Escudriñando las sendas antiguas en un mundo posmoderno

Archivo para enero, 2021

Dios es el aliento de vida

(Segunda parte) 

Por Miguel Miranda Pérez 

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”. Génesis 2:7 

Cuando el aliento de vida que se convirtió en el espíritu del hombre, entró en contacto con el cuerpo del hombre, Dios puso el espíritu dentro del armazón que es el hombre interior, Zac. 12:1, “… Jehová, que extiende los cielos y funda la tierra, y forma el espíritu del hombre dentro de él”, es decir, le colocó energía, fortaleza, un viento, un soplo, aliento de vida en su nariz derivado de Dios, que depende de Dios, sólo se emplea para indicar la parte inmaterial  de los hombres, o sea, la parte de la inmortalidad, eso no puede morir porque le pertenece a Dios. 

Dios creó el cuerpo del hombre del barro de la tierra amarilla o rojiza, como de los animales, la expresión antromórfica, y le inspiró y le sopló, ese es el aliento en su nariz. 

Isaías 2:22 “Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz…” 

Job 33:4 “El espíritu de Dios me hizo. Y el soplo del Omnipotente me dio vida”. 

Por lo tanto, tiene un espíritu inmortal, un espíritu incorpóreo, de modo que el hombre vino a ser un alma viviente. 

Del mismo modo, se nos dice que Dios formó el espíritu del hombre dentro de él, dentro de su naturaleza, con su poder de creación, de donde a Él se le llama Dios de los espíritus, de toda carne. Núm. 16:22. “Ellos se postraron sobre sus rostros, y dijeron: Dios, Dios de los espíritus de toda carne…”. 

El hombre tiene un ruah, palabra que viene del hebreo y significa “espíritu”, y  un pneuma, que viene del griego que significa “aliento” y spiritus del latín que significa “soplar”. Así formó Dios al ser humano y es racional, sin límite, para la constante aplicación de sus capacidades. 

El pneuma es la parte más noble del hombre y ocupa un área más profunda de su ser, el cuerpo es lo más natural, porque está en un contacto con la materia. 

¿Qué es la tricotomía? 

El espíritu humano comprende tres partes, véase 1 Ts. 5:23. “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. 

El ruah o pneuma es la parte mediante la cual nos comunicamos con el Dios eterno e infinito, que así podemos percibir y adorar a las tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, como nos habla de nuestra relación con Dios, al espíritu se le llama el elemento que tiene conciencia de Dios. 

Primero, la conciencia es el órgano que discierne, distingue lo bueno y lo malo. Sin embargo, no lo hace por medio de la influencia del conocimiento almacenado en la mente, sino con un espontáneo juicio directo. 

A menudo nuestro razonamiento justifica lo que nuestra conciencia juzga. El trabajo de la conciencia es independiente y directo, pues no se somete a las opiniones del exterior. Si el hombre obra mal, la conciencia levantará su voz acusatoria. 

Segundo, la intuición es el órgano sensitivo del ruah y pneuma humano. Es tan diametralmente diferente del sentido físico y del sentido anímico que se le llama intuición. La intuición conlleva, una sensibilidad directa independiente de cualquier influencia exterior. Ese conocimiento que nos llega sin ninguna ayuda del pensamiento de la emoción o la voluntad es intuitivo. “Sabemos” por medio de nuestra intuición, y nuestra mente nos ayuda a “comprender”. Las revelaciones de Dios y todos los movimientos del Espíritu Santo son perceptibles para el creyente a través de la intuición. 

En consecuencia, un creyente debe tener en cuenta estos dos elementos: la voz de la conciencia y la enseñanza de la intuición. 

Tercero, la comunión es la adoración a Dios, los órganos del alma son incompetentes para adorar a Dios. No podemos percibir a Dios con nuestros pensamientos, sentimientos o intenciones, porque únicamente podemos conocerle directamente en nuestro espíritu. Nuestra adoración a Dios y la comunicación de Dios con nosotros se llevan a cabo directamente en el espíritu humano, tiene lugar en “el hombre interior”. 

Así pues, podemos concluir que estos tres elementos de la conciencia, la intuición y comunión están profundamente interrelacionados y funcionan coordinados.  

Conclusión 

Estimados lectores cada uno de nosotros tanto el hombre como la mujer somos instrumentos, siervos de Dios, todos debemos adorar al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo, o sea, la tricotomía divina, con alabanzas y oraciones. Incluidos los niños, los jóvenes y las señoritas debemos orar con el espíritu del hombre porque tiene una naturaleza divina que Dios puso dentro del cuerpo. 

Debemos estar con armonía, con nuestro ser y cuerpo, alma y espíritu para que tengamos una relación y una comunicación con Dios. De esta forma Dios vendrá a vivir en una habitación que es nuestro cuerpo y en nuestro corazón para siempre. 

Provenimos del polvo de la tierra

(Primera parte)   

Por Miguel Miranda Pérez 

Introducción 

En nuestro bellísimo universo tan inmenso, tan infinito, con sus hermosas expansiones, con sus maravillosas estrellas y soles, todo el ámbito de la cosmología de los grandes cielos, también nuestro Padre Dios creó la tierra dentro del universo. La antropología, como ciencia, es el medio por el cual se puede contemplar primeramente a Jehová de los Ejércitos y, luego, la obra de la creación de Dios en nuestro universo. 

Dios creó la antropología del polvo de la tierra, que es el hombre, lo material e inmaterial. 

Antropología bíblica  

La antropología bíblica penetra más profundamente en los reinos de la moral, lo espiritual y lo eterno. 

La antropología bíblica, puesto que es una inducción y revelación divina, afirma verdades sumamente profundas, en relación con esos aspectos del hombre. 

Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Veamos Génesis 2:7. «Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente». 

Tricotomía de la antropología (hombre) 

La antropología es la rama de la historia natural que trata sobre la especie humana, así es parte de la biología, que es la ciencia de los seres vivos en general. Especialmente hablando del hombre. 

Vamos hablar de la primera tricotomía del ser del hombre material,  y el hombre proviene de la mano de su creador. 

La Palabra de Dios declara que Dios formó el cuerpo del hombre del polvo de la tierra. 

El origen del hombre es de una importancia inmensurable, puesto que de esa respuesta depende la estructura de la antropología. 

La palabra antropos proviene de un vocablo griego que significa hombre. Logía es discurso, tratado o ciencia. 

La palabra cuerpo proviene del hebreo basar, que significa carne. En griego soma que significa cuerpo o sarx

El cuerpo humano está representando por al menos 16 elementos de la tierra.  Entre los que podemos mencionar calcio, carbono, cloro, flúor, hidrógeno, yodo, hierro, potasio, magnesio, sodio, nitrógeno, oxígeno, fósforo, silicona, azufre, manganeso y cal. 

Los minerales vitales son calcio, hierro, potasio, magnesio, sodio, silicona. Todos estos minerales están presentes en el cuerpo humano en forma orgánica, constituyen cerca de seis por ciento del cuerpo. 

El resto del cuerpo está compuesto por agua, carbono y gases, sustancias que están en sus diversas combinaciones, las cuales constituyen -¡oh maravilla de la creación divina!- una gran parte de la tierra. 

El hombre es de la tierra terrenal.  Veamos 1 Corintios 15: 47, 48, 49. «El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial». 

Nuestra composición humana viene directamente del polvo de la tierra. Nuestro cuerpo procede de nuestros padres terrenales, la palabra carne significa cuerpo y la expresión padres terrenales se refiere de quien heredamos un cuerpo. 

Carne, refiriéndose a la parte blanda del cuerpo humano. Sabemos que está compuesto de carne, huesos y sangre. Toda carne en consecuencia “basar” o “sarx” se refiere a los seres humanos en su totalidad. 

Lo que nace de la carne es carne, así lo retomó y lo afirmó el Rey de Reyes y Señor de Señores, el Príncipe de Príncipes, el Verbo de los Verbos, así lo testificó nuestro Señor Jesucristo. 

¿Qué nace de la carne? Pues carne. El hombre por consiguiente es carne. 

¿De qué o de quién nació? Todo hombre de este mundo ha sido engendrado por padres humanos, por lo consiguiente, Dios de los Ejércitos, el Dios Padre, Jehová nuestro Dios, lo considera que es de carne, por eso el hombre es antropológico. 

Conclusión 

Amables lectores, hemos leído la Palabra de Dios. El cuerpo está compuesto de productos químicos, físicos y minerales, como también de agua y de tierra, sea gris, rojillo, amarilla o de barro o tepetate, etcétera. 

Estamos hechos de todos los elementos de la tierra. Dios formó el molde del lodo de la tierra. De estos elementos de la tierra formó un cuerpo. Dios lo usó para su servicio y también como un elemento del Señor Jesús. Somos terrenales, somos criaturas de Dios, somos hechura de Dios. Por eso concluimos que Dios nos hizo antropológicos.