Escudriñando las sendas antiguas en un mundo posmoderno

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¿Cuándo llegará la paz a este mundo?

Por Olga Miranda 

Con mucho respeto dedico este texto a la Comunidad Cristiana Restauración Neza, por enseñarme a perseverar en el Señor Jesús, pese a las adversidades 

¿Llegará algún día la paz al mundo en el que vivimos? ¿Dejará de haber guerras alguna vez?

El conflicto armado entre Rusia y Ucrania no es el único que actualmente se desarrolla en la tierra. Según ‘esglobal’, de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior, hay otras diez guerras activas en este 2022.  Son señales de los últimos tiempos. El Señor lo profetizó en Mateo 24: Habrá guerras y rumores de guerras.

Ese mismo capítulo enseña que Israel es el reloj profético para observar las señales y las profecías de los últimos tiempos escritas en la Biblia, las cuales se están cumpliendo ante nuestros ojos. 

Cuando el Señor Jesucristo venga por segunda vez, lo hará como el Mesías de los judíos, entrará en Jerusalén y se sentará sobre el trono de David. Cuando eso suceda, también habrá llegado la paz a Israel. Comenzará una nueva era, que las Sagradas Escrituras llaman el Milenio (el reinado de Cristo por mil años), en que todo el mundo será gobernado desde Jerusalén. Habrá llegado así la paz a todo el planeta Tierra.  

La barca del pueblo de Israel 

En su primeras venida hace dos mil años, el Señor Jesús anduvo entre su pueblo Israel e hizo milagros en abundancia. Veamos una historia narrada por el apóstol Juan, la cual nos enseña a tener fe en Jesús pese a las adversidades. 

En Juan 6:16 dice: “Cuando anochecía, sus discípulos descendieron al mar”.  

Aquí los discípulos estaban sin Jesús y, en este caso, es una figura profética para todo el pueblo de Israel. En esa barca, Jesús, con quien habían tenido una comunión maravillosa, y habían presenciado el milagro de los panes y peces, ya no estaba con ellos. 

Así como los discípulos de pronto estuvieron solos en el barco, del mismo modo, desde su partida, Él echó a Israel al mar de las naciones. 

A continuación dice de los discípulos en el versículo 17: “… entrando en una barca iban cruzando el mar hacia Capernaum. Y había oscurecido, y Jesús todavía no había venido a ellos”. 

Esta es la historia de Israel. La oscuridad que describe representa el tiempo de Israel sin su Mesías, el tiempo en el cual Él no ha regresado a la barca, Jerusalén. El tiempo desde el cual Israel estuvo disperso en el mar de las naciones y una gran oscuridad vino sobre los judíos (desde el año 70 de nuestra era). Recordemos, por ejemplo, el oscuro tiempo de la Edad Media o la época nazi. 

En el versículo 18 dice: “Y se agitaba el mar porque soplaba un gran viento”.  Aquí describe proféticamente la última gran tribulación que vendrá sobre Israel, y cuando el viento del mar de las naciones bajo conducción del anticristo, en odio y violencia, sobrevenga sobre Israel. Pero éste, también, será el momento en que el Mesías habrá de volver. 

Los discípulos se encontraban, con este viento y el fuerte oleaje, en el más grande apuro. 

Pero en el versículo 19 expresa: “Entonces, cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús caminando sobre el mar, y acercándose a la barca y tuvieron miedo”. 

Que exacta es la palabra profética, porque como aquí está descrito sucederá con Israel. Jesús volverá y los judíos tendrán temor. ¿Por qué? Porque entonces verán a Áquel que traspasaron y harán a causa de Él un gran lamento.  

 Véase Zac. 12:10: Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito”. 

Pero Él les traerá paz, y su temor se convertirá en alegría, tal como está escrito en Juan 6:20, cuando les dice: “¡Yo soy; no temáis!”.  

En el versículo 21 continúa diciendo: “Entonces ellos quisieron recibirle en la barca, y de inmediato la barca llegó a la tierra a donde iban”.  

Aquí ocurrió un milagro en medio de la oscuridad: cuando ellos se sentían solos; y este milagro también sucederá cuando el Señor Jesús vuelva. 

Entonces “todo Israel será salvo” (Ro. 11:26), porque todo el remanente de Israel reconocerá a Jesús como su Mesías y ellos le recibirán en su “barca”. 

Y estarán “en tierra”, como sucedió con los discípulos: inmediatamente antes estaba el viento huracanado y el alto oleaje, entonces le recibieron y ya estuvieron en tierra. 

La terrible tempestad y las amenazantes olas de la gran tribulación serán calmadas por la aparición del Señor Jesús. Israel llegará al sosiego y Jesucristo será el centro de Israel. 

Cuando Cristo vuelva a la tierra, ésta se transformará (Véase Ez. 47:8-10) porque aguas vivas fluirán desde Jerusalén, habrá dos ríos y quien entre a esas aguas vivirá y también habrá sanidad. 

Esto ya se cumple en la Iglesia, en todos aquellos que hemos creído en Cristo Jesús, ya que Él mismo dijo: “El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva fluirán en su interior”. (Juan 7:38). 

Estimados lectores hay que seguir orando porque pronto se cumplan las promesas del Señor Jesús. Y cuando enfrentemos momentos difíciles, debemos recordar que Él siempre estará con nosotros, porque así lo prometió. 

¡Dios les bendiga! 

El libro de tu vida

Hoy cierras un volumen más del libro de tu vida. Cuando comenzaste este libro todo era tuyo, te lo puso Dios en las manos, podías hacer de él lo que quisieras: un poema, una pesadilla, una blasfemia, un sistema, una oración… Podías… Hoy ya no puedes; no es tuyo, ya lo has escrito, ahora es de Dios. Te lo va a leer Dios el mismo día en que mueras con todos sus detalles. Ya no puedes corregirlo. Ha pasado al dominio de la eternidad.

Piensa unos momentos en esta última noche del año. Toma tu viejo libro y hojéalo despacio, deja pasar sus páginas por tus manos y por tu conciencia. Ten el gusto de verte a ti mismo. Lee todo. Repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor estilo.

No te olvides de que uno de tus mejores maestros eres tú mismo. Lee también aquellas páginas que quisieras no haber escrito nunca. No.. No intentes arrancarlas. ES INÚTIL, TEN VALOR PARA LEERLAS. SON TUYAS, NO PUEDES ARRANCARLAS; pero puedes anularlas cuando escribas tu siguiente libro. Si lo haces, Dios pasará éstas de corrido cuando lea tu próximo libro en el último día.

Lee tu libro viejo en la última noche del año. Hay en él trozos de ti mismo, es un drama apasionado en el que el primer personaje eres tú. Tú en la escena con Dios, con tu familia, con tu trabajo, con la sociedad. Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libre albedrío sobre la superficie inmensa y movediza del mundo. Es un libro misterioso que en su mayor parte, LA MÁS INTERESANTE, no pueden leerlo más que Dios y tú.

Si tienes ganas de besarlo, bésalo; si quieres llorar, llora; llora fuerte sobre tu libro viejo en esta última noche del año. Pero sobre todo, ora sobre tu libro viejo. Tómalo entre tus manos, levántalo hacia el cielo y dile a Dios sólo dos cosas: Gracias! y Perdón!… Después dáselo a Cristo.

No importa como esté, aunque tenga páginas negras. Cristo sabe perdonar. Esta noche te ha de dar Dios otro libro completamente blanco y nuevo. Es todo tuyo. Vas a poder escribir en él lo que quieras.

Pon el nombre de Dios en la primera página. Después dile que no te deje escribirlo solo. Dile que te lleve siempre de la mano… y del corazón…
Nunca es tarde para hacerlo!!!!

~ Autor desconocido ~

En este tiempo de fin de año es bueno hacer un balance y no dejarnos influenciar por lo que no nos salió bien, es tiempo de ir a Jesús y pedirle perdón y abandonándonos en Él para que nos ayude a mejorar lo que esta mal, es maravilloso saber que Él nos puede cambiar y así mejorar en el próximo año, si nos caemos no aprendemos, es la lección que debemos aprender, levantarnos para ser mejores cada día.

Los amo y bendigo en Jesucristo.

MAGNOLIA

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Más de 400 mayas se convierten al cristianismo

www.MundoCristiano.tv

 Hace 35 años que la película Jesús, se proyectó en la pantalla chica. A pesar de tanto tiempo transcurrido, su mensaje sigue impactando vidas. Durante tres noches en tres pueblos de la Península de Yucatán de México, más de 400 mayas decidieron convertirse al cristianismo después de ver la película «Jesús».

¿Qué opinas de ésta noticia? Ve a http://www.Facebook.com/mundocristiano y comenta.

El director ejecutivo del «Proyecto Fílmico Jesús», Erick Schenkel, informó a través de su blog que los mayas también vieron las películas «La Historia de Jesús para los niños» y «Magdalena». Esos filmes cinematográficos fueron vistos entre 250 y 500 residentes todas las noches en la lengua maya.

«Estuvimos especialmente conmovidos en la tercera noche al ver dos pequeñas ancianas mayas, arrugaditas y sentadas en la fila frontal, justo detrás de los niños. Ambas se inclinaron hacia adelante, cautivadas desde el primer momento por esta película que se mostró en la pantalla grande con actores que hablaban su propio idioma. Cuando Jesús fue arrestado, las dos mujeres se inclinaron hacia adelante, con los ojos pegados a la pantalla y con las manos cubriendo su boca,» escribió Schenkel.

«Incluso los niños estaban silenciosos con boca abierta y con cejas unidas en preocupación. Cuando Jesús fue clavado en la cruz toda la comunidad quedó sin aliento. Y cuando se da la invitación, estas dos señoras se unieron con más de la mitad del pueblo ya que se acercaron adelante para orar y recibir a Jesús como Señor y Salvador.”

La película sobre de la vida de Jesús, que tiene una duración de dos horas y está basada en el Evangelio de Lucas, se ha visto en todos los países del mundo y traducida a cientos de idiomas desde 1979, según «Proyecto Fílmico Jesús».

«Nuestro objetivo es llegar a toda nación, tribu, pueblo y lengua, ayudándoles a ver y escuchar la historia de Jesús en un idioma que puedan entender,” dice la página web. «Así que si una persona habla swahili, francés, o en una lengua cuyo nombre es muy difícil de pronunciar para la mayoría, él o ella se encontrará con la vida y el mensaje de Jesús en el lenguaje “del corazón.»

Pero, no solo los niños conocieron de Jesús, sino también, los niños disfrutaron de tiempos de enseñanzas y juegos por parte del equipo del «Proyecto Fílmico Jesús».

«Los niños de la aldea disfrutaron de juegos dirigidos por el equipo de cristianos mayas que pasan todas las noches trayendo la buena nueva a la gente de estas aldeas remotas. Los jóvenes entretuvieron a los niños con juegos, obras de teatro y un espectáculo de títeres», indicaba el blog.

Más de 200 millones personas han decidido recibir a Jesucristo en su corazón tras presenciar el filme sobre la vida de Jesús y afirma que cada ocho segundos en todo el mundo, una persona toma la misma decisión.

El director de servicios de información del campo para el «Proyecto Fílmico Jesús», Berry Fiess, le dijo a «The Christian Post», que la película ha logrado impactar tantas vidas, porque ha sido traducida en el idioma de las personas que la ven.

«Una de las cosas que hemos descubierto es que la película tiene un valor particular a los diferentes grupos cuando lo pones en su lengua materna. Esa es una de las razones por las que ha tenido tanto éxito en todo el mundo», dijo Fiess.

¿A qué fuiste llamado?

Asael Velázquez

¿Cuál es el significado de la palabra Iglesia? ¿qué significa pertenecer a una iglesia o a la Iglesia?

La etimología del término “Iglesia” proviene de la voz griega ἐκκλησία (ekklēsía), que significa literalmente “llamados a salir fuera”.

¿Llamados? ¿Quién nos llama? Dios mismo es quien nos llama —a través de instrumentos, de personas concretas— lo cual le da a esta palabra una dimensión divina, santa, de apartamiento, porque no son los hombres los que nos llaman, sino lo hacen a nombre de Dios.

¿Quiénes son llamados? Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos, de acuerdo con lo que enseña la Santa Palabra de Dios. Quiere decir que no todos los que asisten a las congregaciones concluyen el proceso de salvación.

Ahora quiero poner énfasis en las siguientes preguntas

¿Llamados a dónde? ¿Afuera? ¿Afuera de dónde? ¿afuera del cascarón? ¿afuera de la ciudad? ¿afuera de una situación?

No. Los cristianos estamos llamados a salir del pecado que nos asedia, del mundo que nos tienta en todo momento, del sistema de cosas del que Dios nos rescató.

Pongamos un ejemplo sencillo para entender este concepto. Un borracho arrepentido y renacido está llamado a salir del mundo de bohemia en el que pasaba sus días. Porque si sigue yendo a comer o a cenar a una cantina, con sus mismos amigos alcohólicos donde se sentía en una situación tan confortable… no pasará mucho tiempo para que recaiga en su vicio. Va a bastar una sola copa para que su vida vuelva a rodar en el vertiginoso resbaladero de la destrucción.

Puede ser que ir a jugar billar o dominó no sea en sí mismo un pecado. El problema es el ambiente en que esa persona va a convivir: porque ahí circula el alcohol, el cigarro, las mujeres, las malas palabras, los dobles sentidos, las groserías, las ofensas etcétera. Y no va a pasar mucho tiempo para que un “cristiano” viva, hable y piense como las personas de ese ambiente.

Por eso las Sagradas Escrituras ordenan que “el que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad”.

Y remata diciendo “hablen entre ustedes con salmos, himnos y canciones espirituales, dando gracias siempre a Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”.

La pregunta es: ¿de dónde te rescató el Señor Jesucristo? ¿De las drogas? Salte de ese ambiente, aléjate de tus antiguos amigos  drogadictos (salvo cuando vayas a compartir tu testimonio, tu nueva vida en Cristo), “huye de los deseos juveniles”.

¿Saliste de un mundo de fraude, de hipocresía, de chismes, de peleas, de contiendas? ¿Saliste de los pecados sexuales, de la pornografía, del adulterio? ¿Saliste de los ídolos mudos, de la religiosidad, del fariseísmo? ¿De dónde te sacó el Señor? Estás llamado a salir de ahí, a darle la espalda a esa forma de vida.

Así que, en términos muy sencillos, formas parte de la Iglesia cuando sales del mundo de maldad en el que vivías.

Acción de gracias

El equipo que hace posible mantener con contenidos frescos el blog de La Voz del Amado le damos gracias a Dios porque hoy cumplimos tres años de estar presentes en la red, compartiendo lo que el Señor nos da. Les pedimos que oren por nosotros para que hagamos nuestra tarea con denuedo y bajo la dirección divina.

Aspirar a algo más

Todo lo hizo hermoso en su tiempo…sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
Eclesiastés 3:11.

Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto, Dios te ha bendecido para siempre.
Salmo 45:2.

Aspirar a algo más

P. Jaime Batista

Todos somos sensibles a la hermosura. Para unos, será el encanto de la infancia, para otros, la violencia de un mar desencadenado o el esplendor de una cumbre nevada… La belleza tiene una profunda resonancia en nosotros. Sin embargo, lo extraño es que esta emoción ante la hermosura a menudo corre a la par de un dejo de tristeza o de pesar, como si despertara en nosotros un deseo de otra cosa diferente a lo que ofrece este mundo. Es como si ese llamado universal a la hermosura fuera indicio de otra realidad.

Una segunda señal de esta realidad que supera lo visible es lo que podría llamarse el sentido del bien. Aun cuando no lo hagamos siempre, tenemos respeto por la honestidad, la justicia y la abnegación. A la inversa, la traición y la crueldad nos ofenden profundamente. Así es como se habla de crímenes contra la humanidad. Sabemos que el bien tiene algo noble, algo divino.

Esa hambre de hermosura, de bondad y también de verdad por cierto tiene una respuesta. La Biblia nos revela que esas cualidades se hallan de manera perfecta en Jesucristo. Él habló un lenguaje comprendido por quienes lo rodearon y expresó el carácter de Dios en palabras que podemos comprender. Dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

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El más grande de la historia

AcontecerCristiano.net

Jesucristo ha sido nombrado como la persona más importante en la historia de la humanidad, de acuerdo con un nuevo sistema de clasificación que se basa su inclusión en los datos de Wikipedia. La lista fue creada para analizar el impacto que ha tenido en la opinión de la gente sobre la historia.
Dos científicos informáticos ha utilizado la popular enciclopedia en línea para crear una lista de los Top 10 de las figuras más significativas de la historia humana. para medir el impacto en la opinión de las personas que han tenido con el tiempo, y cómo eso se ha reflejado en las páginas de Wikipedia.
Jesucristo ha sido seleccionado en el número uno de la lista, superando a francés Napoleón Bonaparte en segundo lugar, con el inglés William Shakespeare en tercer lugar.
El profeta islámico Mahoma fue clasificado en el número cuatro, por delante de los presidentes estadounidensesAbraham Lincoln y George Washington, quien se ubicó en quinto y sexto respectivamente.
El dictador nazi alemán Adolf Hitler llegó al número siete en la lista, en tanto que el líder del imperio, Alejandro Magno, también alcanzó el Top 10 en el número nueve.
Aristóteles, que se acredita como siendo el maestro de Alejandro, y el fundador de la mayor parte de la filosofía occidental, se situaron en el número ocho en la lista.
Un tercer presidente de EE.UU., Thomas Jefferson, también hizo el Top 10.
Los dos científicos informáticos detrás del ranking fueron, el profesor Steven Skiena y Charles Ward, utilizaron el análisis cuantitativo para clasificar más de un millar de figuras históricas y personas prominentes.
El profesor Skiena dijo: «Nosotros llamaríamos a Jesús «El personaje más importante». Con sus más de 2 billones de seguidores en un total de 2.000 años después de su muerte, Jesús es un éxito histórico increíble».
Y añadió: «Nuestro ranking seguirá evolucionando con Wikipedia, y la gente puede moverse hacia arriba o hacia abajo con el tiempo.

Alcaldesa de Monterrey entrega llaves de la ciudad a Jesucristo

Margarita Arellanes Cervantes pidió humildemente a Dios que haga su habitación de esta ciudad

NoticiaCristiana.com

Entre aplausos, ovaciones y “gritos de jubilo” por los asistentes al acto “Monterrey Ora”, Margarita Arellanes Cervantes, alcadesa de Monterrey, Nuevo León, entregó simbólicamente las llaves de esa ciudad a Jesucristo, a quien pidió que “su reino de paz y bendición sea establecido”.

En un programa organizado por la Alianza de Pastores de la Ciudad de Monterrey, la funcionaria pública afirmó:

“Abro las puertas de este municipio a Dios como la máxima autoridad; reconozco que sin su presencia y su ayuda no podemos tener éxito real”.

“Hemos sido en los últimos meses, y lo digo con humildad, testigos de un cambio positivo cada vez más evidente en nuestra ciudad y podemos decir que esto ha sucedido porque le hemos abierto las puertas a Dios”, afirmó la alcadesa.

“Es curioso como algunos se escandalizan si hablamos de Dios públicamente, hasta se muestran intolerantes, pero toleran y callan ante el odio y el mal, se vuelen pasivos sin proponer y construir un mejor país, se callan y enmudecen.

“Vivimos en una nación que canta día a día que el destino de los mexicanos por el dedo de Dios se escribió, pero al mismo tiempo lo confinamos a actuar en secreto, ignorándolo casi en todas las esferas de la sociedad. Está de más explicar lo que una sociedad sin Dios puede tener: dolor, pobreza y violencia”.

Cervantes hizo la entrega de las llaves de esa ciudad a Jesucristo y levantando las manos al cielo pidió “humildemente a Dios que entre a esta ciudad y la haga su habitación. Señor Jesucristo, bienvenido a Monterrey, la casa que nos has edificado, está es tu casa, gracias”.

Una vida cambiada

P. Jaime Batista

Cuando mi vecina y amiga me habló por primera vez del Señor me preguntó:

– ¿Te gustaría recibir al Espíritu Santo en tu vida?
– ¿El Espíritu Santo? Quién es y qué hace?

Ella de una forma bastante breve, empezó a narrarme lo que aconteció a los discípulos el día de Pentecostés, de manera que logró captar mi atención; aquello me había impresionado y cuando terminó su relato le pude responder a su pregunta, mi respuesta fué rotunda: Sí. Me preparé para recibirle, como si fuera algo muy especial (que en efecto lo fué) confesé mis pecados y por primera vez en mi vida sentí un verdadero arrepentimiento; a medida que pasaron los días, empecé a notar cambios en mí como por el poder de alguien que me había poseído. No sabía que era lo que realmente me había sucedido, pero había muchas cosas en mí que se habían suprimido como por arte de magia. La paz y la quietud reinaban en todo mi ser y aquel constante vaivén de nervios que alteraban mi forma de proceder, habían desaparecido. Poco a poco me di cuenta de quién es el Espíritu Santo y qué hace; comprendí que en ese momento Él deseaba llenar mi vida, deseaba cambiarme.

Mi intención al compartir esto, es poder identificar que Él es el que nos posee a nosotros en lugar de un poder, una influencia o una actitud que poseemos.

El Espíritu Santo mora en el corazón de toda persona que ha nacido de Él. Romanos 8:16 nos dice: «El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios». Hay un i nstinto espiritual en el creyente recién nacido que le da la certidumbre de que es hijo de Dios. El Espíritu mismo da juntamente testimonio al espíritu del creyente, de que es un miembro de la familia de Dios. Es aquí cuando se experimenta la plenitud. Si le entregaste tu vida a Cristo, Él vive en ti a través de Su Espíritu; cuando Él entra en nuestro corazón, lo recibimos con toda plenitud, pero ten en cuenta que a veces el Espíritu se nos contrista y que esa llenura, esa plenitud deja de ser constante. El hecho de que el Espíritu de Dios more en ti es muy diferente de experiementar su plenitud.

Antes de Pentecostés, Pedro era un individuo miedoso y temperamental que le había cortado una oreja a un soldado con una espada. Despues de Pentecostés no se ve evidencia de inestabilidad o superficialidad en Pedro. Se volvió una persona totalmente diferente, hubo un cambio substancial en su vida. Comenzó a predicar con valentía, permitió que Dios obrara milagros por medio de él, proclamó a Cristo mientras arriesgaba su vida y se expresó con certeza y fe.

Una copa que contiene poca agua es muy diferente de otra que está llena y rebosa. Por eso Jesús se refirió a la experiencia de que el Espíritu «se desborda» en el interior tuyo. (Juan 7:38-39) El Espíritu Santo quiere fluir desde el interior tuyo como el agua viva que mencionó Jesús.

Dios quiere que tu personalidad esté llena y rebosante del Espíritu Santo. Al tu rendirte a Sus pies, Él se hace cargo de cada aspecto de tu personalidad. Tu ser interior se completa integralmente mientras tu experimentas una comunión constante con Él. «Embriágate de Él» sólo así podrá cambiar tu vida.

No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu.
(Efesios 5:18)

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Oración

Magnolia

Hola mis amados:

Las oraciones siempre manifiestan el deseo de nuestro corazon, es que pensar en agradar a Dios antes que a nosotros mismos es lo mejor que podamos pensar, decir o actuar, porque si hacemos lo que nos parece, entonces obrariamos según lo que vemos, sentimos o nos muestran muchas veces como ejemplo, pero el unico ejemplo a seguir es Jesús, El es nuestro Ayudador y guia, por eso siempre busquémosle que no nos defraudara.

ORACIÓN

Padre nuestro que te encuentras entre nosotros, permíteme santificar mis actitudes para que yo pueda santificar Tu Nombre. Venga hacia mi Tu riqueza interior y Tu ejemplo de bondad, Tu paz, Tu amor, Tu luz, Tu abundancia, Tu prosperidad y sobre todo Tu tolerancia, y todo lo que de Ti emana que eres el amor supremo.

Que Tu voluntad, sea la mía y que yo sepa valorar a mis hermanos, independiente de su color y situación económica.  El pan nuestro de cada día, sea compartido en tantas partes cuanto fueran necesarias, para que podamos alimentar a nuestro hermano más hambriento; hambriento de Tu Espíritu de luz, y hambriento de pan material.

Perdona mis flaquezas, y las tantas veces en que mi vanidad gritó más alto que la espiritualidad.  Permite Señor, que sea libre de la sumisión a los valores materiales y llévame a la construcción de un nuevo mundo, donde el amor sea la única bandera.

Que yo sepa entender que la cruz que en mis hombros pesa tanto, es el precio de mi aprendizaje, y que todas las veces que yo mire a mi alrededor y no te encuentre, es que Tú me cargas en Tu espalda sin yo darme cuenta.  Que yo no te culpe nunca por mi sufrimiento o por mi insatisfacción, y que yo aprenda a encontrar un camino de luz y verdad en todas las preguntas e indecisiones.  Líbrame del egoísmo, la falta de perdón y de solidaridad, que me impide ser mejor.  Cúbreme con tu Manto para que yo pueda ser siempre un ejemplo de bondad y un camino de luz.

Amén.

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¿Te hacen falta lentes?

Renuevo de Plenitud

Por tanto, Yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

Apoc 3:18 

Paula, una niña de escasos 12 años, visitaba por primera vez al optometrista, el cual le diagnosticó miopía en ambos ojos.

–Sientes que no puedes ver bien de lejos, Paula –dijo el doctor.

–Sí, se me dificulta mucho hacerlo –respondió Paula.

–¿Te sientes muy mal por esto, verdad?

–Sí, lo que más me afecta es que no puedo distinguir a cierta distancia el rostro de algunas personas, ni observar de lejos el amanecer, las cosas se me vuelven cada vez más borrosas, y todo a mi alrededor parece tan confuso –afirmó Paula, triste y preocupada por lo que le ocurría.

–Bueno, para esto hay solución. Te recetaré unos lentes de acuerdo con tu problema, para que los utilices permanentemente, y esto te ayudará a ver mejor.

Pasados unos días, Paula, volvió nuevamente donde el doctor para recibir sus lentes nuevos; al colocárselos, miró sorprendida por la ventana de aquel consultorio.

–¡Oh, qué maravilloso!, ¡por fin puedo ver!

El doctor, orgulloso por la labor cumplida, le pregunto:
¿Qué observas, Paula?

–Veo todas las cosas como son realmente, puedo distinguir el rostro de las personas, veo los bellos colores de las flores, puedo leer a larga distancia, pero lo que más me gusta es que puedo ver más claro mi horizonte y ya no es confuso como antes.

Como Paula, hay muchas personas que tenemos enfermos los ojos del alma o del corazón; tal vez con el mismo diagnóstico de «miopía espiritual», la cual nos ciega y no nos permite ver mas allá de nuestros problemas y dificultades.

El mejor médico del alma es Cristo, quien con su amor y paciencia nos da la bendición de su Espíritu y una nueva forma de ver las cosas.

Si tu horizonte lo ves opaco por las desesperanzas ocurridas, si las personas te defraudan porque no puedes distinguir sus verdaderas intenciones, si pareciera que no vieras el peligro que hay a tu alrededor, si todo es tan confuso, si no miras el futuro con optimismo y tenacidad, si no sabes quién eres ó cuánto vales y por eso no distingues la luz que hay dentro de ti, por lo borroso que están tus ojos de llorar y de sufrir por los fracasos, entrega tu vida a Jesús, el mejor médico, el único que puede darte lentes para tu alma.

De Julie Pauline Escorcia, Colombia

 

Congoja e indignación

Juan Elías Vázquez

Van varias veces que quiero escribir lo que pienso y no hallo la mejor manera de expresarlo. Decir que me preocupa e inquieta que ahora las embarazadas puedan optar legalmente por el aborto; que aumenta el numero de divorcios; que exista una iniciativa que busca facilitar ese penoso proceso de separación; que la homosexualidad sea vista como una forma de vida normal y permisible; que los “hombres” puedan embarazarse; que, como cristiano, no hago mayor cosa por remediar tal situación; vaya, ni siquiera alzar mi voz en señal de descontento.

Y no puedo expresarlo sin cierta congoja, porque plantear la anterior serie de preocupaciones lo sitúa a uno en la categoría del ser anticuado y mojigato que ni avanza ni deja espacio para el progreso.

Tengo que aceptar que mi pobre descontento evade el análisis de fondo de los problemas expuestos. Siendo así, mi discurso carece de validez periodística o científica. Esto mío es más parecido a una charla de banqueta, donde un ciudadano expresa su particular punto de vista en un lenguaje llano, carente de rigor reflexivo. Pero, parece, que a eso han quedado reducidas las opiniones contrarias a la corriente de modernidad y de avances sociales que ha traído consigo una nueva clase política. Aquella que se ha propuesto llevar a México a los planos superiores de convivencia, como la que se da en los países más prósperos y avanzados del mundo.

No queda, pues, lugar que valga la pena para los amargados y reaccionarios. Lo único que puedo hacer ahora es verter mi indignación por medio de estas letras y quedarme quieto, pues lejos está de mí pedir el linchamiento o la represión, que tampoco remedian nada ni, mucho menos, pueden alojarse –dichas intenciones– en el corazón de un cristiano.

Lo peor sería que yo me creyera el apóstol Pablo, quien –dice el libro de Hechos– “se deshacía su espíritu” viendo la ciudad de Atenas entregada a la frivolidad y la idolatría. Entre paréntesis, ese pasaje también narra lo siguiente: “Entonces todos los atenienses y los huéspedes extranjeros, en ninguna otra cosa entendían, sino en decir o en oír alguna cosa nueva” (Hech 17:16, 21).

No obstante, encuentro que el mismo apóstol dijo: “Sed imitadores de mí, como yo de Cristo”. Esta convocación de san Pablo es mucho más alentadora que todo lo que hasta ahora he oído. Porque, ¿qué hizo Pablo en Atenas; en esa ciudad, donde los políticos acomodados en el nido de la democracia derrochaban al máximo su libertad en tareas tan vanas como el oír y seguir cualquier cosa, siempre y cuando fuera nueva? Disputaba en la sinagoga con los religiosos y predicaba las Buenas Nuevas en las plazas a quienes querían escucharlo. Algunos, casi todos, tomaron la enseñanza de Pablo como nueva y efímera palabrería, y como tal terminaron desechándola. De Atenas, la red del pescador sacó pobre recompensa: Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Damaris y otros poquitos con ellos. ¿Cuántos estamos dispuestos a predicar en las calles y en las  plazas las verdaderas Nuevas de Cristo a los pocos o muchos que nos quieran oír, y cuántos seguiremos yéndonos en pos de cualquier cosa nueva? Mi inquietud sigue.

Publicado en La Voz del Amado, Año 2, Número 11, Mayo de 2008
Edición del Primer Aniversario

El arma del suicida

Asael Velázquez

¿Te has encontrado alguna vez al borde de la desesperación? ¿Parece que no encuentras la salida a tu problema? ¿Te has hallado en el umbral de la angustia, del abandono, del desconsuelo? ¿Has deseado alguna vez, como el salmista, tener alas de paloma para escapar? ¿Y te ha llegado el deseo de salir por esa que llaman “la puerta falsa? ¿Te han dejado los problemas en “el desierto” y, como Job, has deseado nunca haber nacido?

Detente, te dice la voz de tu Amado, no te hagas daño. Porque a veces, entre la vida y la muerte, la luz y la noche, la cima y el abismo, parece que sólo hay una pequeña diferencia, una grave decisión puede tomar sólo algunos segundos de extrema desesperación. Como sucedió con el carcelero de Filipos. Dice la Biblia que cuando despertó y vio abierta la cárcel, sacó su espada para matarse, pues pensaba que los presos, por quienes tenía que responder a sus superiores con la vida, habían escapado.

Y cuando extiende su mano para quitarse la vida, el grito del Apóstol paraliza el arma homicida. ¡Detente, no te hagas daño!, que todos estamos aquí.

La extrema decisión de quitarse la vida puede tomar sólo unos segundos. ¿Qué debe estar pasando por la mente del suicida para desear morirse? Una extrema desesperación, angustia y soledad requieren de una extrema solución. Y el remedio se llama Jesucristo.

Sigue contando Hechos de los Apóstoles que cuando escuchó la voz del apóstol, el carcelero de Filipos pidió una luz y temblando aún de miedo fue a tirarse a los pies de Pablo y de Silas. Señores, les preguntó, ¿qué tengo qué hacer para salvarme? La respuesta fue contundente: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”.

Dios ha provisto un remedio eficaz para los desesperados, ninguneados, perseguidos, maltratados, encarcelados, enfermos terminales, pobres de espíritu, necios, para quienes no encuentran salida a sus problemas, para los endeudados, abatidos, heridos, molidos, despreciados y desechados. Para todos ellos, el Señor es la solución.

La puerta no es suicidarse. Porque quitarse la vida no debe siquiera entrar en los pensamientos del pueblo cristiano. Tal intención del corazón no puede provenir del Espíritu Santo. El Señor Jesucristo dejó muy clara la diferencia entre la vida y la muerte. Dijo: porque el diablo no vino sino a matar, a robar y a destruir. Pero el Cristo de la Gloria vino a dar vida en abundancia.

Si tú aceptas a Cristo como tu único y suficiente salvador, incluso en lo más profundo de la noche, en la celda más oscura, con las circunstancias en contra, como pasó con Pablo y Silas, tu amor por la vida, que proviene de lo alto, va a estar tan arraigado, que vas a estar orando y cantando himnos. Aun preso, tú serás libre. Y no desearás morirte, porque esa decisión sólo le corresponde al Altísimo, quien tiene contados, dice la Biblia, hasta los cabellos de nuestra cabeza. Y sólo a él le corresponde acortar o añadir días a nuestra existencia.

Y esa vida que habitará en lo profundo de tu ser será como una llama dentro de ti que se ha puesto en ti para que alumbre a quienes te rodean. Bendice, bendice siempre a tu prójimo. Porque quizá sin saberlo una palabra tuya de aliento, de consuelo, de amistad, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte para personas que te rodean. Tu voz puede ser el equivalente al grito del apóstol que quizá, sin que tú lo logres ver, logre detener a tiempo el arma de un suicida.

Publicado en La Voz del Amado, Año I, Número 5, Octubre de 2007 y en la
Edición del Primer Aniversario
(Año 2, Número 11, Mayo de 2008)

Completad mi gozo

Pastor Jaime Batista Cortés

Jesús dijo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45). El apóstol Pablo agregó lo siguiente, al escribir: “…no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (Filipenses 2:4). Y apuntando al Salvador como nuestro gran ejemplo, rápidamente agregó: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”.

Pablo siguió con esta exhortación con un recuerdo vigoroso de la humillación de Cristo (Filipenses 2:6) quien aún siendo el mismo Dios, se hizo hombre tomando la forma de un esclavo. No hay duda en que si como cristianos debemos crecer y madurar a la semejanza de Cristo, debemos experimentar progreso en darnos a nosotros mismos en el ministerio a los demás.

Aún cuando encontremos satisfacción y fuerzas en Cristo (Filipenses 2:1), o cuando más nos aferramos a Él, esa satisfacción debe impulsarnos a ser siervos del Salvador y de los demás. La vida como siervos, se opone a la preocupación que existe hoy donde el enfoque de nuestra cultura y sociedad está en nuestra felicidad y satisfacción personal.

La preocupación por el hombre mismo en el día de hoy, se ve reflejada en consignas tales como: «Sé todo lo que puedas ser» o «Experimenta tu potencial» y en los títulos y subtítulos de libros como: El Secreto Cristiano para una Vida Feliz, La Mujer Total; Gozo en el Sexo; Más Gozo en el Sexo y la lista sigue y sigue. Aunque muchos de estos libros puede que tengan verdades bíblicas o una ayuda genuina para tratar algunos problemas que enfrenta la gente como seres humanos, el mensaje —sea explícito o implícito— sugiere que la primera meta que debemos buscar es nuestra satisfacción y experimentar alguna forma de auto-expresión más que un crecimiento en el carácter y en la disposición de vida para el Salvador.

Para decirlo en forma simple, nuestra sociedad moderna del día de hoy, y esto incluye a un gran número de creyentes, está enfocada en hacer de la satisfacción una meta, en realidad, su religión. Hay mucha más preocupación por la auto-satisfacción que en agradar a Dios y en servirle a Él y a los demás, verdaderamente, como lo vemos en la vida de Jesús. Es típico en el día de hoy, la inmensa cantidad de ‘libros-como-hacer’ no sólo para el mundo secular, sino también para la comunidad cristiana.

Estos libros tienen como objetivo conducirnos a relaciones más exitosas, ser más como personas, realizar nuestro potencial, experimentar más sensaciones cada día, ponernos en forma, mejorar nuestra dieta, manejar nuestro dinero y suma y sigue. Nuevamente, mientras que muchas de estas cosas son importantes y ocupan su lugar, nos sacan del enfoque de lo que es verdaderamente lo principal del cristianismo —conocer y amar a Dios y vivir como siervos en el poder del Espíritu de acuerdo al ejemplo de Cristo.

Filipenses 2:1-8
“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte cruz”.

Este pasaje sobre la humillación de Cristo (versículos 5-8), se cita aquí como ejemplo supremo de la vida de servicio generosa para los cristianos. El apóstol presenta al Señor Jesús como Aquel que en Su suprema superioridad, manifiesta qué es el modelo para todos los cristianos; nos señala a nosotros qué se necesita para vivir como siervo de los demás. Aunque existiendo como Dios con todos los derechos y prerrogativas de la deidad, Jesucristo se vació a Sí mismo tomando la forma de un esclavo, transformándose en humanidad verdadera. Cristo veló Su deidad y voluntariamente dejó a un lado el derecho a usar y a manifestar Sus prerrogativas divinas en sometimiento al Padre. Al hacerlo, se humilló a Sí mismo muriendo y más aún, muriendo en una cruz.

Pero lo que no podemos pasar por alto, es la declaración de Pablo en el versículo 2 y las implicaciones que de aquí se sacan. El verbo principal del pasaje es “completad mi gozo”. El ver a hombres y mujeres venir a Cristo con fe, da gozo; pero como alguien dedicado a ver a creyentes madurar en ser semejantes a Cristo (ver Colosenses 1:28; Efesios 4:13), nada le daba más gozo a Pablo (vs. 2) verlos generosamente sirviendo a otros con una mente madura en Cristo (vs. 2-5). Literalmente, el texto comienza con frases que tienen el “si”. Él escribió: “…si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia…”. En griego, estas son cláusulas condicionales de primera clase, las que para el bien del argumento o para obtener una respuesta del lector, acepta la declaración como verdadera. Es lo que puede llamarse una condición de respuesta.

Pablo no estaba poniendo en duda la realidad de estas bendiciones en Cristo. Más bien utilizó esta condición de primera clase, como una especie de figura retórica para que el lector pensara sobre el tema y respondiera en forma apropiada. El punto aquí es la consolación, el consuelo del amor y el compañerismo en el ministerio y en el poder del Espíritu. Y el resultado —la consolación y misericordia que tendrán todos los hermanos unos por otros. Pero nunca debemos tomar estas bendiciones sólo como un consuelo personal. La meta y el resultado debe ser una vida de servicio, vivir tal como está expresado, especialmente en los versículos 3-5:

“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:3-5).

Lo fundamental en vivir como siervos, como el agradar a los demás, es una profunda humildad manifestada en desear tomar la toalla del siervo sin considerar nuestro estatus o nuestra posición en la vida. Sin importar cuál sea nuestra posición o nuestra condición en la vida, ya sea rey o vasallo, rico o pobre, fuerte o débil, brillante o de mente débil, noble o común, etc. En Cristo, Dios llama a todos los cristianos a vivir como siervos, atendiendo a los demás siendo Jesucristo el ejemplo perfecto de Aquel que aún siendo el Dios mismo, tomó para Sí “la forma de siervo”.

Cuando Jesucristo vino al mundo, no lo hizo como un hombre que llega a una casa rica en donde todo lo que allí hubiera sería suyo. Su hogar se caracterizó por la pobreza. No nació en un hogar de la realeza para ser respetado como heredero, aún teniendo todo el derecho para gobernar esta tierra. No nació en el hogar del César de manera que a su debido tiempo siguiera en el trono. Su posición en la tierra fue la de un siervo.

Un siervo no se caracteriza como una persona que deba ser despreciada, sino como alguien sin derechos, un siervo se somete a sí mismo a la voluntad de su maestro. Lo que Pablo enfatiza es que cuando Jesucristo vino al mundo, vino como Aquel que no tuvo derechos propios. Aquel que tenía todos los derechos que le pertenecían al eterno Hijo de Dios y que los dejó a un lado; Él vino al mundo como un siervo que no tenía derechos y que está sometido a la autoridad de otro.

La verdadera prueba de estar verdaderamente madurando y aprendiendo a ser semejante a Cristo como siervo, es cómo reaccionamos cuando la gente nos trata como tal.

Tomado de:
Siguiendo Sus Pisadas ©

Publicado en Cristianos Poéticos.

Ser cristiano es… ¿casi imposible?

Por Marcelo Montenegro

¿Quieres ser un buen cristiano? ¿Deseas verdaderamente vivir por Cristo y para Cristo? Voy a decirte la verdad:

Ser cristiano es la peor profesión que puedas intentar ser. Es más fácil llegar a ser ingeniero aeroespacial, médico u otra profesión difícil de recibirse. Es preferible que intentes ir a correr la carrera de trineos Iditarod, que es la más difícil del mundo, la maratón del Everest o la maratón del desierto de 240 km en el Sahara, en pleno desierto.

No quiero asustarte, pero creo que no me equivoco si te digo que es mas fácil reparar la turbina de un avión que ser cristiano. Date cuenta que el hombre puede viajar a la Luna, a Marte, ir en submarino al fondo del mar (lógico, antes debe inventar y construir un submarino), pero se le complica más ser cristiano que hacer todo esto.

También el hombre ha podido sacarle el ojo a una persona y trasplantárselo a otra; y lo mismo el corazón o el hígado, eso es más fácil que ser cristiano.

Fíjate, se inventó la bomba nuclear hace muchos años, se avanzó tremendamente en el área de comunicaciones, pasamos del telégrafo, las cartas, el teléfono al disco, al notebook, a los smartphones con whatsapp y Wi-fi, Blakberry e iPhone de 32 gb; pero no podemos conectar con Dios.

Te diría que ser cristiano es casi imposible. Es imposible excepto por el c-a-s-i. Diciéndolo de otra manera, tú y yo no podemos ser cristianos. Debemos pensar en otra cosa, si no lo vemos como se debe ver, según lo ve su inventor.

Tratar de ser un buen ordinario y simple cristiano es lo mas difícil que hay debajo del sol. Si te digo, ganas un millón de dólares, pero me tienes que decir en 3 segundos sin calculadora el resultado de 9888999456 por 564910 todo dividido entre 964.532396, esta cuenta en 3 segundos es mas fácil que ser un rudimental y sencillo cristiano, menos encima pretender ser salvo, llegando al cielo y permanecer con Dios eternamente.

¿Te resulta esto muy exagerado?

Lo que pasa que nos han informado mal. Nos dijeron que ser cristiano es creer en la religión de los cristianos. Que ser cristiano es ir los domingos a escuchar un sermón e intentar ser buenos. Encima nos han dicho que todo el mundo es cristiano. Es decir se lo ha ridiculizado, mezclado, minimizado, se le quitó lo esencial, se lo transformó en una baratija china, en un caramelo de miel.

No has escuchado que dicen por ahí: “Ven y transfórmate en un campeón”. Si estás enfermo, te vas a curar; si eres pobre, da los diezmos y te vas a enriquecer y ya no vas a ser más un ladrón de Dios; sólo ven, ven; parar de sufrir, se resuelve en el acto sólo con venir al templo.

Para colmo, en un par de días te preguntan: ¿te quieres bautizar? Levanta la mano y ven, que mágicamente serás una flecha dirigida al cielo. Bautizándote se te otorga el pasaje gratis al cielo instantáneamente. Compra ya unas Biblias y algunos libros, trae gente, anda a la escuela de líderes y pasas, como un tiro, de estar muerto un día a ser líder espiritual de otros al día siguiente.

No, esto es súper archi light, cachivachear, una vergüenza, volátil, como una pompa de jabón; en realidad es una falacia, un engaño a la humanidad necesitada del Padre eterno.

Ser cristiano en la energía natural es imposible, es a lo que me estoy refiriendo hasta aquí. Intentar ser cristiano apoyados en nuestro propio intelecto, en nuestro propio esfuerzo, no tiene sentido. No fue ni es el Evangelio de Jesús vivir la vida cristiana según nuestras capacidades naturales, según nuestra picardía, basados en nuestra inteligencia.

¿Cómo llegar a ser cristiano entonces?

Ser cristiano se da por fe, es imitar a Jesús. Es rendirse a Él. Es tomar conciencia de la realidad espiritual y aceptar el Reino de Dios (para esto debemos saber que es el Reino de Dios). Desde ese momento el Espíritu Santo nos guiara hacia el arrepentimiento (del griego metanoia: cambio de mentalidad), hacia el perdón; nos guiará a menguar nosotros para que se engrandezca Jesús en nosotros. Él, y no nosotros, será el motor, la esencia, la fuerza, la fuente. Entregaremos nuestras armas humanas, derechos, defensas, apariencia, venganza y nos vestiremos con otra vestimenta y tomaremos otras armas, que se mencionan en Efesios capítulo seis. Traje de fajina. Vestiduras santas. Llegará por revelación a nuestras vidas qué es la iglesia, qué es el cuerpo, qué es un ministro, cómo amar a la esposa, cómo amar a los hijos, cómo vivir en la comunidad, qué tipo de trabajador debo ser.

En conclusión, si quieres ser un buen cristiano debes dejar obrar a Cristo en lo personal, bien adentro de ti, y liberarlo desde ahí para que Él pueda vivir su vida en ti, expresar sus intenciones, llevarte a donde a Él le plazca.

En realidad, de esta manera, ser cristiano verdadero con Cristo es como sumar dos mas dos. Ser cristiano con Cristo es más liviano que respirar. Porque la fuerza la hace Él. La carga la lleva Él, por esto mismo los méritos son de Él.

Él ya pagó con su propia sangre nuestro dolor. Él ya se sacrificó, se inmoló, clavó en la cruz la ley y lo completó lo que faltaba con la Gracia.

Por eso te digo, si quieres ser cristiano con tu vieja naturaleza es lo más complejo del universo, no lo comprenderás, ni podrás hacerlo; pero si dejas a Cristo bendecirte, entrar, transformarte será lo mejor que te pueda pasar en la vida. La mejor decisión. Lo más hermoso. Fresco. Incomparable.

 

Puedes consultar la primera carta del apóstol Pablo a los Corintios 1:18-31 y 2:1-16. Que Dios te bendiga.

Alcoholismo: puerta de entrada a las drogas

Abner Chávez

Lo único que puede sanar de raíz a un alcohólico es un encuentro con Dios, afirma el doctor Ricardo Delgado, director de la casa de rehabilitación Si el Hijo os Libertare, de Nezahualcóyotl. “El camino es el amor, mostrarle totalmente lo que vino a hacer el Maestro aquí en la tierra, por amor al prójimo. Esa es la base. Eso rompe parámetros mentales, físicos y espirituales. No estamos acostumbrados a recibir amor. Han llegado jóvenes que tienen mucho dinero, pero no han recibido amor. Cuando empiezan a ver que hay personas que los aman, aun sin conocerlos, empiezan a cambiar. El amor transforma ese corazón duro y, como dice la Biblia, cubre multitud de pecados”.

Explica que el problema de alcoholismo y la drogadicción en Nezahualcóyotl es tan grave que calcula siete de cada diez hogares con problemas de ese tipo. Y afecta a jóvenes y adultos. Jesucristo sí puede sanar a una persona así de su enfermedad, pero antes que nada, y eso debe entenderlo la Iglesia, vino a sanar el corazón.

Desde el punto de vista médico es importante restaurar físicamente, luego mentalmente y luego espiritualmente. La recuperación física realmente es rápida. Recibimos a las personas, esperamos que pasen los efectos del alcohol, se le da tratamiento médico y una vez que recupera su estado físico, empezamos a trabajar su estado emocional. Lo vamos induciendo a que él acepte que tiene un problema, que es básico. Que necesitan ayuda y aquí se les puede proporcionar. En todo, la base es totalmente la Palabra de Dios.

El problema inicia en el hogar

Hay un milagro cada vez que un alcohólico es transformado por el poder de Dios, dice la hermana Dorcas Castillo Zavala, del grupo Camino a la prosperidad, quien indica que se ha demostrado que el alcohol es la puerta por la cual entran los jóvenes hacia las drogas y luego viene la degeneración sexual, el homosexualismo y se van enredando en muchas otras cosas que los llevan a la perdición.

El problema inicia en el mismo hogar, muy temprano, a los 9 o 10 años, cuando prueban por primera vez el alcohol, en una fiesta familiar, en eventos sociales, de los residuos de las cervezas o de las cubas.

La raíz del problema es la desintegración familiar, la falta de conocimiento. Luego, el alcohol es como un requisito de aceptación para los jóvenes, pues lo hacen primero para integrarse a la pandilla, y una identidad antes de que se vuelva incontrolable.

Yo creo en los milagros, reitera la hermana Dorcas, porque vivo uno todos los días. Yo soy esposa de un enfermo y cada día veo el poder de Dios en su restauración.

Lejos de Alcohólicos Anónimos

Tanto la hermana Dorcas Castillo como el doctor Ricardo Delgado coinciden en diferenciar los programas de recuperación de adicciones que llevan a cabo con principios bíblicos de los 12 pasos seguidos por Alcohólicos Anónimos (AA).

La hermana Dorcas afirma que la diferencia radica en el orden en que se ponen las cosas. Mientras que AA hace hincapié en “conócete primero y después conoce a Dios, nosotros hacemos énfasis en la necesidad de Dios por sobre todas las cosas”. Hablan de Jesucristo y de la Biblia hasta después del onceavo paso. Nosotros les hablamos de Dios desde el principio.

Al respecto, el doctor Delgado describe que el programa de Alcohólicos Anónimos se inspiró en la Palabra de Dios, pero “el problema de AA es que hay mano de hombre. Ya no es guiado por el Espíritu de Dios. Yo sé que eso salió de la Biblia, que se hizo para sanar a las personas, pero en el momento en que el ser humano mete mano, este programa se leuda”.

Pone como ejemplo que el programa no permite que se ofenda a las personas  o se les hable con groserías. Inclusive que en el cuarto o quinto paso obligan a la persona a vomitar o a tener manifestaciones. Y critica que las cosas no se hagan con amor.

“Doble A sería un éxito si ellos se dejaran guiar por el Espíritu Santo”, expone.

La psicóloga Miriam Rodríguez va más allá, al acusar que, si bien al principio el programa de AA fue inspirado por el Espíritu Santo, posteriormente ya empiezan a hablar sólo de un ser superior, “y un ser superior también es Satanás, que está detrás de muchos de estos programas y de los tratamientos psicológicos. ¿Por qué?, porque ninguno de ellos te lleva a la vida. Lo único que te lleva a la vida es Jesucristo y su Palabra eterna”.

Considera que, de acuerdo con los testimonios que han vivido, es un versículo, una palabra, lo que penetra hasta la médula de los huesos de los jóvenes y ellos cambian, y luego se quedan. Posteriormente hasta toman cursos de discipulados. “Es un cambio radical, el Señor los libera y nosotros lo hemos visto”.

A la Iglesia le falta amor

La Iglesia tiene que sensibilizarse, tomar conciencia de que el Señor vino a buscar a las ovejas perdidas, y que esa es la misión: buscar al perdido, al necesitado, asegura el doctor Delgado. Yo creo que la verdadera base del cristianismo es cuando hay carga por la gente que necesita ayuda. “Hago un llamado a la Iglesia a que se sensibilice, a que dejemos de ser cristianos de cuatro paredes, y salgamos a la calle a buscar a los perdidos”.

Narra que alguna ocasión, cuando le preguntaban a un predicador por qué su mensaje era diferente al de otros pastores, él llevó a esa persona a la calle y ahí le preguntó: ¿qué ves? Yo veo gente, casas, carros, le contestó. El predicador le dijo: ahí está la diferencia. Yo lo que veo son almas que se están yendo al infierno y trato de convencerlas de que hay un camino de salvación.

Publicado en La Voz del Amado, Año I, No. 10, abril de 2008.

¿Tratas a Dios como a cualquiera?

David Wilkerson

Quiero compartir con ustedes acerca de las distracciones mentales que ocurren en particular en la casa de Dios durante los tiempos de oración y adoración. Jesús calificó de hipócritas a aquellas personas que venían ante Su presencia con palabras llenas de elogios pero cuyas mentes y corazones se encontraban lejos de Él. Jesús les habló directamente a ellos diciendo, “Ustedes me dan sus bocas y labios pero su mente está en otro lugar. ¡Su corazón está alejado de mí!

¿Qué le sucede a usted? Seguramente usted acude a la casa de Dios una hora a la semana. Su cuerpo está en la iglesia pero dónde está su mente. ¿Su boca dice, “Yo te alabo Señor,” pero su corazón está a millas de distancia?¿A dónde lo llevan sus pensamientos durante la alabanza y adoración? ¿Usted se encuentra ocupado en cuestiones familiares o asuntos de negocios que le aquejan? ¿Cuán distraído se encuentra usted durante esa hora en la que acude a la iglesia mientras la congregación se acerca a la majestuosidad de Dios?

Es peligroso ir a la casa de Dios y entrar a su presencia de manera ligera. “ Luego dijo Moisés a Aarón: «Esto es lo que Jehová afirmó cuando dijo:“En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado.” (Levítico 10:3). El Señor le dijo a Aarón, “Yo no seré tratado como una persona ordinaria. Si vas a acudir a Mi presencia, tú debes venir delante de mí santificado. Todos los que se acercan a Mí santidad deberán hacerlo con cuidado, bajo conciencia debido a Mi gloria y majestad.”

Si su corazón no está conectado durante la alabanza, y sus pensamientos no están cautivos a la obediencia de Cristo, es mejor que usted ponga a un hombre de paja en su asiento. Al menos eso es más honesto que el ir a la casa de Dios sin mente ni corazón.

La razón por la cual muchos cristianos no alaban con poder, excitación y entusiasmo es porque ellos no tienen intimidad con Jesús en su hogar. Aquellos que han aprendido a alabar y a enfocarse en privado traen su propio fuego – un fuego encendido en el closet secreto de oración. Los verdaderos adoradores no pueden esperar a ir a la iglesia para alabar al Señor junto con su pueblo.

Sabiduría de hombres o poder de Dios

El mensaje de Pablo, el Apóstol de los Gentiles (parte 12)

Juan Elías Vázquez

PRIMERA EPISTOLA DEL APOSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS

 CAPITULO 2

Es de hacer notar, que la Palabra de Dios no es de inspiración humana ni es fruto de la sabiduría de los hombres. Pablo manifiesta a esta iglesia, fascinada al parecer por la retórica de los hombres ilustres del mundo griego, que no ha venido él con ese tipo de “excelencia de palabras o de sabiduría”.

Versículo 1. Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.

Versículo 2. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo y a éste crucificado.

Pablo ya les había hecho ver a los corintios que entre ellos no abundaban los sabios ni los poderosos (1:26). Esta es una de las razones por las cuales Pablo les escribe acerca de Cristo con palabras sencillas y diáfanas. La otra razón estriba principalmente en la claridad, pues el contenido de las Cartas paulinas está dirigido a conversos de todas las clases sociales y niveles culturales, e históricos. Aun así, las Cartas de Pablo no son de fácil lectura y comprensión, si bien esto se debe a la falta de firmeza espiritual y a la inconstancia, como bien explica san Pedro (2ª Pe 3:16). Por último, Pablo señala con diligencia el precioso objetivo que guarda el mensaje evangélico: presentar a Cristo y a éste crucificado.

Versículo 3. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor.

El Apóstol era muy precavido a la hora de mostrarse delante de sus hijos en la fe. Entendemos que no era un hombre arrogante, que viniera con aires de suficiencia al estilo de los filósofos o funcionarios políticos de su tiempo. Al contrario, se mostraba humilde; “temblaba” ante la más mínima idea de creerse superior a sus hermanos. Su “debilidad” era real y no fingida. Todo cuanto sabía, había realizado y visto era por la obra y la gracia del Espíritu Santo que moraba en él. Sin esa fortaleza, lo sabía muy bien, Pablo no era nada. Pablo sabía mucho, había realizado grandes maravillas y atestiguado cosas indescriptibles; y, sin embargo, vivía como si nada de esto hubiera hecho o visto.

Versículo 4. Y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder.

El gran poder que respalda el mensaje del Evangelio, expuesto con claridad y sencillez por san Pablo, es suficiente para demostrar su veracidad y alcances espirituales. No hace falta retorcer el lenguaje al estilo de los sofistas clásicos ni adornar el discurso con elevada retórica para volverlo persuasivo.

Versículo 5. Para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Los judíos buscaban la prueba de la verdad en señales prodigiosas; los griegos, en tanto, iban detrás de aquellos hombres que los deleitaban con palabras persuasivas (“palabreros”, según vemos en Hechos 17: 18-19). Tanto unos como otros fundaban su sabiduría o en la capacidad del “milagrero” o en el conocimiento humano. Pablo echa un cimiento duradero: “que vuestra fe esté fundada en el poder de Dios”.

Versículo 6. Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen.

No debemos creer, sin embargo, que la sabiduría que desciende de lo alto pueda ser plenamente comprendida por un cristiano fluctuante o inmaduro. La fe cristiana fundada en el poder de Dios es el resultado de una vida de sometimiento a la fortaleza divina y de renuncia a los métodos que utiliza la razón para llegar a la verdad. Un cristiano inconstante es por consecuencia un creyente fluctuante. Como no permanece en los atrios de Jehová “para inquirir en su templo” (ver Salmo 27:4), fácilmente vacila para un lado y otro, movido de viento de toda doctrina. La sabiduría de Cristo permanece; la que sostienen los hombres es vanidad pura: en la mañana aparece, y al llegar la tarde es sustituida o desvirtuada por otra verdad aparente.

Versículo 7. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria.

“¡Un momento!”, parece decir Pablo. Esta sabiduría, revelada por voluntad de Dios a los débiles y pequeños, es un conocimiento que excede a cualquier ciencia terrena. Locura -por su insondable profundidad- para el mundo, esta sabiduría oculta ha sido desvelada para los hijos de Cristo; plenamente revelada, para que el cristiano auténtico no ignore la existencia de un legado previsto por Dios desde antes de la fundación de los siglos.

Versículo 8. La que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.

Hay hombres que sin poseer esta sabiduría se atreven a citar e incluso a interpretar algún pasaje de las Sagradas Escrituras. El resultado es catastrófico, lamentable, desde el punto de vista espiritual. Hablan de lo que no conocen. El más pequeño de los sabios de Cristo es dueño de un conocimiento inaccesible para el más sabio de los hombres.

Versículo 9. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman.

El desconocimiento del hombre por desgracia seguirá pesando sobre su cabeza, pues no sólo pierde la gran oportunidad de conocer la gracia de Cristo en esta vida, también su ser se perderá de bendiciones futuras, así como de atestiguar en el cielo una obra magnífica nunca antes vista (Ref.: Isaías: 64:4; 65:17).

Versículo 10. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.

¿Quién conoció a Dios o quién puede examinar su carácter? De Dios conocemos lo que él ha querido revelarnos. Gracias a que el Espíritu de Cristo mora en el creyente, el creyente puede conocer cosas nunca vistas ni oídas. Por el Espíritu, el hijo de Dios puede conocer por revelación incluso “lo profundo de Dios”. Pablo lo explica de esta manera:

Versículo 11. Porque, ¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.

Versículo 12. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido.

El hombre de este mundo sabe las cosas que son de este mundo y las defiende y las disfruta. Ignora y rechaza, por tanto, las que provienen de lo alto del cielo de Dios. Por medio de su Espíritu, Dios nos anticipa las bendiciones de su gloria y nos revela también, como por medio de una pantalla, lo que ya nos ha concedido; mismo, que vivimos como si ya lo tuviéramos.

Versículo 13. Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual con lo espiritual.

El gran propósito de esta parte de la Carta es resaltar el aprendizaje superlativo que se obtiene de una enseñanza cuyas bases han sido reglamentadas desde las alturas de Dios. Una sabiduría, que si bien resulta absurda o incomprensible para los sabios de este siglo, representa un conocimiento que excede las capacidades del hombre. Si lo espiritual no se acomoda con lo espiritual, el resultado puede ser la herejía o la perdición de los faltos de entendimiento y los inconstantes.

Versículo 14. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

El hombre natural o de este mundo puede llegar a pensar que la eternidad con Dios es una especie de fábula o, como opinaba el filosofo británico Bertrand Russel, una cobardía para paliar nuestra intrascendencia. Es decir, que el fin del hombre sea la nada. Discernir espiritualmente representa un ejercicio del corazón y la mente que sólo un cristiano lleno del Espíritu de Dios puede llevar a cabo.

Versículo 15. En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.

Alcanzar el grado de “espiritual” ha llegado a ser un acto desestimado en muchas denominaciones. Pablo, en cambio, pone de manifiesto las inmensas ventajas que el ser espiritual adquiere en el ejercicio pleno de su status. Dicho de otra forma: es estrictamente necesario que el cristiano sea lleno del Espíritu de Dios, pues mediante esta condición adquiere una sabiduría inigualable que le permite incluso juzgar las cosas del mundo sin que el mundo sea capaz de juzgarle a él.

Versículo 16. Porque, ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

He aquí la razón preponderante, el mundo no puede juzgar al hijo de Dios pleno en el Espíritu, pues ¿Quién conoció la mente de Cristo o quién podrá ensenarle a él? Y nosotros, dijo el apóstol, tenemos la mente de Cristo.

FIN DEL CAPITULO 2.

Las enfermedades

Pastor Óscar Enrique Tenes
famtenes@yahoo.com

Todos los hijos de Dios tenemos que dar gracias a Dios por los hospitales, los médicos, las enfermeras y enfermeros, pues Dios les ha dado todo el conocimiento que poseen, con el propósito de atender a las personas que eventualmente se enferman.

Sin embargo, quiero que compartamos otro conocimiento diferente a este, compartamos acerca del médico de médicos, quien es un sanador por excelencia, este es Jesucristo. Este no solo sana enfermedades físicas, sino toda clase de enfermedades. Por eso, el apóstol Pablo escribió en Filipenses 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Esto implica que usted y yo somos poderosos, pero esto es porque Cristo vive dentro de nosotros, no por capacidad o don de algún hombre.

 La Biblia dice en Isaías 53:4-5 “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.

Analicemos que el llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestras dolencias, no son las de él, son  las nuestras, pues él no tuvo ninguna enfermedad. Ahora es imperativo que entendamos que aquí es donde debemos poner en práctica la fe, pero hablamos de la fe de Cristo, no la nuestra. Él es el autor y consumador de la fe (Hebreos 12:2(, y antes de Cristo existía la fe del hombre, pero después de su muerte en la cruz ahora es la fe de él Galatas 3:23, veamos lo que significa “la fe”:  (Hebreos 11:1) “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.

Quizás usted lo que ve en este momento es algún deterioro físico en su cuerpo, sin embargo, la Biblia dice que él se llevó nuestras enfermedades y si Dios lo dice yo lo creo. Eso es fe, por eso usted y yo, debemos declararnos sanos siempre. ¡Abba Padre!

Ahora bien, veamos donde está el misterio de esta aseveración de la Biblia. Este consiste en entender que Cristo se llevo las enfermedades por nosotros. En otras palabras él ya pago el precio por nosotros. Derivado de esto, en este pacto de la gracia que surgió después de la cruz, nosotros los hijos de Dios no tenemos que estar pagando ningún precio, ya que Jesucristo en el mismo cuerpo donde llevó nuestros pecados (Hebreos 9:26, Colosenses 2:13,  Romanos 6:2, 2 Corintios 5:19). Para redimirnos de éstos y de la maldición de la ley (Galatas 3:13) también llevó nuestras enfermedades para sanarnos de las mismas (1 Pedro 2:24). Como corolario, el apóstol Pablo dice: “Y vosotros estáis completos en él”. Es decir, que todos los hijos de Dios estamos completos, no enfermos.

Entonces comprendemos que el deseo de Dios es que todos nosotros estemos y permanezcamos sanos. Por eso, la Biblia dice en 3 Juan 2:  “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas SALUD, así como prospera tu alma”.  Entonces la voluntad de Dios no es que nosotros carguemos con enfermedades. ¡No! Él las llevo por nosotros. A pesar de esto, hay personas que no creen que Dios nos sanó, ni que nos puede sanar.  A ellas podemos compartirle nuestro testimonio, incluso muchos de los hijos de Dios, nos hemos podido dar cuenta que casi nunca nos enfermamos y si nos enfermamos esto sucede por que a veces somos malos administradores de este cuerpo que es de Dios (1 Corintios 6:20), y que él nos dio, o nos puso vistiéndonos con él para vivir aquí sobre la tierra. Pero si ejercemos una buena administración, esto implica un buen cuidado del mismo, evitaremos cualquier enfermedad, que como estamos enfatizando no son del deseo de nuestro Dios.

Confesemos con nuestra boca que Jesucristo es el Señor y démosle gracias a Dios de que todo ya está hecho, somos sanos en Cristo Jesús. Recuerde al que cree todo le es posible.

www.centrobiblicoamorygracia.org

Marbella Caribe

«He aquí que yo les traeré sanidad y medicina, y los curaré,
y les revelaré abundancia de paz y de verdad».
Jeremías 33:6

Y el hijo, ¿quién se lo queda?

Un hombre rico y su hijo tenían gran pasión por el arte. Tenían de todo en su colección; desde Picasso hasta Rafael. Muy a menudo, se sentaban juntos a admirar las grandes obras de arte; desgraciadamente, el hijo fue a la guerra.

Fue muy valiente y murió en la batalla mientras rescataba a otro soldado.

El padre recibió la noticia y sufrió profundamente la muerte de su único hijo.

Un mes más tarde, justo antes de la Navidad , alguien tocó a la puerta.

Un joven con un gran paquete en sus manos dijo al padre: Señor, usted no me conoce, pero yo soy el soldado por quien su hijo dio la vida.

Él salvó muchas vidas ese día, me estaba llevando a un lugar seguro cuando una bala le atravesó el pecho, muriendo así instantáneamente.

Él hablaba muy a menudo de usted y de su amor por el arte. El muchacho extendió los brazos para entregar el paquete: ‘Yo sé que esto no es mucho. Yo no soy un gran artista, pero creo que a su hijo le hubiera gustado que usted recibiera esto.’

El padre abrió el paquete. Era un retrato de su hijo, pintado por el joven soldado.

Él contempló con profunda admiración la manera en que el soldado había capturado la personalidad de su hijo en la pintura.

El padre estaba tan atraído por la expresión de los ojos de su hijo que los suyos propios se arrasaron de lágrimas. Le agradeció al joven soldado y ofreció pagarle por el cuadro.

‘Oh no, Señor, yo nunca podría pagarle lo que su hijo hizo por mí. Es un regalo.’

El padre colgó el retrato arriba de la repisa de su chimenea. Cada vez que los visitantes e invitados llegaban a su casa, les mostraba el retrato de su hijo antes de mostrar su famosa galería.

El hombre murió unos meses mas tarde y se anunció una subasta con todas las pinturas que poseía.

Mucha gente importante e influyente acudió con grandes expectativas de hacerse con un famoso cuadro de la colección.

Sobre la plataforma estaba el retrato del hijo. El subastador golpeó su mazo para dar inicio a la subasta.

‘Empezaremos los remates con este retrato del hijo, ¿quién ofrece por este retrato?’ Hubo un gran silencio. Entonces una voz del fondo de la habitación gritó: ‘Queremos ver las pinturas famosas, olvídese de esa’. Sin embargo el subastador persistió: ‘¿Alguien ofrece algo por esta pintura? ¿$100.00? ¿$200.00?’

Otra voz gritó con enojo:  ‘No venimos por esa pintura, venimos por los Van Goghs, los Rembrandts. Vamos a las ofertas de verdad’ Pero aun asi el subastador continuaba su labor: ‘El Hijo, El Hijo, ¿Quién se lleva El hijo?’ Finalmente una voz se oyó desde atrás, el viejo jardinero del padre y del hijo… Siendo un hombre muy pobre, era lo único que podía ofrecer.  ‘Tenemos $10 ¿Quién da $20?’, gritó el subastador.’ La multitud se estaba enojando mucho. No querían la pintura de ‘El Hijo’.  Querían las que representaban una valiosa inversión para sus propias colecciones.

El subastador golpeó por fin el mazo: ‘Va una, van dos, VENDIDA por $10’ ‘¡Empecemos con la colección!’, gritó uno.

El subastador soltó su mazo y dijo: ‘Lo siento mucho, damas y caballeros, pero la subasta llegó a su final’ ‘Pero, ¿y las pinturas?’, dijeron los interesados. ‘Lo siento’ Contesto el subastador ‘Cuando me llamaron para conducir esta subasta, se me dijo de un secreto estipulado en el testamento del dueño.’ Yo no tenía permitido revelar esta estipulación hasta este preciso momento.

Solamente la pintura de ‘EL HIJO’ sería subastada.

Aquel que la aceptara heredaría absolutamente todas las posesiones de este hombre, incluyendo las famosas pinturas.

El hombre que aceptó quedarse con ‘EL HIJO’ se queda con TODO’.

REFLEXIÓN:

Dios nos ha entregado a su Hijo, quien murió en una cruz hace 2,000 años. Así como el subastador, su mensaje hoy es:

‘EL HIJO, EL HIJO, ¿QUIEN SE LLEVA EL HIJO?

Quien ama al Hijo lo tiene todo.

Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas, se os darán por añadidura.
Mateo 6:33

Amig@: Bendice tu casa, tus amistades, tu país. Y no te canses de dar gracias por todo lo que has recibido… Y sobre todo, por lo que no has recibido.

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La esperanza

Magnolia

Hola mis amados:

La esperanza es lo mejor que podemos tener, porque sin ella no habria futuro, no tendríamos por qué luchar o perseverar en la vida, pero Cristo es nuestra esperanza de Gloria y que bendita es esa esperanza que no nos deja defraudados ni en vergüenza porque confiamos en Aquel que es mas Poderoso que todo lo que podamos afrontar, asi que resistamos hasta que venga por nosotros.

La esperanza

No existe mejor medicina que la Esperanza, tónico más poderoso que creer que todos los problemas tienen una solución.
La capacidad de tener esperanza nos permite enfrentar los problemas de la vida diaria.
Nos recuerda que, ocurra lo que ocurra, siempre prevaleceremos.
Creo que nadie debe ser una víctima desesperanzada, pues hay muy pocas situaciones sin remedio alguno.
Con un poco de esperanza podemos transformar una posible tragedia en un logro.
Si la situación no cambia nosotros podemos cambiar para enfrentarla. ..
Para aquellos que creemos …
La Esperanza es eterna…
~ Autor desconocido ~

Los amo y bendigo en Jesucristo.

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Murió el hermano Pablo… pero no lo crea

Renuevo de plenitud

Pablo Edwin Finkenbinder, conocido en toda Latinoamérica como “el hermano Pablo”, falleció el viernes pasado a los 90 años de edad, informaron familiares.El evangelista murió dos días después de haber celebrado su 70 aniversario de bodas con su esposa Linda, fue justo esa misma tarde cuando debió ser hospitalizado al sentir un fuerte dolor de cabeza, relatan sus allegados

El Hermano Pablo advirtió hace muchos años que un día la noticia se correría acerca de su muerte y aclaró que cuando eso sucediera, usted no debería creerlo.

Esta es la razón por la cual el Hermano Pablo pidió que no lo creyera. Lo expone su sucesor en Un mensaje A La Conciencia, Carlos Rey

MIRA EL VIDEO DE SUS PALABRAS ANTES DE MORIR:

http://www.renuevodeplenitud.com/ fallece-el-hermano-pablo.html

¡Excusas! ¡Excusas! ¡Excusas!

Batista

 

Quiero hablarle de algo que tal vez Ud. padezca; algo que de no poderlo vencer -al menos tocante a cosas de valor eterno- le costará la eternidad en el lago de fuego. Es el peligro de las excusas. Éstas, con su «hermana» procrastinación*, son un duo peligroso para su alma.

La procrastinación deja para luego lo que debemos hacer hoy. Se complica más cuando la justificamos con excusas, excusas y más excusas. Explicar la razón de ser de algo –los factores causantes– es ser honesto. Sin embargo, faltos de una razón de ser para nuestra conducta, nos escudamos tras excusas huecas que sólo nos engañan a nosotros. A veces excusamos el descuido de deberes físicos alegando el cansancio -tal vez legítimo. Pero, ¿qué excusa le damos a Dios por dejar para otro día el arrepentimiento y la fe en Cristo que él requiere de nosotros hoy?

Es como anotar un «memorando» de lo que haremos otro día. Unos atan un hilo en el dedo para así no olvidar cosas importantes. Otros anotan ese «memorando» en su memoria… ¡y así, en el olvido! La Biblia nos habla de personas que procrastinaron su deber espiritual. Veamos.

La Biblia narra la visita de Pablo a la ciudad de Atenas, lugar de reunión de los intelectuales de su día. Refiriéndose a una estatua dedicada al «Dios no conocido», les habló del verdadero Dios a quien ellos no conocían y de su Hijo Cristo. Cuando les habló de la resurrección de Cristo, unos se burlaron; otros dijeron: Te oiremos sobre este tema otro día. Unos pocos creyeron; mas, ¿qué pasaría con los que justificaron su incredulidad con la excusa: «en otra ocasión te oiremos»?

¡Tal vez pensaron que el evangelio de Cristo era muy inferior para sus «mentes intelectuales»! Justificaron su incredulidad con un supuesto interés futuro en el tema.

Una vez le hablé de Cristo a un joven dominicano en la ciudad de San Pedro, RD. Sólo le interesaba una cosa: una soñada mejor vida en la Isla vecina, Puerto Rico. Según él, atendería su alma luego de alcanzar dicho sueño: «¡Luego atenderé mi alma!; por ahora, otras cosas me son más importantes!». Es decir: «Le oiré otro día».

La Biblia narra otro incidente en la vida de Pablo, esta vez, ante el gobernante romano, Félix. Impedidos los Judíos de hacerle daño, la ley romana prevaleció, y en el proceso judicial tuvo grandes oportunidades para hablar del Señor Jesucristo.

Hablando ante Félix, éste, «espantado, respondió: Ahora vete; más en teniendo oportunidad te llamaré» (Hechos 24:25). Dice la Biblia que Félix usó esta dilación por intereses monetarios; quería que Pablo lo sobornara. ¿Lo habrá llamado luego Félix? No lo sabemos. Parece que todo se quedó en: «¡Memorando: para luego!»

Luego, ante el Rey Agripa -al cual Pablo también predicó de Cristo- éste respondió: «Por poco me persuades a ser cristiano». Como intelectual al fin, el argumento le interesó; pero, él era un procrastinador. Su excusa fue: «aún no estoy convencido». Me pregunto: ¿Habrá creído luego?

La Biblia narra la parábola de una gran cena. Cada uno de los muchos invitados tenía una excusa para no asistir. Dice que «comenzaron todos a excusarse»; es decir, a dar sus excusas. Uno dijo: «He comprado una hacienda, y necesito salir a verla»… el segundo: «he comprado cinco yuntas de bueyes; voy a probarlos». Otro se excusó diciendo: «Acabo de casarme; no puedo ir».
Parecen ser razones justificadas para no ir a la cena. ¿Verdad? Pero, son sólo excusas. El primero deseaba atender una nueva propiedad; el segundo, los nuevos bueyes que compró para su finca; y, el último, se casó. ¿Habrá algo más legítimo que el matrimonio? Son excusas en áreas válidas del diario vivir pero, no dejan de ser excusas cuando del llamado a seguir a Dios se trata. De éstos, Cristo dijo: «Ninguno… gustará de mi cena».

A menudo vemos cómo personas ofrecen excusa tras excusa para justificar su rechazo del evangelio. «¡Por ahora no; otro día, sí¡». Aun supuestos creyentes caen en este peligroso hábito. Profesan lealtad a Cristo, mas, si su casa, su oficio o el placer matrimonial los llama, sin reparo le dicen a Dios: «Hoy no podré atenderte; otro día sí». Muestran que ni conocen ni aman a Dios. ¡No estarán en esa gran cena final!

¿Es Ud. como éstos que con excusas justifican su apatía y desobediencia a? Dios dice: «Buscad a Jehová mientras puede ser hallado». «Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones» (Hebreos 3:15). El resultado eterno de sus excusas y su procrastinación será la pérdida de su alma en el infierno. ¿De qué le aprovechará excusarse por su amor a las cosas materiales? ¿Acaso no vale más su alma?

¡Deje, ya, las EXCUSAS!; busque hoy el perdón de Dios y la vida eterna en Cristo. ¡Dios le ayude mientras aún haya tiempo!

* Procrastinación: Diferir, aplazar.

 

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Plaga moderna

Juan Elías Vázquez

En un par de décadas, México ha sido elevado de una manera muy considerable su intercambio comercial y político con algunas de las naciones más importantes del mundo. Como en otrs partes de la llamada «civilización», en nuestro país es de uso corriente ya hablarde la caída de la Bolsa de Valores, del horario de verano y de invierno, de los riesgos del calentamiento global, de la adecuada separación de los desechos domésticos; de la aparición de las grandes franquicias o de la compra de bienes raíces. Aparejadas a este nuevo «dialecto de la globalización», han brincado al habla común designaciones tales como obesidad, bulimia, estrés, colesterol, propensión a los infartos, virus (cibernéticos y clínicos), diabetes, aborto y la aparición cada vez más frecuente del suicidio en sectores de la población que hasta hace algunos años era impensable.

Podríamos decir que el suicidio es un fenómeno esencialmente urbano, producto, tal vez en parte, del ritmo desquiciante con que se vive en las ciudades. No está de más hablar de la tremenda irrupción en los hogares de los mensajes deformantes que transmiten la televisión o el internet y, de manera consecuente, de la pérdida inexorable de la noción de lo bueno y lo malo.

La nueva «conquista» ha acarreado sus propios males, sobre todo en lo que se refiere a la concepción de uno mismo respcto de los modelos que maneja la ética refinada del emprendedor; un concepto que se podría simplificar en esta frase: vales por lo que tienes. Si tal estándar no se alcanza en poco tiempo o de plano no se alcanza, la frustración resultante puede devenir en una baja devastadora de la autoestima.

A decir de la nueva ética, la felicidad de pende de parámetros muy precisos de belleza y/o apariencia; del posicionamiento laboral; de la excelencia en el aprovechamiento escolar; de la imagen proyectada hacia los semejantes; y, en un sentido extremo, de la capacidad que tengas para dejar atrás incluso tus escrúpulos, con tal de alcanzar el anhelado éxito.

Si antes el suicidio era más o menos frecuente entre personas de edad avanzada, en la que sufrían enfermedades incurables o en las que se hallaban en el más absoluto abandono, ahora esta plaga está cundiendo entre los jóvenes, y aun entre los niños. No podemos seguir indiferentes ante este hecho tan angustiante. Es urgente salvar a nuestros niños y jóvenes de tan endemoniada concepción de la vida. La comunicación intrafamiliar puede ayudar mucho; el reforzamiento de los valores que impone la vida cristiana, ni se diga; pero hay Alguien más que se erige (como antes, ahora) como el Único y suficiente —nunca mejor dicho— Salvador de los que le buscan; de Aquél que dijo: «No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal» (Juan 17:15); de aquel Señor que prometió que el que habita al abrigo del Altísimo no verá plaga alguna que toque su morada.

Publicado en La Voz del Amado, Año I, Número 5, octubre 2007.

Andando en el Espíritu

Pastor Jaime Batista Cortés

“ Nosotros no somos justificados por la manera de nuestro andar, sino por nuestro estar en Cristo Jesús,” observó Spurgeon.

La pregunta más importante que nos hacemos nosotros mismos es, “¿Estoy yo en Cristo?” si la respuesta es si, entonces “Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús” (Romanos 8:1).

La persona que esta en “Cristo Jesús” no anda conforme la carne, sino conforme y en paz con el Espíritu Santo.  Él anda según la dirección del Espíritu. “El estar lleno con el Espíritu” es estar bajo el control del Espíritu.  Cada creyente tiene el Espíritu Santo.  Nuestra responsabilidad es rendirnos a él.  Él tiene el Espíritu de vida en Cristo Jesús.  El resultado de nuestra justificación por medio de la fe en Cristo es una nueva creación, no  bajo el control de la carne, sino en el espíritu, una persona espiritual.

No, Dios no rechaza la carne.  Todavía está allí determinando y peleando contra el espíritu, y estará allí hasta que el Cristiano sea tomado para ser llevado al cielo a estar con Dios.

El apóstol Pablo nos dice que la persona que está “en Cristo Jesús” se consigna sí misma a la dirección y control del Espíritu Santo.  Él nos da dirección, nos exhorta, nos corrige, y nos guía en las huellas de justicia para que nosotros seamos semejantes a Cristo.

Otra pregunta importante para el creyente es, ¿Ando yo conforme a la carne?  ¿O, ando conforme al Espíritu?  Nuestra respuesta comprueba lo que producimos en nuestras vidas diarias.

El apóstol Pablo dijo, “No andéis conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:4).

¿Cómo conoces la diferencia? “Porque los que viven conforme a la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu” (Romanos 8:5).

¿Está mi vida de conducta bajo el control del Espíritu? Y si es así, yo voy a producir el fruto del Espíritu en mi vida (Gálatas 5:22-23).  Esto será lo contrario de las obras de la carne(vv. 19-21).

¿Cómo es tu andar? Tu andar es determinado por tus pensamientos. “Así como piensa el hombre en su corazón, así el también.” Pon tu intención o entendimiento en las cosas de la carne, déjalo ser dominado por los pensamientos carnales, y producirás las obras de la carne.  Deja que tu intención o entendimiento este bajo el control del Espíritu Santo y producirás el fruto del Espíritu.

Kenneth Wuest traduce Romanos 8:5, “Para aquellos que constantemente son dominados por la naturaleza mala ponen su entendimiento o intención en las cosas de la naturaleza maldita, pero aquellos que constantemente son dominados por el Espíritu ponen su entendimiento o intención en las cosas del Espíritu.

¿Es el Espíritu o la carne que domina tu entendimiento o intención constantemente? Según lo que produzcas tú lo sabrás.  Pon tu intención o entendimiento en la carne y producirás carne.  Déjalo que este bajo el poder y control del Espíritu Santo y serás semejante a Jesucristo en tu conducta.

La única manera para andar conforme a la carne es cambiar las habilidades del entendimiento “Transformaos por la renovación de vuestro entendimiento” (Romanos 12:2).  Edgar Goodspeed tradujo Romanos 8:5b, “El pueblo que esta controlado por el pensamiento espiritual de lo que es espiritual.”  Cuando nosotros ponemos nuestro entendimiento en el Espíritu nosotros producimos cosas espirituales que son agradables a Dios.  Kenneth Taylor interpretó este versículo, “Aquellos que andan conforme al Espíritu se encuentran haciendo cosas que son agradables a Dios.”

La Biblia amplificada dice, “Para aquellos que andan según la carne y controlados por sus deseos no santos, ponen su mente  y siguen aquellas cosas que satisfacen la carne.  Pero aquellos que están según el Espíritu y controlados por los deseos del Espíritu, ponen su entendimiento o intención y buscan aquellas cosas que satisfacen el Espíritu (Santo).”

¿Que lugar escoges para que moren tus pensamientos? Tú eres lo que tu piensas.  ¿No puedes escoger ahora a inclinar tu entendimiento para el control del Espíritu de Dios? Permite que él controle tus pensamientos. Deja que el deseo de tu corazón no dependa en ti mismo, sino en Cristo.  Este es el trabajo del Espíritu Santo dentro de ti.  Nosotros tenemos todo lo que es necesario para vivir una vida Cristiana en él, y lo que él escoge para proveer.  Nuestro recurso interior es Dios mismo—el Espíritu Santo. Deja que él controle tu entendimiento, tu corazón, y tus acciones serán agradables a Dios.

Dios os bendiga.

Publicado en Cristianos Poéticos.

¿Por qué limitas a Dios?

Robert Vander Meer

“Una y otra vez ponían a Dios a prueba; provocaban al Santo de Israel.”
Salmo 78.41

Esta lectura bíblica es muy provocadora, por lo que da a entender. Otras traducciones de las Sagradas Escrituras usan una palabra diferente para definir “provocaban”; se usan palabras como “limitaban” e “indignaban”. El sentido completo de la palabra, el cual es usado sólo una vez en la Biblia, es el provocar, al limitar o al poner límites. En el desierto, Israel provocó a Dios una y otra vez al limitarlo a El, a Su amor, a Su poder y habilidad. Ellos hicieron todo esto en sus corazones. Y eso a Dios no le gustó eso.

No estamos muy alejados de esa realidad hoy en día. Dios puede hacer grandes cosas en tu vida. Su amor por ti es eterno. Su deseo es gigantesco. La única cosa posible que puede interponerse en lo que Él puede hacer en tu vida….eres TÚ. Una de las maneras en que haces esto es ponerle límites a El y a las posibilidades.

No sé qué estás enfrentando hoy en tu vida. Pero en vez de enfocarte en tus problemas y entregarle el poder a esos problemas, decide creer que Dios sí puede y está dispuesto a trabajar en tu vida.

No lo limites por tu falta de confianza (digo falta de confianza, porque si le das más poder a tus problemas del que le das a Dios, esto quiere decir que estás confiando más en tus problemas que en el Creador del Universo).

Deja que El te muestre su amor hoy. No lo limites. No lo encajones. Confía en El.

Publicado por renuevo de plenitud (www.renuevodeplenitud.com)

¿Haces bien en enojarte tanto? (II Parte)

Juan Elías Vázquez

 El rencor no es enojo. Es la esencia pura de la maldad. Es la llave que abre las puertas del infierno. El rencor es el resultado de no poder alcanzar un bien por la vía legítima; es una infección, consecuencia de traer una herida abierta que supura día a día.

El rencor es como un vicio, que va degenerando los órganos del enfermo. Los síntomas suelen ser: cabeza caída, ojos endurecidos, nudos en la garganta, apatía o actividad frenética.

El que odia se pone detrás de una puerta y con ojos inyectados espía el andar de su adversario, por ver si éste tropieza o bien, hace lo posible por que tropiece. ¿Usted odia? ¿Está seguro? Tal vez sólo sea un enojo a punto de convertirse en rencor. Ahora es un nudo en la garganta, mañana podría transformarse en una carga pesada…

Para poder salvarse de los efectos corrosivos del rencor, el ser humano debe ir incluso más allá de la justicia (es decir, de lo que según nosotros se merece quien nos ha agraviado). Como Cristo, cuando anuló la ley de la retribución justa y enseñó la ley del perdón perfecto: “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás (odiarás) a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y persiguen” (Mat 5:43-44).

La enseñanza ampliada de este pasaje es como sigue: Ama incluso a aquellos que tú crees que tienen algo contra ti. Porque si amas solamente a los que te aman, ¿qué estás haciendo de extraordinario? Si saludas nada más a tus hermanos, ¿No hacen también así los gentiles?” (vv. 46-47).

Las justicias del cristiano deben ser mayores que las de los hijos de este mundo (Mat 5:20). ¡Qué encomienda tan dificultosa! Porque es más sencillo perdonar y orar por uno que no es mi hermano; mi enemigo es, a final de cuentas, un extraño, una persona que no tiene el temor de Dios.

Lo difícil es perdonar, amar y orar por un ser querido; uno que fue cercano, que mojó su pan en mi plato, al que amé y terminó traicionándome. Podríamos, entonces, decir: si no eres capaz de perdonar y amar a tu hermano que te ofendió (del que no esperabas una ofensa), y fuiste capaz de perdonar a un “extraño” (compañero de trabajo, vecino), ¡Dónde, pues, está nuestra justicia! ¿Qué recompensa tendremos?

¿Somos hijos del Padre o no? Él hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. El profeta Jonás no podía entender esta noble particularidad divina (ver I Parte): ¿cómo es que Dios podía mostrarse compasivo con un pueblo ajeno a Israel?

Como consecuencia, Jonás se sumerge en la autocompasión, lo que da paso al resentimiento (primo hermano del rencor): ¿Por qué Dios primero hace crecer una planta hermosa y luego, en un momento, la hiere con un gusano infecto?

La lección es clara: el profeta fue capaz de compadecerse de una planta por la cual ni trabajó ni le costó nada, y tuvo lástima de sí mismo, “¿Y no tendré yo piedad de Nínive –dijo Jehová, su Creador–, aquella gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben discernir entre su mano derecha y su mano izquierda, y muchos animales?”.

¿Has visto caer de pronto una hermosa amistad que traía grandes bendiciones para tu vida? No dejes que la indignación, por muy justa que sea, te seque los huesos. No te atasques en ese lodo. No caigas en la autocompasión ni te llenes de resentimiento ni tampoco pierdas la compasión.

Dios hizo crecer la planta y él también la secó. Tal vez Dios quiera que aprendamos a amar a los miles por la pérdida momentánea de uno solo o a uno solo por la pérdida temporal de los miles. Para que podamos comprender un poco la dimensión extraordinaria del amor divino, que regala la lluvia fresca y las bondades del sol por igual a cristianos y gentiles.

El perdón debe operar de la misma forma: que así como se otorgue al gentil se ofrezca también al hijo de Dios. La clave parece estar en la pregunta retórica que Jehová le formuló a Jonás: “¿Haces bien en enojarte tanto?”

¿Haces bien en enojarte tanto? (I Parte)

Juan Elías Vázquez

Vivimos días en los que nuestro enojo parece estar totalmente justificado. El energúmeno que nos rebasa por la derecha y aparte nos echa el carro encima; el vecino fastidioso que no nos dejó dormir bien; el incremento de la gasolina o la educación; el enojo que nos causan los informes de la nota roja, que ahora son motivo de primera plana; el abuso de las autoridades en contra de ciudadanos inocentes a los que luego se pretende resarcir con el típico “usted disculpe”.

Y ni qué decir cuando nos enemistamos, por el motivo que sea, ya no con el vecino o el compañero de trabajo, sino con uno de nuestros hermanos, bien sea de la Iglesia o en la carne. En cualquiera de los casos arriba mencionados, no cabe duda, tenemos el derecho a indignarnos; pero siempre, en cualquiera de estos casos, en el corazón del cristiano debe resonar la pregunta que Dios le hizo a Jonás: “¿haces bien en enojarte tanto?” (Jon 4:4).

La respuesta obvia es NO. Entonces, me puedo enojar, pero ¿por cuánto tiempo? El tiempo suficiente para no caer en la trampa del pecado, es decir, antes que el enojo se convierta en rencor. La Biblia dice: “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo” (Ef. 4:26). Por la simple razón que, “el que fácilmente se enoja hará locuras…” (Pr 14:17). “No te apresures en tu corazón a enojarte –recomienda el Predicador-; porque el enojo reposa en el corazón de los necios” (Ec 7:9).

La brevedad de la vida impone soluciones en el corto plazo, antes que la ira se eternice, se cubra por las sombras de la noche o termine “reposando” o anidando en el corazón, tesoro de buenas y malas fortunas.

En cuanto a las enemistades en contra de nuestros hermanos el asunto se torna trágico, incluso: “Mas yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego” (Mat 5:22).

El Señor Jesús advierte del grave peligro que se oculta detrás del enojo empedernido: la hostilidad que pueda generarse entre hermanos representa de por sí un problema de trámite complicado: quedamos expuestos a juicio, es decir, como si de repente tuviéramos la necesidad urgente de contratar un abogado que nos saque del embrollo.

Si de la antipatía nos vamos a los insultos, entonces tendremos que comparecer delante de un tribunal, pues no hubo arreglo previo posible. Podemos llegar al extremo de poner en duda la salud mental de nuestro adversario y tenerlo como un imbécil. ¿El resultado? La posibilidad de que la eterna enemistad nos lleve derecho al castigo eterno: el infierno de fuego.

Yo no puedo, sin embargo, dejar de enojarme como me enojo. Me indigno con facilidad y creo sinceramente que mis causas son justas. A menudo tenemos que considerar con detenimiento esta clase de afirmaciones tan determinantes. Para Jonás la causa de su decepción era justa: ¿Por qué tengo que llevar un mensaje de salvación a un pueblo que adora dioses extraños y que ni pertenece a mi linaje? Era cierto, los asirios de Nínive estaban a punto del exterminio debido a la abominación de la idolatría y por su iniquidad; ellos se lo habían buscado. ¿Jonás, que vela tenía en el entierro?

Es tan grande la indignación del profeta, que sale de la ciudad y se va debajo de unos arbustos a rumiar su amargura. Desea la peor de las suertes, se siente agraviado e impotente. Ante sus ojos queda la ciudad; Jonás la mira expectante, como quien vela la suerte de su peor enemigo.

Dios, “tardo en enojarse, y de grande misericordia” (Jon 4:2), le responde al enojón con una calabacera frondosa que le alivia en gran manera su malestar. El profeta está feliz: “Desde aquí podré ver mejor el fin de mis angustiadores”, pudo haber pensado. Dios se muestra misericordioso en extremo; el hombre persiste en sus rabietas.

Al día siguiente, el drama: un gusano preparado por el Creador hirió la planta y la secó. Un viento hirviente y la crudeza del sol cayeron sin piedad sobre la persona del profeta. “¡Quítame mejor la vida!”, clamó el hombre; “¿de qué sirven tus misericordias, si no son duraderas?”. ¡Qué trámite tan difícil! El hombre reacciona naturalmente, tiene lástima de sí mismo y de la plantita que tanto alivio le había dado…

De la calle al púlpito

Testimonio

Abner Chávez

Cuando Joel Salazar tenía apenas diez años probó por primera vez la bebida: los residuos de las cervezas que le sobraban a su padre. Tras de los primeros tragos entró en él un espíritu de rencor y odio contra su padre alcohólico y golpeador de su madre. El paso inmediato fue la calle. Aunque era un chiquillo retraído, solitario, vivió su adolescencia entre cervezas, supuestos amigos, un poco de trabajo y riñas.

Las calles de la colonia Virgencitas en Nezahual­cóyotl, un inmenso páramo en la década de los sesenta, fueron testigos de su juventud sin freno. La calle fue su escuela. Su alcoholismo se agravó incluso después de haberse casado a los 16 años y haber procreado a cinco hijos. Llegó a quedarse a dormir en la calle.

Cuando el alcohol ya no satisfizo a Joel, le entró a las drogas. Se drogaba de lunes a domingo. Probó de todo. Mariguana, co­caí­na, pastas, chochos, cuyo efecto lo hizo perder, primero el dinero, luego la con­cien­cia y después la vergüenza. Robaba a tran­seúntes y negocios para sostener su vicio. Las farmaco­depedencia lo hizo participar en una riña en donde perdió la vida un mu­chacho, lo cual lo llevó a la cárcel. Ahí, el alcoholismo y la drogadicción se potenciaron.

Tiempo después, en 2001, ya afuera, le me­tieron un balazo en el vientre. Una profunda cicatriz al lado derecho de su ombligo atestigua lo que entonces le dijeron a su esposa, que mejor ya no contara con él, pues iba a morir. Ahí tomó conciencia del peligro que significaban las drogas y se arrepintió. Unas primas cristianas le llevaron un caset de un tal Josmar y su testimonio y le regalaron una Biblia.

El arrepentimiento le duró un mes. Las drogas lo tenían atrapado. Incluso, algunas hojas de ese libro negro que le llevaron sus primas, de las cuales se burlaba tanto, le sirvieron para seguir drogándose. Aproxima­damente siete años estuvo preso en ese in­menso abismo. Su esposa lo dejó. Perdió a sus hijos. Se quedaba a dormir en el basu­rero del mercado de la Virgencitas. No se bañaba, no comía, deambulaba como cadá­ver viviente por las calles. Llegó un momen­to en que quiso quitarse la vida.

El encuentro

Una sobredosis lo llevó al hospital. Luego con hechiceros, brujos y grupos de ayuda. Joel quería salir de esa prisión, pero no podía. Se daba cuenta de la vida inútil que llevaba, pero la adicción era más fuerte que su voluntad. Una ocasión, cuando la noche parecía más negra, afuera de un Elektra vio un puesto de biblias. Escuchó algunos cantos que le llaman la atención. Le impacta el libro y decide comprárselo. No lee la Biblia, sino que sigue drogándose. Unos días después, un domingo que andaba por la avenida Pantitlán, afuera del Centro Familia Cristiano Genezaret, escuchó los cantos. Primero se siguió de frente. Luego regresó. Quiso entrar, pero dudó. “Yo qué hago aquí –se preguntó–, mejor me voy”. Cuenta que se fue y a una cuadra antes de la López, una fuerza sobrenatural lo hizo regresar. Y lo metió hasta las bancas de adelante.

Al escuchar las alabanzas “empiezo a sentir algo muy bonito dentro de mí”, rela­ta. A la hora del mensaje, el predicador es­tadunidense Roberto Evans expone la palabra de Dios y de pronto interrumpe el sermón y señala a Joel. “Tú, joven –me dice–. Y yo volteaba a ver a quién señala­ba. Te estoy hablando a ti. El día de tu sal­va­ción ha llegado. Ya encontraste lo que andabas buscando. Dios conoce tu vida, pero Él te quiere perdonar en este día. Y si tú quieres entregarle tu vida a Cristo, Él te va a cambiar.

“Y cuando me hace el llamado, no me impor­tó. Pasé al frente y no me impor­tó que detrás de mí estuvieran más de mil ­per­sonas, porque el auditorio es muy grande. Llegué y le pedí perdón a Dios. Yo sentí cómo empezaron a rodar mis lá­gri­mas. Tú no lo ves, me decía, pero Él te trajo, está tra­tan­do contigo. Y cuando estoy pos­­­tra­do ahí en el altar, pidiéndole perdón y mil gentes atrás de mí, sentí cómo Dios me per­donó y quitó todo mi pecado, toda mi maldad, todos mis robos, todo lo malo que yo había hecho… Re­cuerdo que ese día recibí a Cristo como mi Salvador y mi Señor y cuando me paré me sentía muy ligero.

“Voy a ser muy honesto. Saliendo de la Iglesia quise volver a drogarme, y me vomité. Luego, en la semana, volví a drogarme, y vomitaba todo. El sábado que cobré por mi trabajo, me compré una botella de tequila que quise tomarme, pero la vomité. Al día siguiente volví a la iglesia y Dios me volvió a hablar, que Él me amaba, que quería cambiar mi vida. Y cómo sabía el predicador lo que yo andaba haciendo, las cosas malas que había hecho. Y esa fue la última dosis que me metí. Ya de ahí, gracias a Dios, hasta la fecha ya no he vuelto a drogarme.

“Yo sin saber, ahí en el altar, yo le dije a Dios: ‘Si Tú me sacas de la droga, yo te voy a servir’. Yo ni sabía lo que les estaba diciendo. Se me salió esa palabra que le dije. Y ahora veo, después de años, que Dios es un Dios de pactos, porque él me sacó de la droga y ahora yo le sirvo.

La dosis superior

“Empecé a congregarme. Iba yo martes, jueves, sábados, domingos. Los domingos, dos veces al día. Empecé a tener hambre por Dios. Así como antes tenía necesidad de la droga, como que me empecé a inyectar una dosis superior, que es Cristo. Empecé a tener sed de Dios. Él es la dosis superior que me inyecté, me fumé, inhalé. Porque no hay mejor droga que esa, que Cristo”.

“Yo llegaba a las cinco de la tarde y me quedaba afuera de la Iglesia, pues la abrían hasta las siete. Y asistir a la Iglesia fue algo consecutivo. Me le acerqué al pastor y le dije: ‘Pastor, yo ven­go de esto y de lo otro, y él me dijo ‘Síguete con­gregando’. Y empiezo a predicar el Evangelio a mi propia familia. A mis hijos, que no vivían conmigo. A mi esposa, muy católica. Me la encontré en la calle y me dice: ‘Oye, te veo muy cam­biado, qué tienes”. Le digo; ‘Conocí a Cristo y Él cambió mi vida’. ‘Y a dónde vas’, me dice. ‘Pues a una iglesia cristiana’. ‘Te puedo acompañar’, me preguntó. Y ese mismo día se convirtió mi esposa. Cuando regresamos, me dijo: ‘Ahorita regreso, voy por los niños, porque queremos estar contigo’.

Fue por mis hijos, les pedí perdón. Ese día recuperé mi familia. Dios me devolvió mi familia. Y fue lo primero que me devolvió. Luego me da un trabajo, donde gano muy bien. Me dio una casa y hasta una Iglesia, donde ahora pastoreo. Me dio un ministerio donde se rescatan a jóvenes que andan como yo anduve, que es la Casa cristiana de recuperación y apoyo contra las adicciones, que está ahí en Virgen de los Remedios # 101, en la colonia Virgencitas.

“Me he dedicado mucho a lo que es los niños de la calle. Ir a predicarles, a compartirles, hay mucha necesidad. Aquí mismo yo los reunía. Incluso los dejaba yo quedar aquí. Sin miedo, porque un drogadicto sabe amar, sabe respetar. “Mi trabajo ahí es espiritual. Yo les comparto todos los días a los internos. Yo les comparto la Palabra. Todos los días se les da enseñanza, discipulado, se ora por ellos, alabanza, adoración. Estás tres meses internados y se les da casa y alimento. Los llevamos de la mano a un cambio de vida.

“La gente, los amigos, a veces se burlaban de mí. Que el hermanito, el pastorcito, el aleluya. La gente de aquí de la colonia sabe muy bien quién fui y quién soy. Pero yo los bendigo y les comparto el Evangelio”.

Publicado en La Voz del Amado, Año I, Número 4, agosto 2007.

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El Dios de toda gracia

Pastor Jaime Batista Cortés

1 Pedro 5:10

Reposo hay en la gracia calmante

Que brota de los ámbitos celestes:

¡Que descanso en pensar que Su rostro hemos de ver,

Aquel que Su amor nos ha dado a conocer!

¡Oh!, ¿cuándo llegará el corazón del hombre, siquiera en pensamiento, a la altura de la gracia y de la paciencia de Dios?

Es el amor que es en Dios, no ningún atractivo en el pecador, lo que explica la sobreabundante generosidad de su aceptación en Cristo.

Lo que el hombre natural entiende por misericordia no es … que Dios borre el pecado mediante el derramamiento de la sangre de Jesús, sino que Él pase por alto el pecado con indiferencia. Pero esto no es gracia.

No hay dar en la «provincia apartada», ni siquiera se dan las algarrobas. Satanás lo vende todo, y muy caro—al precio de nuestras almas. Todo se ha de comprar. El principio del mundo es «nadie da nada por nada». … ¿Quieres encontrar a alguien que realmente da? Has de ir a Dios.

La gracia no tiene límites, carece de ataduras. Seamos lo que seamos (y no podemos ser peor que lo que somos), a pesar de ello, lo que Dios es hacia nosotros es amor.

Su gracia … es siempre sorprendente … y se relaciona de tal manera con cada fibra y anhelo también de nuestros corazones con el acto de Cristo de hacerse hombre, que nos lleva a un lugar que nadie puede conocer si no está en él. Y sin embargo uno no es nada allí, aunque unido a Él que lo es todo—y ser nada es estar en un lugar de bendición.

La ley puede atormentar la conciencia, pero la gracia humilla.

«Siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros.» Vemos sencillamente dos cosas en esto—que el pecador carece de fuerza, está sin riquezas. Como el mísero hijo pródigo, ha desperdiciado todo lo que tenía, y ahora vuelve en sí, y está para volver, y no tiene nada que llevar consigo. ¡Como un marinero náufrago, todo lo ha echado por la borda, todo va a la deriva, y él mismo, debatiéndose en las oscuras olas, es echado sobre la playa, agotado y pobre, habiéndolo perdido todo! Pero bendito sea Dios, si hemos llegado a la playa, Dios está ahí, y es por nosotros … y sabemos que no seremos rechazados, y que podemos recurrir ahora a todas las cosas que Dios puede dar. «El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?»

La forma en que llego a sentir la enormidad del pecado es por la grandeza de la gracia que ha dado satisfacción por el pecado.

«Para mostrar en los siglos venideros las sobreabundantes riquezas de su gracia en su benignidad para con nosotros en Cristo Jesús.» Esta es la manera en que los ángeles aprenderán, junto con los principados y poderes en los lugares celestiales, el
significado de «las sobreabundantes riquezas de su gracia». ¡Ellos verán al pobre ladrón, y a la mujer de la ciudad que era pecadora, y también a nosotros, en el mismo lugar y gloria que el Hijo de Dios!

Dios te enseñará, en el desierto,
Cómo es el Dios que has conocido;
Paciente en gracia, poderoso en santidad,
Toda Su gracia hará Él abundar contigo.

El elogio, «Bien, siervo bueno y fiel», suena dulce a los oídos, y tanto más para aquel que sabe que solo es por Su gracia que podemos ser lo primero y lo segundo.

 

 

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¿Y por qué Dios no termina con la maldad?

Abner Chávez

Un reto del cristiano en el mundo actual es responder a quienes cuestionan la existencia de Dios. Cuando son burlas de personas necias, no caben ni argumentos lógicos ni testimonios personales ni, mucho menos, textos bíblicos. Lo mejor es dejar al necio en su necedad, pues en su corazón cree que “no hay Dios”, como pretexto para corromperse y hacer el mal.

Otra cosa es cuando un ateo –como se define a sí mismo una persona convencida de que Dios no existe– expone argumentos que considera irrevocables para aplastar la fe del creyente. Veamos un ejemplo sencillo.

Los incrédulos exponen que si Dios existiera no permitiría la maldad, pues por ella sufren muchos  inocentes. Y argumentan dos cosas: 1) si Dios no quiere evitar la maldad, permitiendo que la gente siga sufriendo, entonces él mismo en un ente malo, lo cual es contrario a la naturaleza de Dios, quien por definición debería ser bueno; 2) si Dios no puede acabar con la maldad, quiere decir que no es todopoderoso y, por lo tanto, tampoco es Dios. De cualquier modo, al no querer o no poder terminar con la maldad se demuestra la inexistencia de Dios.

Este rudimentario razonamiento pudiera confundir a un cristiano poco ejercitado en polémicas filosóficas y en argumentaciones lógicas. Por eso es necesario explicarlo.

1) Dios no puede terminar con la maldad en el mundo por la sencilla razón de que respeta la voluntad –el libre albeldrío– de la raza humana. Fue el hombre quien voluntariamente decidió no tener en su noticia a Dios. Intervenir directamente en contra de la voluntad de la persona va en contra de los principios de Dios. Él no puede obligar al humano a elegir la bondad como forma de vida. Seríamos como robots, con acciones bondadosas, pero sin voluntad. Se tiene que reconocer que ha sido el género humano el causante de la degradación de la naturaleza, de toda iniquidad y envilecimiento.

El plan de Dios es distinto. Él quería –y busca aún– hombres y mujeres que ejerciendo todas sus capacidades intelectuales y volitivas decidan en pleno uso de sus facultades seguir el camino individual de la salvación.

Este no poder de Dios en realidad es un compás de espera para que el hombre se arrepienta y vuelva a su Creador. Este no poder de Dios en realidad resalta el infinito amor del Padre quien, no queriendo que nadie se pierda, retarda el castigo para los malos. Pero el hombre necio vive el resultado de sus malas acciones y al no querer arrepentirse quiere echarle la culpa a Dios de la maldad, de su maldad. Dios quiere rescatarnos precisamente del mundo de maldad y lo único que necesitamos es aceptarlo, entregarle nuestra voluntad.

2) Dios no quiere, por la misma razón, terminar de tajo con la maldad del género humano porque, en un acto de soberanía, respeta la voluntad del individuo. Y Dios no quiere terminar con la maldad porque tendría que borrar de la faz de la tierra al hombre. Él sigue esperando, con infinita paciencia, la conversión del hombre.

Pero ese Dios no quiere es una trampa del lenguaje, es un falso silogismo, porque Dios sí quiere terminar con la maldad en el mundo, pero no mediante actos mágicos y señales portentosas que los fariseos actuales siguen pidiendo, sino por el sencillo camino de la conversión del hombre, de todos los hombres, para que, en un acto voluntario, ejerciendo su capacidad de elección, acepten a Cristo en su corazón y acaben definitivamente con la maldad en el mundo.

3) Pero este no poder o no querer atribuidos a Dios tienen una razón de más fondo. Dios es un ser perfecto, el más perfecto, infinitamente justo. Por eso, en el principio de los tiempos, cuando el querubín cubridor Luzbel, uno de los seres más bellos que hayan sido creados, “pretendió ser igual a Dios”, encontrándose en él vanidad y maldad, fue arrojado del hogar a una prisión –la Tierra– junto con sus ángeles, pero no fue destruido. En aquel caso de maldad, como en cualquier otro, Dios dio la oportunidad del arrepentimiento antes del castigo, resaltando así su eterna justicia. La corrupción del diablo tiene que ser castigada, pero sin descrédito de la justicia divina: sin que nadie pueda acusar a Dios de ser injusto.

Pero el propósito del diablo es convencer al mundo de que si Dios existe es tan malo como él o no es tan poderoso como dice. Ahí radica el interés del demonio en convencer a la gente de que Dios no existe o en tratar de aplastar la fe del cristiano en un Dios vivo, santo, infinitamente bueno, amoroso, paciente… pero eternamente justo.

Publicado en La Voz del Amado, Año I, Número 3 Agosto 2007