Las piedras hablan de la Palabra de Dios
¿Por qué creemos que la Biblia es la Palabra de Dios?
Por Olga Miranda
Muchas personas se preguntan quién escribió la Biblia. ¿La ciencia puede ayudarnos a responder esas dudas?
Existen muchas ciencias que estudian nuestro mundo, como biología, antropología, astronomía, historia, matemáticas, medicina, arqueología, etcétera.
La antropología es la ciencia que estudia al ser humano de forma integral. El antropocentrismo es una doctrina que considera al hombre como centro del universo. El hombre, al sentirse el centro del universo siempre ha buscado explicaciones en la naturaleza sobre un ser superior, porque siempre se ha hecho preguntas existenciales: ¿De dónde vengo? ¿Quién me creó? ¿Hacia dónde voy?
Ahora analizaremos el punto vista antropológico, porque hay evidencias científicas de la existencia de la Palabra de Dios.
La antropología analiza tanto los aspectos físicos como las manifestaciones socioculturales de distintos grupos y en distintos periodos.
Principales ramas de la antropología:
- Antropología biológica o física. Se encarga de entender cómo los seres humanos nos hemos adaptado a diferentes entornos.
- Antropología cultural o etnología. Explora cómo la gente de diferentes lugares vive y entiende el mundo.
- Antropología lingüística. Las distintas formas de establecer comunicación que existen entre los seres humanos.
- Arqueología. Analiza los objetos, materiales, herramientas y construcciones que la gente ha hecho a lo largo de la historia y en distintos lugares.
Arqueología en Israel.
Los rollos de Qumrán o manuscritos de las Escrituras
Entre 1947 y 1956 se hallaron miles de fragmentos de manuscritos en pergamino y papiro en once cuevas del desierto de Qumrán, hoy Cisjordania, Palestina, cercano al mar Muerto.
Un joven beduino por casualidad los encontró en unas cuevas. El pastor no tenía idea de lo que había encontrado al ir por una cabra extraviada. Los manuscritos se guardaban en forma de rollo y se habían depositado en el interior de tinajas para preservarlos. En aquellos mismos años se llevaron a cabo excavaciones arqueológicas en Qumrán, un conjunto de ruinas ubicado a 35 kilómetros al este de Jerusalén.
La colección de rollos ha proporcionado mucho material que facilita la reconstrucción de la historia textual del Antiguo Testamento. Entre ellos se encuentran textos de Samuel, Levíticos, Salmos y otros.
Ruinas de Jericó
Jericó es hoy por hoy un oasis verde gracias a sus fuentes de agua potable en el Valle del Jordán, a unos 30 kilómetros al este de Jerusalén, a 7 Km. al oeste del río Jordán, a 10 Km. al norte del mar Muerto. La ciudad de Jericó es la más antigua del mundo y data de unos 10 mil años.
Esta antigua urbe fue derruida y reconstruida hasta 23 veces, según los historiadores, con el paso de grandes figuras como Alejandro Magno, Herodes el Grande o los grandes califas árabes o turcos.
Existe un texto que refiere a esta ciudad en Josué 6:26. “En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas”.
El poder de esta maldición iba a herir con todo ímpetu a Hiel de Bet-el, cuando reconstruyó Jericó, que pertenecía en aquel entonces al reino de Israel.
Tumba del rey David
La Tumba del rey David está situada en el Monte Sión, a las afueras de las Murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
David fue rey de los israelitas, quien de joven luchó contra el gigante Goliat, compuso muchos de los Salmos y fue padre de Salomón.
1 Reyes 2:10. “Y Durmió David con sus padres, y fue sepultado en su ciudad”.
La ciudad de David se le decía a la parte que David había conquistado de los jebuseos. En aquel entonces, Sión estaba donde hoy se encuentra la tumba de David, afuera de los muros de la ciudad.
Una mención de las sepulturas de David que nos puede ayudar se encuentra en Nehemías 3: 13-16, donde se describe la construcción de los muros de la ciudad y se enumera como marcas de ubicación las puertas del Valle, del Muladar, del Manantial, como también el estanque de Siloé, el jardín de Rey y las escalinatas que desciende de la Ciudad de David.
Muro de las lamentaciones
El muro o pared era muy común en tiempos bíblicos, y era levantado para proteger las viñas y los campos cultivados para rodear las casas y las ciudades. (Véase Génesis 49:22, Isaías 5:5, 9, Deuteronomio 3:5).
En el Antiguo Testamento, los muros de Jerusalén tenían torres y puertas. En tiempos de guerra, los arqueros disparaban desde las torres y desde los muros echaban piedras sobre los atacantes.
El lugar más sagrado para los judíos en la Jerusalén moderna es el Muro de las Lamentaciones. Creen que formaba parte de los cimientos del Templo de Salomón y que encerraba el Lugar Santísimo.
Arquitectónicamente, el Muro de las Lamentaciones se eleva unos 17 a 18 metros por encima de una explanada que mide 27 metros de largo y está ubicada entre el área del templo y la ciudad propiamente dicha.
El 6 de junio de 1967, (en la llamada Guerra de los Seis Días) cuando el ejército israelí recapturaba la antigua Jerusalén, su primera acción fue tomar el Monte del Templo e inmediatamente después dirigirse hacia esta muralla occidental.
El primer soldado israelí dijo: ¡Puedo ver el muro occidental!, entonces sus compañeros corrieron para tocar y besar las sagradas piedras. Otros al llegar al muro lloraron tal como su pueblo lo había hecho durante tantos siglos. Posteriormente, hicieron una oración en hebreo y tocaron el shofar.
Después llegaron hasta el lugar el general Moshe Dayan, el primer ministro Eshokol y otros miembros del gabinete y se regocijaron en el Muro de las Lamentaciones. Casi dos mil años pasaron para que Israel volviera a tener este muro bajo su dominio. Se cumplió así una de las profecías bíblicas y el mundo fue testigo.
La piedra del sacrificio
Se cree que el altar del holocausto en el templo de Salomón fue levantado sobre la roca de Moriah, lugar donde Dios ordenó y detuvo el sacrificio de Isaac. Hoy en día, éste ocupa el centro de la mezquita árabe, conocida como la Cúpula de la Roca.
De acuerdo con el historiador judío del primer siglo D.C. Josefo Flavio, el templo se encontraba sobre el punto más alto del monte.
El autor de la Biblia
Dios es el autor de las Sagradas Escrituras. Las verdades reveladas por Dios que contienen las Sagradas Escrituras se consignaron por inspiración del Espíritu Santo.
Dios ha inspirado a los autores humanos en los libros sagrados. Esos hombres usaron todas sus facultades y talentos, pero inspirados por Dios. Los escritores usaron su propio idioma para que toda la humanidad pudiera conocer a Dios.
2 Timoteo 3:16 “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”.
La Biblia es útil para enseñar, es decir, para enseñar la voluntad de Dios y creer en Jesucristo hasta que Él venga; para redargüir, para convencer a los hombres de la verdad. Para corregir, es decir, para restaurar las cosas y poner en orden las ideas erróneas y para instruir en justicia, quiere decir para comunicar todo el conocimiento acerca de Dios y educar a la humanidad.