias no pueden abrazarse ni saludarle como antes, porque debemos guardar sana distancia; en política, los países más poderosos económicamente dictan las normas y reglas a seguir a nivel global; en salud pública, nos enfrentamos a un virus desconocido y la vacuna aún está en fase de experimentación. 

Llevamos más de 160 días de pandemia y hemos sido testigos de una gran aflicción y desolación en numerosas familias que han perdido a uno o a varios integrantes. Pero, ¿qué pasa con los que hemos creído en el Señor Jesús como nuestro Salvador? ¿Qué sucede con los cristianos que han fallecido? ¿Cuál es la esperanza del cristiano frente a esta pandemia? 

En esta ocasión quiero compartirles una serie de relatos bíblicos que nos deben dar una luz de esperanza y una fe inquebrantable. 

¡Maranatha! 

“Maranatha” es una palabra aramea que significa ¡Nuestro Señor viene! 

De acuerdo con los relatos bíblicos de los evangelios del Nuevo Testamento nos cuentan que la primera venida del Señor Jesús a la tierra fue en Belén hace más de dos mil años. Desde ese día, el Señor Jesús llegó para siempre, desde el punto de vista de la eternidad, porque para Dios todo es un eterno presente. 

En su primera fase, el Señor Jesús mismo citó en la sinagoga de Nazaret la profecía de Isaías 61: 1 y 2. 

1  “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová…» Aquí el Señor Jesús hizo una pausa y cerró el libro. Así lo relata el evangelio de Lucas 4:20 y 21. 

20 “Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”. 

Pero el profeta Isaías hace una referencia a la segunda venida de Cristo y lo podemos leer en el versículo 2, donde dice: … “y el día de venganza del Dios nuestro”. Isaías ya lo había visto proféticamente hablando. Habla de un día posterior. 

El día de Cristo comenzó con la venida de Jesús, de la que decimos ser su primera venida aquí a la tierra, pero ante los ojos de Dios, la primera y segunda venida es un todo. 

Nosotros los humanos estamos limitados por el tiempo, siempre hablamos del pasado, del presente y del futuro, pero para Dios no existe el tiempo, porque Dios es eterno. 

Tres hechos importantes para creer en el arrebatamiento de la Iglesia 

Aparte del hecho histórico de la salvación de la humanidad, existen tres hechos que nos indican que pronto volverá el Señor Jesús por su iglesia y que se cumplirán todas sus promesas que dejó para todos aquellos que en Él creen. 

Primer hecho 

El sufrimiento de Cristo no fue un sufrimiento pasivo, sino una poderosa conquista: la  sumisión del príncipe de este mundo, es decir, del diablo que tanto mal ha causado en el mundo. 

El señor Jesús antes de ir al Gólgota dijo en Juan 14:30 “No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí”. 

Jesucristo ha vencido al príncipe de este mundo, por su muerte y resurrección. Luego ascendió el cielo con la finalidad de dejarle al mundo un tiempo de gracia para creer (o no) en Él y sus grandes promesas. 

Pero después del sufrimiento de Jesús aún debe revelarse la gloria, como dice en 1 de Pedro 1:11: “… los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos “, es decir, la gloria de la unión de Jesucristo con su novia, la Iglesia, Así lo expresó en Juan 17:14 “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo”. 

Segundo hecho 

Otro hecho que nos da certeza de que Jesús volverá es su resurrección. La venida del Señor Jesús en las nubes del cielo será la triunfal confirmación, o sea, la consecuencia de su resurrección. El apóstol Pablo coloca el retorno de Jesús en 1 de Ts. 4:14, 16-17 «Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras». 

Hay una esperanza para el cristiano en el momento que el Señor Jesús aparezca en las nubes del cielo y los muertos resuciten y nosotros, los que hayamos quedado, seamos transformados; la muerte será completamente ignorada. Con el regreso de Cristo acontecerá el arrebatamiento de la Iglesia de este mundo por medio de un viaje relámpago espiritual. 

Tercer hecho  

Mucha gente se pregunta, pero cómo saber que el Señor Jesús volverá, pues la verdad está en su propia Palabra. El apóstol Pablo lo dice explícitamente en 1 de Ts. 4:15: “Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron”. 

Por esta causa es tan importante que nosotros, como hijos de Dios, nos ocupemos con la palabra profética. Sólo debemos estar atentos a las señales de los tiempos y obedecer a Dios. 

 Recordemos que cuando el Señor Jesús resucitó, los discípulos de Emaús, según relata el evangelio de Lucas, estaban tristes y abatidos. De repente iba Jesús con ellos, pero ellos no le reconocieron. ¿Y saben por qué? Porque sus ojos terrenales estaban impedidos de poder reconocerle. Porque aún no tenían un cuerpo glorificado. 

Ellos relataron al extraño cómo su Señor había sido crucificado. ¿Y qué hizo Jesús entonces? Les dijo: sí, pero yo soy el resucitado, aquí estoy.  Veamos el relato en Lucas 24: 25-27 

«Entonces Jesús les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!  ¿No era necesario que el Cristo padeciera todas estas cosas y entrara en su gloria? Comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras». 

Entonces cuando los discípulos le reconocieron, Él desapareció de su vista. Pero saben, estimados lectores, esto fue una prueba fehaciente de que el Cristo resucitado estaba presente, de acuerdo con  estos hechos narrados en los evangelios. Por ello, la exhortación es que le creamos a Jesús y sus promesas. Hoy día tenemos la certidumbre de que Él viene pronto. 

¡Dios les bendiga! 

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