Escudriñando las sendas antiguas en un mundo posmoderno

Archivo para la Categoría "Voz que clama"

El muro que da paz y da guerra

Jerusalén es un lugar santo para varias religiones, donde cada pedazo de pared crea un conflicto

El Muro de las Lamentaciones da identidad al pueblo judío, afirma el antropólogo Elio Masferrer

Por Olga Miranda Mendiola 

(Primera parte) 

La historia del Muro de las Lamentaciones comienza en una modesta montaña: el Monte Moriá. Sobre ella ocurrieron, a lo largo de la historia, eventos constitutivos del pueblo judío. 

El Muro de los Lamentos es un tramo de una de las paredes del Segundo Templo de Jerusalén, que fue destruido en el año 70 de nuestra era. Otro de los nombres con los que se llama es Kotel, término que se puede traducir por “muro” o “pared”. Por eso, la explanada en la que hoy se encuentra el Muro de las Lamentaciones se llama Plaza del Kotel. 

El lugar es un espacio de oración, reflexión y culto religioso muy importante para el judaísmo. El significado del Muro de los Lamentos deriva de otro de los objetos más sagrados para el mundo hebreo, la “Piedra Angular” o “Piedra Fundacional”. 

En la actualidad mucha gente puede ir a visitar este lugar histórico, ¿pero qué significado tiene para los judíos y para la humanidad? 

Elio Masferrer Kan, doctor en Antropología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), describe en entrevista que “el Muro de los Lamentos es lo único que queda del Segundo Templo, entonces de alguna manera la destrucción del templo implicó la diáspora, la expulsión de los judíos de Israel y de alguna forma volver al muro es como reencontrarse con su historia”. 

Explica que, desde el punto de vista histórico, “el punto es conflictivo porque los musulmanes, es decir, la ocupación musulmana posterior a la presencia judía, construyen una mezquita. Entonces ahí estamos hablando del monte del templo o el monte de la mezquita. 

“Es un espacio muy complejo con los musulmanes y también es un punto en conflicto con los propios judíos porque ahí están los ultraortodoxos que no quieren que las mujeres recen junto con los hombres; sin embargo, hay otras posiciones más abiertas del judaísmo que plantean estar juntos en ese lugar”. 

El Muro de las Lamentaciones fue recuperado en la Guerra de los Seis Días en 1967, lo cual transformó el tablero geopolítico de la región. Elio Masferrer dice que éste es identitario para el pueblo judío. 

“El judaísmo es uno de los casos más impresionantes de mantener la identidad étnico-religiosa, o sea, otros pueblos en la historia de la humanidad fueron presionados y desaparecieron o fueron absorbidos por otra sociedad”, describe el investigador emérito. 

Expone que “el Muro era un elemento estratégico en la construcción de la identidad y en la partición de 1948, recordemos que estalló un conflicto armado porque los musulmanes no aceptaban esa partición. Pero con el cese al fuego, el Muro de los Lamentos quedó del lado musulmán, entonces prácticamente estaba prohibido para los judíos ir a rezar al muro. En la Guerra de los Seis Días, en 1967, Israel pudo controlar todo Jerusalén y el territorio, y es ahí donde lo recuperaron y consiguieron tener el control (del Muro)”. 

Sobre qué sentido histórico tiene el muro, Masferrer explicó que “es un punto en conflicto porque de alguna manera es el símbolo de la derrota y entonces es un espacio de lucha constante”. 

También comentó que: “lo que queda de lo que fue el templo evidentemente tiene un valor patrimonial tanto para el judaísmo y también para lo que sería la memoria del mundo musulmán”. 

Destacó que “en cambio el judaísmo mantiene su identidad y lo que se puede ver hoy en día en la comunidad judía vemos que cada año van a Jerusalén. 

“Sin embargo, el Estado de Israel es muy complejo, no podemos olvidar que el 25 por ciento de la población no son judíos, el 24 por ciento son musulmanes y el uno por ciento son cristianos. Me parece importante comentar que es una situación compleja, incluso recientemente un sector de los judíos pactó el gobierno de Israel y pactó con un sector de los musulmanes, o sea, los musulmanes tienen diputados en el Congreso de Israel”, detalló. 

En referencia a las personas que van a hacer oración frente al Muro y escriben sus peticiones en papeles, luego los enrollan y los meten en las hendiduras de la pared, el antropólogo Masferrer precisó que “en el judaísmo no se adoran imágenes sino lo que siguen es la Ley de Dios, entonces hay una serie de elementos simbólicos que representan distintos momentos que están en la prehistoria de los judíos”. 

El especialista en religiones explicó que «los retiran todas las noches, pero hay un nivel de anonimato, o sea, es una costumbre del centro ceremonial: las retiran. Lo mismo pasa en la Basílica de Guadalupe, aquí en México, con las veladoras. Entonces es una costumbre. 

“En Israel podemos decir que está la construcción del templo, la destrucción, la reconstrucción, la destrucción. También el candelabro de los siete brazos, que rememora que no se le agota el aceite de la eucaristía, etcétera. O comer alimentos sin levadura rememorando el éxodo, “la huida”, entonces de alguna manera estos mensajes, estas peticiones son colocadas en el templo. Sería evidentemente el punto más antiguo de la tradición judía”. 

¿Cuál es el propósito del bautismo?

 Segunda parte 

 Por Olga Miranda 

El último y solemne mandamiento dado por nuestro Señor Jesucristo a sus discípulos, antes de ascender a los cielos, fue éste: “Id y doctrinar a todos los gentiles, bautizándoles en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo: enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. (Mateo 28:19) 

Los apóstoles y todos los cristianos consideraron desde entonces que su principal misión en la tierra es la de evangelizar a toda criatura. Iban, por lo tanto, de un lugar a otro, predicando el evangelio y aquellas personas que se arrepentían y recibían la Palabra de Dios en sus corazones, eran bautizadas, y mediante este acto declaraban su fe personal en la obra y persona de Jesucristo. 

¿Qué significa el bautismo? 

La palabra “bautismo” proviene del griego “baptízein” y del latín “baptizare”. Significa sumergir y hace referencia al bautismo de Cristo en el agua. 

El bautismo era administrado por inmersión en agua, significa una plena y eterna consagración  de la persona cuando se bautiza, al servicio y el honor del Padre, quien dio a su Hijo para redención de los pecados de la humanidad. 

Nuestro Señor Jesucristo, lo mismo que la multitud que acudía con Juan Bautista, fue bautizado en el río Jordán. 

El bautismo invita a toda persona que ha creído y tiene fe en Cristo a que confiese y se arrepienta de sus pecados, esto representa un acto de obediencia a Dios.  

¿Cuántos tipos de bautismo hay? 

El bautismo en agua, en Espíritu Santo y fuego. Veamos el siguiente texto. 

Mateo 3:11  

“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego”. 

Siempre que la Biblia habla de fuego simboliza el juicio purificador y destructor. El llamado bautismo en fuego, con el Espíritu Santo, es un juicio más a fondo sobre el viejo hombre porque el Espíritu Santo, convence de todo pecado.  

San Juan 16:8 

“Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio”. 

El Espíritu de Dios puede actuar a través de una persona porque Él hace permanentemente su obra mediante el fuego purificador. 

Es decir, cuando el Espíritu Santo regenera al pecador, el bautismo en fuego purifica el alma dando muerte al hombre viejo, lleno de pecado. 

Romanos 6:1-6 

Muertos al pecado porque ya han sido bautizados en Cristo, quien resucitó de los muertos por la gloria del Padre. 

1 ¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 

2 En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? 

3 ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 

4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. 

5 Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; 

6 Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 

Con el bautismo en fuego se crea una nueva forma de vivir en el Espíritu. La morada interna del Espíritu continúa purificándonos dándonos poder para darle muerte a las obras pecaminosas de la carne.  

Romanos 8:13 

“Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis”. 

¿Los niños deben bautizarse? 

No, la Biblia cita que cuando Cristo dijo: “Dejad  a los niños venir a mí”, significa que Cristo tomó a los niños en sus brazos y los bendijo, pero no los bautizó. 

Y luego, ¿no tomó nuestro adorable Salvador en sus brazos a los niños que no habían sido bautizados?, declarando que el reino de los cielos es de ellos. (Mateo 19:14). Los niños no tienen pecado, por lo tanto no deben bautizarse cuando son bebés, sino hasta que toman conciencia de sus actos y deciden entregar su vida a Cristo. 

¡Dios les bendiga hermanos! 

Aprended de la higuera

Por Olga Miranda M 

(Primera parte)  

“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. (Mateo: 24:32-35). 

Estimados lectores: la higuera, juntamente con el olivo, la vid y la zarza (o espino), es una imagen de Israel, o sea, un paralelismo del pueblo judío. Estos cuatro “árboles” son mencionados en un mismo pasaje, en Jueces 9:8-15. Aparte de éstos, la granada también es una descripción del pueblo de Dios. 

El pasaje bíblico quizá más exacto, referido a la higuera como analogía de Israel, lo encontramos en Oseas 9:10, donde Dios el Señor dice:  

“Como uvas en el desierto hallé a Israel; como la fruta temprana de la higuera en su principio vi a vuestros padres…” 

Esto también es lo que expresa Jeremías 24: 3-7:  

“Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos; higos buenos, muy buenos: y malos, muy malos, que de malos no se pueden comer. Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los transportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien. Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré.  Y les daré corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo corazón”. 

La higuera contiene una analogía profética de mucho significado, lo cual podemos ver también en los discursos de Jesús acerca del fin de los tiempos: 

“De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas”. (Mateo 24:32-33). 

A continuación, queremos mirar la higuera, Israel, a la luz profética de la Biblia, y preguntarnos qué podemos aprender de la misma: “De la higuera aprended la parábola…” 

¿Dónde aparece, por primera vez, la higuera en la Biblia? 

En Génesis 12 encontramos el llamamiento de Abraham como el primer hebreo: A él le siguieron su hijo Isaac y su nieto Jacob, quien en Génesis 32:28 recibió de parte de Dios el nuevo nombre Israel: “Y le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido”. Es aquí donde aparece, por primera vez, el nombre de Israel. 

Pero la higuera (Israel) ya aparece en las profundidades proféticas del plan de Dios, en Génesis 3:7: 

“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales”. 

En este texto encontramos a Israel como higuera, en forma de analogía, es decir, al Israel de la ley, que solamente puede cubrir los pecados. 

Además del árbol de la vida y del árbol del conocimiento (Génesis 2:17), el único árbol del Edén que se menciona es la higuera. 

La higuera se menciona en las primeras páginas de la Biblia junto a los otros incontables árboles creados por Dios en el paraíso, que no son mencionados por nombre, pero esto significa la elección de Israel: “Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra” (Dt. 7:6). 

Eva y Adán habían pecado y aunque taparon su desnudez con las hojas de la higuera, no pudieron borrar sus pecados. Para esto se necesitaba un sacrificio de sangre: 

“Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió. (Génesis 3:21). Es decir, Dios sacrificó animales, cuyas pieles usó para tapar la desnudez de los primeros dos seres humanos.  La sangre vertida en esa oportunidad servía para el perdón de pecados. 

¿Qué aprendemos de esto? 

En Hebreos 7:19 dice “…(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios”. 

Pero entonces ¿Cuál es la esperanza mejor que está por encima de la Ley? ¡El sacrificio de Dios, en Jesucristo, en la cruz! 

La higuera, Israel, desde el principio hasta el fin, hace referencia a una salvación mejor, en Jesucristo, el gran sacrificio de la justicia de Dios. 

El autor de la Carta a los Hebreos habla de que el antiguo Israel, en todo su actuar, fue una señal de Cristo; que todos sus sacrificios señalaban al sacrificio perfecto de Jesús en la cruz y que el sumo sacerdote judío era una señal del verdadero, definitivo y eterno sumo sacerdote Jesucristo. 

Por medio del sacrificio de la sangre de Jesús, los pecados son perdonados y quitados. Con respecto a esto, en Hebreos 9:26 dice: 

“De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado”. 

Así que estimados lectores todavía hay esperanza aún en estos tiempos difíciles, lo único que tenemos que hacer es dirigirnos al Señor Jesucristo y entregar nuestra vida entera a Él. 

¡Dios les bendiga! 

Hiciste subir mi alma del sepulcro

Testimonio

Por Abner Chávez

LogoSegundoAnivLV#17Hace ya seis años, el 23 de enero de 2009, entré por cuarta vez al quirófano, ahora en el Instituto Nacional de Cancerología, con diagnóstico de carcinoma vesical. En la soledad del quirófano, antes de que llegaran los anestesiólogos, tuve muchos minutos para meditar sobre mi vida y mi relación con Dios. No sabía si iba a salir vivo de ahí, así es que simplemente encomendé mi alma al Creador.

(Mira el testimonio en video: http://www.youtube.com/watch?v=wajgYPRQPQ4)

Hoy no encuentro palabras para agradecer a mi Señor y Dios el milagro que hizo en mi vida, y que ahora quiero compartir con ustedes. Estoy vivo y sano por la gracia de Dios, porque sus misericordias son nuevas cada mañana y porque su poder es el mismo ayer, hoy y por los siglos.

En noviembre de 2008, después de realizar varios estudios, el urólogo del IMSS me confirmó que tenía yo cáncer. Y no cualquier tipo de cáncer, sino el más agresivo, invasor y en estado muy avanzado. “Si se sale de la vejiga, ya no hay nada qué hacer”, me dijo el médico, con tono de preocupación. Debo reconocer que oírlo de labios del especialista me noqueó, a pesar de saberlo ya con anticipación.

Cáncer 2

Seis meses antes, cuando el dolor atormentaba mi cuerpo, una madrugada, derramando mi alma delante de Dios, le rogaba al Señor que me dijera qué tenía y cómo podía aliviarme. Me llevó a su Palabra, en el libro del profeta Jeremías, y claramente sentí cómo hablaba a mi vida y me anticipaba lo que iba a padecer: un mal sin cura, doloroso y que no había manera de evitarlo. En ese mismo capítulo, sin embargo, daba también una promesa: “Mas yo haré venir sanidad para ti y sanaré tus heridas, dice Jehová”.

Ese pasaje y esa promesa me permitieron enfrentar la enfermedad con tranquilidad. El Señor me quiere conservar la vida, le dije entonces a mi esposa, de otra manera no me lo hubiera anticipado. Incluso así, ya previendo lo difícil, aún tenía la esperanza de que en los exámenes saliera yo limpio. Por eso, al oír de labios del médico las malas noticias, de pronto me quedé sin saber qué hacer.

Entonces busqué el apoyo en la oración de mis hermanos de la Iglesia Cristiana Restauración El Sol, donde me congrego, y simultáneamente pedí una segunda opinión en el Instituto Nacional de Cancerología. Cuando ahí me corroboraron el diagnóstico y la urgencia de atenderse, mi esposa y yo rogamos el apoyo de otros hermanos y congregaciones, entre ellos, algunos lectores de esta revista, y de otras Iglesias, cuyos pastores quisieron ponerme en peticiones. A todos ellos agradezco públicamente, porque entre todos hubo un justo a quien Dios escuchó. ¡Alabado sea el Señor!

Luego de un año de diagnósticos de muerte, cuatro visitas al quirófano, 17 días hospitalizado en Cancerología, una herida de casi 25 centímetros y muchas dificultades, angustia y dolor, los médicos me mandaron a casa sano y salvo, porque los resultados de la biopsia indicaron que ese agresivo cáncer invasor no invadió más allá del órgano que me quitaron, porque la mano de mi Señor no le permitió hacer más daño.

Cáncer 3

Aún recuerdo cómo, cuando me estaban quitando las puntadas, uno de los médicos le decía a mi esposa que los resultados de patología mostraban que ya no había necesidad de radioterapias o quimioterapias o algún otro tratamiento o medicina. Pero hay que estar atentos, advirtieron, porque “el cáncer no tiene palabra de honor”. Y eso es cierto, el cáncer no tiene palabra, pero mi Señor sí tiene palabra y el cielo y la tierra pasarán, pero la Palabra de mi Señor Jesucristo permanece para siempre.

Ahora sé que estoy listo para cuando mi Dios quiera llamarme a Su presencia, que puede ser este mismo año, el siguiente o dentro de una década. Sé que eso va a pasar algún día, pero ya no será a causa del cáncer, no. A este enemigo el Señor ya lo derrotó en la cumbre del monte Calvario, donde Él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Este enemigo está ahora bajo nuestros pies.

En marzo de ese año, uno de los médicos que no me había atendido antes, al revisar mi expediente, ya para despedirse, me dijo: “Felicidades, porque no cualquiera sale de esto”. Cuando yo lo conté en una reunión familiar, uno de mis familiares me atajó: Es que nosotros no somos cualquiera, somos hijos de un Dios vivo.Cáncer 1

Y esa es la razón por la que me decidí a publicar este testimonio. Decirte a ti, amigo, hermano, que tú eres un hijo del Dios viviente y que si Él me sanó a mí de un mal incurable, también puede sanarte a ti, no importa el nombre de la enfermedad ni los años que tengas sufriendo con ella. Aférrate a la Palabra de Dios y allégate a Su presencia con fe, porque Él no tarda en cumplir sus promesas.

Jehová, Dios mío, a ti clamé y me sanaste. Oh, Jehová, hiciste subir mi alma del sepulcro. (Salmos 30:2-3)

·   ·   ·   ·   ·   ·

Abner Chávez es el editor de La Voz del Amado y ha puesto sus dones y esfuerzo al servicio del Señor en la publicación impresa y digital que ahora lees. El Señor es fiel.

·   ·   ·   ·   ·   ·

Publicado#17Jun-JuL2009PiK

Segundo concierto cristiano en el Auditorio

MusicaVivaLV
LogoSegundoAnivLV#17Luego del exitoso concierto en la Arena Monterrey, donde lograron reunir a más de 13 mil personas, Álex Campos, Lilly Goodman y Marcela Gándara llegarán al Auditorio Nacional de la Ciudad de México el próximo sábado 1 de agosto, para compartir su alabanza y adoración a Jesucristo. Ofrecerán dos presentaciones, a las 16:00 y a las 21:00 horas.

Álex, Marcela y Lilly actualmente están considerados entre los máximos exponentes de la música cristiana en América Latina, y sus conciertos individuales registran llenos en los lugares donde se presentan, pues llevan un mensaje de amor a Dios y alabanza al Rey de Reyes.

UnidosConciertoTres voces, tres talentos y tres nacionalidades (Colombia, República Dominicana y México) se unen en un solo mensaje de amor a Dios para hacer de “Unidos” un concierto fuera de serie y una experiencia única de alabanza, adoración y buena música.

Los precios van desde 145 pesos a 625 pesos por boleto.

Antes, el sábado 20 de junio, en el Domo del Estadio Metropolitano de Nezahualcóyotl, Alejandro Bonilla, Amalia González y Grupo Peniel se presentarán “Adorando al Rey”, en la que se espera sea una noche inolvidable. El costo de recuperación será de 50 pesos. ¡No faltes!

Recopilación, Asael Velázquez.

Publicado#17Jun-JuL2009PiK

¡Bendito sea el Creador del Universo!

Retos intelectuales al poeta (EL DESVÁN DEL POETA)

Ma. Gloria Carreón Zapata

Gracias Padre celestial por las bendiciones brindadas
usted es mi ARQUITECTO, mi doctor y consejero.
En momentos de angustia, su Palabra me brinda consuelo
y vivo a diario haciendo REVERENCIA al Dios del universo.

INCOMPATIBLE es el bien y el mal,
el bien me brinda paz, tranquilidad, y seguridad.
El mal sufrimiento, llanto y desconsuelo
tanto me ama mi Creador que en sus brazos,
me siento niña cubierta de ARRUMACOS.

Cuando el cielo se cubre de NUBARRONES grises
yo simplemente clamo al Eterno y Él,
despeja la senda y me muestra un camino recto
y tengo la plena seguridad
que a su lado mi vida será perfecta.

Se despeja la SOMBRA de las tinieblas
cuando de rodillas invoco su Nombre
¡Bendito sea el Creador del Universo!
Que nos brinda dicha y su promesa es la vida eterna.

Usado con permiso de la autora, Ma. Gloria Carreón Zapata

Quizá habrá aquí diez justos…

Félix Martínez García

Y eran ambos justos delante de Dios,
andando sin reprensión en todos los
mandamientos y estatutos del Señor
Lucas 1-5

LogoSegundoAnivLV#17En el contexto de la alerta sanitaria por el virus de la influenza humana, no pude resistir enviar un mensaje al pueblo cristiano, porque esta contingencia epidemiológica tiene una connotación espiritual que no debe pasar inadvertida.

Porque hay que saber leer estos últimos acontecimientos desde la perspectiva espiritual, desde el punto de vista divino, de las Sagradas Escrituras, para entender que a este país, a esta ciudad, Dios la tuvo en su noticia y salvó a la población de un mal mayor, porque en esta ciudad y en este país viven, al menos, diez justos.

ViejaBibliaLa misericordia de Dios se hizo patente, porque sólo un Dios misericordioso acepta truncar una catástrofe mayor y, aun en los casos fatídicos, un castigo mayor. Porque sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, por eso debemos sacar lecciones importantes de esta crisis sanitaria.

La más gratificante es saber que, entre nosotros, viven al menos diez justos. Viene a mi mente el pasaje de Génesis 18, cuando Abraham intercede por una decadente y pecadora ciudad –tan parecida ahora a la nuestra– a la que Dios iba a destruir, en la que, ni siquiera, una decena de justos fue hallada para que Dios no destruyese a esa gente.

La presencia de justos a lo largo de los tiempos ha propiciado el engrandecimiento de la paciencia de Dios y una oportunidad más para que los demás busquemos el rostro de Dios. Es necesario entonces definir cómo son los justos de nuestros tiempos.

Por ejemplo, en los tiempos del rey Herodes, Dios tenía en su memoria a dos personas que el evangelista Lucas describe como un hombre y una mujer sin reprensión alguna, acatando todos los mandamientos y estatutos de Dios.

Los justos de nuestros tiempos no son diferentes. Son hombres y mujeres temerosos de Dios. Pero ¿dónde están?, ¿quiénes son?, ¿cómo viven? Sólo Dios los conoce y, dicho sea con mayor propiedad, ellos conforman la Novia de Cristo.

OrandoBibliaPero estamos convencidos de que hoy, como en los días de Herodes, estos justos tienen un nombre, un oficio, un hogar. Zacarías y Elisabeth, justos que habitaron este mundo hace más de dos mil años, hacían de esta tierra un lugar de adoración a Dios. Por eso Dios volteó la vista hacia ellos.

Pero no los sacrilicemos. La Biblia no esconde las fallas humanas. Porque inclusive estos justos tuvieron debilidades. Es sabido cómo Zacarías, un hombre viejo, cuando escucha a un ángel que iba a ser el progenitor de Juan el Bautista, este justo no creyó y por esa causa permaneció mudo hasta el nacimiento del niño.

La falta de fe en el anuncio del ángel evidencia la naturaleza humana de Zacarías, el justo; del mismo modo, los justos de nuestros tiempos tienen éstas y otras debilidades. Poder ver este comportamiento en los justos nos hace apreciar aún más la misericordia de Dios, porque perdonó la destrucción de esta pecadora ciudad y, para eso, hubo, al menos, diez justos de carne y hueso.

Ahora bien, en esta contingencia sanitaria Dios fue fiel…

¿Pero tú? ¿Qué pensaste cuando oíste por primera vez las extremas medidas tomadas por el gobierno mexicano? ¿Te dio miedo o te dio gozo? ¿Te acordaste de Dios o lo dejaste al final de tus pensamientos? ¿Qué planeaste hacer con tus hijos? ¿Pensaste en el apocalipsis, en el rapto, en los tiempos finales o saliste corriendo a realizar compras de pánico?

Quizá, como a Elías, hombre de semejantes pasiones a las nuestras, te entró el terror.

¿Pero, acaso no está escrito que el justo por la fe vivirá y el que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente?

¿Acaso no está escrito que el justo dice a Jehová: Esperanza mía y castillo mío?

¿Acaso no está escrito que Dios libra al justo del lazo del cazador y de la PESTE destruidora?

Porque muchos cristianos modernos en esta contingencia confiaron más en el Teraflú, el tapabocas y la vacuna de la influenza que en la oración del justo, que obra eficazmente.

Otros, más tibios, se pusieron el tapabocas, simplemente, por si fallaban las promesas de lo alto.

Publicado#17Jun-JuL2009PiK

Muere productor de la cinta Dios no está muerto

ARIZONA, EU.- Russell Wolfe, un prolífico productor de películas basadas en la fe, murió el 27 de mayo en Scottsdale, Arizona, por causa de una esclerosis lateral amiotrófica.

El éxito fílmico más reciente de Russell fue Dios no está muerto, producida por el estudio Pure Flix.

Russell produjo y co-protagonizó Dios no está muerto en 2014, que logró recaudar unos 60 millones de dólares.

Lamentablemente fue diagnosticado con esclerosis lateral amiotrófica durante lanzamiento de la película.

La esclerosis lateral amiotrófica (abreviadamente, ELA) es una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular. Se origina cuando unas células del sistema nervioso llamadas motoneuronas disminuyen gradualmente su funcionamiento y mueren, provocando una parálisis muscular progresiva de pronóstico mortal: en sus etapas avanzadas los pacientes sufren una parálisis total que se acompaña de una exaltación de los reflejos tendinosos (resultado de la pérdida de los controles musculares inhibitorios).

A pesar de la enfermedad, Russell continuó trabajando en la producción de la secuela de Dios no está muerto 2, prevista para ser lanzada durante la primavera de 2016.

Wolfe fue co-fundador de la productora Pure Flix, que ha producido y distribuido cerca de 100 filmes religiosas para la fe y la familia. Entre las otras películas que él produjo y actuó están: What If…, In the blink of an eye y Me again.

Le sobreviven su esposa, Alysoun, y sus dos hijos.

Acuérdate, es por su Gracia

José Alfredo Liévano

Dios ha sido más que bueno contigo.  Acuérdate de tu historia personal y comprobarás que a lo largo de ella, jamás te faltó su atención oportuna a pesar de no merecerla.

La GRACIA y la MISERICORDIA de Dios se han mantenido y se mantendrán fieles hacia ti. Siempre serán nuevas. Si estás en pie, no es por tus méritos o capacidades, recuérdalo ahora. “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. (Lamentaciones 3:22-23).

Acuérdate de las angustias que viviste en aquel tiempo y como Dios intervino de manera sobrenatural abriéndote caminos donde no los había. ¿Te acuerdas?

Acuérdate de aquellas personas que constantemente te acosaban con sus amenazas y como Dios intervino en tu defensa por medio de circunstancias que parecieron casualidades. ¿Te acuerdas?

Acuérdate de aquella ayuda providencial que apareció de la nada y que te sacó de grandes apuros. ¿Te acuerdas?

Acuérdate cuando “te desviaste del camino” y decidiste proceder de acuerdo a “tu manera”; cuando decidiste ignorar a Dios en tus decisiones para hacer tu propio plan, cuando decidiste “independizarte” de él. Aun en esos momentos, a pesar de dejarte a la deriva por las consecuencias tomadas, él te aplicó su disciplina de padre. Claro que te dolió, pero entendiste… ¿Te acuerdas?

Acuérdate que todo ha sido por la gracia y la misericordia de Dios; y que así como lo hizo en el pasado, de la misma manera lo continuará haciendo…

Así que no te entristezcas por lo que ahora enfrentas, como que si Dios te ha ignorado o no sabe lo que sucede; así como lo hizo en el pasado, de la misma manera lo hará otra vez. Y todo será por su GRACIA y MISERICORDIA. Gózate por ello. Dios te dará las fuerzas que necesites y las estrategias para hacer lo que esté dentro de tu alcance, el resto él lo hará. Descansa siempre en su GRACIA y MISERICORDIA, así como en su PODER sobrenatural y su sabia SOBERANIA.

Es por la GRACIA y la MISERICORDIA de Dios que tu vida NO se echará a perder. Él ha prometido no defraudarte jamás, y esa puerta que ahora está completamente cerrada y que todos te la “han cerrado en la cara”, él te la abrirá. ¿Lo mereces?… ¡NO! Todo se debe a su GRACIA y MISERICORDIA incondicional.

GOZATE AHORA EN LA GRACIA Y EN LA MISERICORDIA DE DIOS.

Mi Dios eres tú, y te alabaré; Dios mío, te exaltaré. Alabad a Jehová, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia.

Salmo 118:28-29

 

Más reflexiones del autor en: http://alfredolievano.blogspot.com

Sé fiel en el poco tiempo que te queda

José Alfredo Liévano

Es necesario que te mantengas fiel al proyecto de vida que Dios te ha asignado. Necesitas mantener una vida coherente con lo que crees y predicas. Aprovecha tu tiempo ahora, pues hay mucho que hacer en este corto lapso. No lo desperdicies en vanidades que no te llevarán a nada, pues en ese caso tu vida sí sería un desperdicio. “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:15-17).

El tiempo que queda es muy corto, pues las horas y los días transcurren a vertiginosa velocidad. Cualquier cantidad de años vividos es un periodo extremadamente corto si lo comparas con el calendario y el reloj de Dios. La vida en el plano temporal es extremadamente corta, por lo que hay que saberla aprovechar EN Dios. “Los días de nuestra edad son setenta años; y si en los más robustos son ochenta años, con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, porque pronto pasan, y volamos” (Salmo 90:10). Solamente piensa en los años de vida útil que te queda por vivir. Réstale tu edad actual a 70 u 80 años y verás el tiempo que aproximadamente te queda; y eso si Dios no te llama antes a Su presencia.

Sé fiel en el tiempo

Sin el propósito de ser fatalistas, es necesario advertir que los tiempos que vienen para el mundo se perfilan como oscuros y tempestuosos debido a las consecuencias de la maldad que en él imperan. No podemos tapar el “sol con un dedo” para decir que todo marcha bien sobre el mundo, cuando en realidad no es así. Ése es precisamente el contexto en el cual vives ahora. “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita” (2a. a Timoteo 3:1-5).

Sé fiel en el poco tiempo que queda en cumplir con el encargo asignado por Dios aunque a tus ojos parezca insignificante y sin sentido. Sé fiel, pues tu aporte es de mucha utilidad para Sus propósitos. “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58).

Sé fiel en el poco tiempo que queda creyéndole a Dios en medio de las situaciones imposibles. La fidelidad es uno de los espejos de la fe. “Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos; que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen” (1 Timoteo 4:9-10).

Sé fiel en el poco tiempo que queda aunque todos piensen o hagan lo contrario a lo establecido por Dios. “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).

Se fiel en el poco tiempo que queda. Verás como en el trayecto encontrarás evidencias palpables de la realidad y de la acción de Dios a tu favor. Mantente fiel, pues nada te faltará. Confiésalo ahora: “Jehová es mi pastor; nada me faltará” (Salmo 23:1)

¿Quieres leer más textos del autor? Consulta http://alfredolievano.blogspot.com

Libertad o libertinaje

Pastor Miguel Rosell Carrillo

Los creyentes no deberíamos confundir la misericordia con la permisividad, pero eso es algo que está ocurriendo hoy en día cada vez más frecuentemente, y es el caldo de cultivo de la iniquidad. Con esa actuación, ilegal ante los ojos de Dios, se fomenta el pecado oculto entre los que se dicen creyentes.

Muchos enseñan así: “Dios te conoce, sabe acerca de tus debilidades, pero te acepta tal y como eres”. Diciendo de este modo, están lanzando un mensaje subliminal: “Ya que Dios me acepta como soy, acepta mi pecaminosidad…puedo seguir pecando”.

Dios es amor, y en Su amor descansa Su santidad, por ello, Dios abomina el pecado, y manda (no sólo desea) que el que se engaña a sí mismo en su pecaminosidad, deje de hacerlo y afronte la verdad, arrepintiéndose, confesando su pecado, y alejándose de él, para que Él le pueda recibir: «Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y Yo os recibiré» (2 Corintios 6: 17)

El que en definitiva no se aparta del mal, para el Señor no es miembro de Su congregación aunque esté en ella, de la misma manera que nosotros que somos de Dios no somos del mundo, aunque estemos en él (1 Juan 5: 19)

La Biblia nos enseña que, como parte del misterio de la iniquidad (2 Ts. 2: 7), se iban a levantar hombres condenados que, encubiertamente, es decir, de forma oculta y disfrazada de piedad, iban a colarse en las filas de los santos, con el inicuo fin de transformar la gracia de Dios en simple y llano libertinaje (Judas 4). Con esa acción, iban a echar por tierra el mensaje de Cristo y el poder de Su obra redentora en muchos que les iban a creer y seguir. ¡Esto está ocurriendo hoy en día!

Se usan los términos gracia y misericordia para establecer una línea de pensamiento y creencia absolutamente apartados de la verdad enseñada en las Sagradas Escrituras.

La finalidad con que se usan torcidamente estos términos santos es para promover actitudes y acciones de pecado entre los cristianos, de manera que llegando a creer ser justificados por esa presunta gracia y misericordia, puedan seguir adelante en su iniquidad, sin ser redargüidos por sus conciencias.

Esto es transformar la gracia en libertinaje.

Soli Deo Gloria

Tomado del FB

¿Es correcto buscar la unción?

Augusto Nicodemus Lopes

 Muchos cristianos hablan aún de una búsqueda de la «unción», y hasta hacen reuniones especiales. Pero veamos lo que «unción» significa en el lenguaje del Nuevo Testamento.

Para ello reproduzco mi opinión del pasaje de 1 Juan 2:20 (tomado de mi libro Comentario a 1 Juan, ECC), en lo que toca al capítulo 2 versículo 20: “Vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas».

“Ha habido mucho debate acerca de la naturaleza de esta unción que el cristiano recibe y le da el conocimiento.

“Entendemos, sin embargo, que el apóstol Juan se refiere al Espíritu Santo como la unción que el cristiano recibe de Cristo, por varias razones.

“Unción en el Antiguo Testamento se entiende como el resultado de derramar aceite en ciertas cosas para separarlas para Dios (ver Éxodo 40:9,15); la unción a la que Juan se refiere es el mismo Espíritu Santo, porque:

1) Jesucristo fue ungido por Espíritu Santo en su bautismo en el Jordán (Hechos 10:38).

2) Cristo es el Mesías (Daniel 9:26), el «Santo» (Hechos 4:27,30) que ungió a los creyentes con este mismo Espíritu, cuando éstos se convierten al Evangelio de la verdad (Efesios 1:13), separándolos y consagrándose a Dios.

3) Esta unción o sello, que es la presencia del Espíritu en los creyentes, es la defensa contra el error religioso propagado por los anticristos, porque el Espíritu ilumina, guía y sella al cristiano de verdad (Juan 15:26; 16:13), dándoles el verdadero conocimiento de Dios”.

Por eso no entiendo por qué hay creyentes que poniendo el énfasis en los sentidos están buscando «la unción» como algo distinto del Espíritu Santo mismo. Me da la impresión de que muchos hablan de la «unción» como un poder místico que viene de Dios para que puedan ser victoriosos, felices y poderosos…

Lo que la Biblia nos enseña es la búsqueda de la plenitud del Espíritu, que es su dominio y control sobre nuestras vidas, el poder de su presencia para vivir y servir a Dios.

¿Qué significa “vete y no peques más”?

Pastor Miguel Rosell Carrillo

 Aunque todo pecado es pecado, no todo pecado es igual. Hay faltas debidas al carácter. Estas faltas todos las tenemos, sin excepción, incluidos los cristianos; y hay pecados que muestran evidencia de una falta de regeneración interior. Son los propios de las personas que no han nacido de nuevo.

Hay pecados que de una manera especial afectan a la persona y a su testimonio, por ello, no en vano la Palabra nos insta a “huid de la fornicación” (1 Co.6:18), lo cual implicará la aplicación de una disciplina eclesial, máxime cuando ese tipo de pecado o similar lo comete un ministerio público.

De cara al cristiano, todo pecado será perdonado si hay verdadero arrepentimiento, pero las consecuencias de ese pecado en el sentido que se produzcan, eso es otra cuestión.

Por ello, todo cristiano, y sobre manera, todo hombre que ministra públicamente la Palabra de Dios, deberá guardarse, no sólo de no caer en pecado, sino de no alimentar ninguna concupiscencia, que le pueda llevar a la práctica de pecado oculto, a una doble vida.

Siendo de ese modo, deberá inmediatamente abandonar el ministerio, aunque se haya arrepentido de ese pecado puntual. Va a necesitar (en el caso de que sea una persona regenerada) santificar su vida, renunciando a toda mente sucia, y a todo lo que le arrastre a ese pecado. Eso suele ser un proceso largo. No es liviano el asunto.

La mujer adúltera

Caer en pecado no es un «accidente»; es una obra de perversión conforme a la concupiscencia personal del que cae (Stgo. 1:14-16)

El de la mujer adúltera es el ejemplo de una persona que verdaderamente se arrepiente, y por tanto se humilla, poniéndose abierta y totalmente en las manos del Señor, sin condiciones, sin justificaciones. (Leer Juan 8: 3-11)

Jesús tenía a los fariseos y escribas en su contra, y no pudiendo los alguaciles prenderle, porque todavía no había llegado su hora, se fue al monte de los Olivos a orar aquella noche, y por la mañana volvió de nuevo al templo, a enseñar.

Cuando estaba en pleno labor de la enseñanza, le interrumpieron, y lo hicieron con algo que parecía muy lícito.

Los fariseos, como era típico en ellos, utilizaron algo santo como es la Ley, pero con el fin maligno de buscar en Jesús una respuesta incorrecta, y así poder acusarle.

Ineludiblemente, la Ley dice: “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos” (Lv. 20:10), o, “Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel” (Deut. 22:22)

Jesús sabía que esos fariseos, dejando aparte sus malas intenciones, tenían razón en decir que esa mujer, y el hombre también, (aunque los fariseos tuvieron cuidado de no mencionarle, posiblemente porque sería alguno de sus allegados), por la ley debía morir.

Jesús sólo necesitó un momento para pensar lo que decir, y lo dijo: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”. El Señor extrajo la exégesis de Deut. 13:9, y Deut. 17:7, donde se entiende que los que tenían la responsabilidad de ejecutar las sentencias por los pecados dignos de muerte, sólo podían ser los que en nada eran culpables de ese pecado.

El Señor siempre se mantuvo fiel a la ley y al espíritu de la misma. Jamás obró oponiéndose a ella o rebajándola.

Por el silencio y abandono de la escena de esos falsos religiosos, podemos apercibirnos que todo ellos, del primero al último, eran culpables del mismo pecado con el que acusaban a la mujer.

La diferencia entre pecar y cometer pecados (leer Juan 8: 10, 11) “Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”

Al constatar que nadie de los presentes se veía con ánimos de condenar a muerte a esa mujer sorprendida en adulterio, Jesús tampoco la condenó, pues “el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados” (Mt. 9:6).

Jesús conocía el corazón de esa mujer y sabía que estaba verdaderamente arrepentida, y con base en que Él mismo iba a llevar su condena en la cruz, por justicia la perdonó.

Dios no consiente el pecado, pero es misericordioso con aquél que se aparta del pecado con verdadero arrepentimiento, el cual sólo concede Dios.

Interesante que la traducción literal del griego dice: “deja tu vida de pecado” (V.11), no le estaba diciendo Jesús que no pecara más, en el sentido de que no cometiera ningún pecado más, cosa imposible (1 Jn. 1:8), sino que abandonara el pecado como forma de vida.

Esto último solamente es posible cuando se es oveja de Cristo: “Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios” (1 Jn. 3:9).

Es evidente que esa mujer era una oveja de Cristo por la cual Él iba a dar su vida en la cruz.

Tomado del FB

 

La música más alegre es para Dios: Juan Luis Guerra

Protestante Digital

El 11 de noviembre se publicó el decimotercer disco del dominicano Juan Luis Guerra, titulado ‘Todo tiene su hora’, trabajo que ha vuelto a conquistar al público, al colocarse como número uno en ventas en diez países.

Juan Luis Guerra, en una entrevista en el programa “Hoy por hoy” de la Cadena Ser, explicó el por qué dedica canciones a Dios.

Agradecido por la vida en abundancia

“Lo hago por agradecimiento”, explica el artista dominicano. “Todo lo que he recibido de gracia, por gracia lo doy. Estoy agradecido por la vida en abundancia. Y lo hago con mi música, que es muy alegre. Normalmente cuando hago una canción para el Señor lo hago en merengue, bachata o salsa”, añadió.

Juan Luis Guerra cuenta con una trayectoria muy sólida en el ámbito musical, siendo un referente de la música latina en las últimas dos décadas. Una reputación que no perdió cuando comenzó a incluir canciones en las que hablaba sobre su fe en Jesús.

Aceptación del público

Reconoce que al publicar ‘Para ti’, el primer disco con contenido completamente cristiano, no sabía cómo reaccionaría el público. Pero se dejó llevar por el corazón: “lo que tenía en mi corazón era agradecer lo que Dios hace y lo que ha hecho en mi vida”. ‘Para ti’ fue un éxito.

“Fue la primera vez que un merengue cristiano llegó a ganar un Grammy en el ambiente secular. Algo que no se había visto y no se ha vuelto a ver”, dice Juan Luis Guerra.

Esposa, crisis, otros temas

El artista siguió incluyendo canciones dedicadas a Dios, también muchas para su esposa Nora, con quien cumple 30 años de matrimonio y que también está presente en su nuevo trabajo.

Otro tema recurrente es los problemas sociales. Dice que su famoso ‘El costo de la vida’, donde hay temas como ‘Ojalá que llueva café’ sigue “totalmente vigente”.

En cuanto a su vivencia de fe, explica que pertenece a una iglesia de cristianos libres. “Asisten tanto evangélicos como católicos, pero por supuesto nuestro centro y nuestra creencia esta en Jesús”.

Leer más: http://protestantedigital.com/cultura/34592/mi_musica_mas_alegre_es_para_dios

¿Qué hacer ante un gobierno corrupto?

Augustus Nicodemus Lopes

 La respuesta será, sin duda, que hay unos gobiernos más corruptos que los demás. Pero consideremos lo siguiente: los cristianos del primer siglo vivían bajo el imperio romano, basado en la fuerza militar que tenía como cabeza a un hombre considerado dios.

Los pueblos dominados pagaban pesados impuestos y excepto la tolerancia dada a los judíos, todos tenían que participar del culto al emperador. Estos impuestos eran utilizados para sostener el imperio y el lujo del palacio del césar y su familia, además de los nobles de Roma, donde los senadores clamaban por justicia y honestidad, pero el sistema era corrupto hasta los tuétanos.

Sin embargo, los cristianos eran exhortados a orar por las autoridades —oración que incluía el emperador— y a pedir una vida en paz, para que pudieran ganar el pan de cada día. Eran dirigidos a pagar los impuestos, a honrar el rey y cumplir las leyes.

Sin embargo, fueron alertados a resistir al poder público cuando el mismo los quisiera obligar a ir contra Cristo. Así, los apóstoles desobedecerán las órdenes del Sanedrín judío de que no hablaran más de Cristo en Jerusalén y fueron encarcelados por esta razón.

Pablo fue arrestado y azotado varias veces por predicar que Jesucristo era el único Señor, título que sólo se le daba al césar romano .

Cientos de creyentes del primer siglo murieron en las arenas del Coliseo romano en manos de gladiadores y en las garras de las fieras, porque se negaron a adorar el emperador.

A pesar de la corrupción del gobierno, de la robadera denunciada y de las mentiras cotidianas, del sistema corrupto y corruptor, los cristianos deberíamos orar por nuestras autoridades, pagar los impuestos y obedecer las leyes del país en que vivimos.

No deberíamos insultar al presidente, sino orar por él o ella. Aunque sí hacer uso de todos los recursos legales y autorizados en la democracia para buscar cambios.

Sí es posible seguir y servir a Cristo del mismo modo que lo cristianos del primer siglo, anunciando su gloria y su reino venidero de justicia y paz a todos los que se arrepientan de sus pecados y se sometan a Él como el verdadero Señor y Rey del universo.

Prediquemos que el gobierno de Cristo es eterno. El de hombres, no.

Paráfrasis del texto publicado en FB

El espíritu de Caín en la Iglesia

Rubén Gimenez

En Génesis 4 se nos relata la historia de Caín y Abel. Dos hermanos que se presentaron delante de Dios. Abel ofreció lo mejor para Dios y Caín no. Dios miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero no a Caín. Entonces Caín tuvo celos y envidia de Abel. Y lo mato.

El primer pecado de la humanidad lo tuvieron Adán y Eva al desobedecer a Dios. Pero el segundo pecado grave fue el de Caín, que por envidia y celos mató a su hermano. Ese no es un detalle menor. Es un pecado de familia. Es un pecado que uno comete con los cercanos. ¿Qué culpa tenia Abel si Dios lo escogió o lo bendijo de manera especial?

Algo parecido pasó entre Saúl y David. Saúl no fue un buen rey, y entonces Dios escogió a David en lugar de Saúl. Y por eso, Saúl comenzó a perseguir a David por todos lados, para matarlo. Los celos y la envidia corroían a Saúl. En vez de apoyarlo, en vez de honrarlo, lo envidió y lo rechazó.

¿Por qué nos cuesta tanto la unidad entre los cristianos? Creo que aquí hay una raíz muy grande. Aunque tú rechaces lo que estas leyendo, está en la Biblia.

Nos cuesta mucho alegrarnos con las alegrías de otros cristianos. Si un hermano se compra un carro nuevo, lo criticamos en vez de alegrarnos. Si un hermano Dios lo está usando con poder, dudamos y lo criticamos. Si una iglesia prospera o tiene crecimiento, hablamos mal de ellos. Ese es el espíritu de Caín. Ese es el espíritu de Saúl.

Nos escudamos diciendo que son falsos pastores y apóstoles. Sin duda que los hay. Pero no todos lo son. Habrá falsa doctrina, pero no podemos rechazar a todo aquel que tiene éxito. Muchos tienen éxito porque Dios los está     levantando.

Hay que apoyar a los que Dios está levantando. No podemos criticar a todo aquel que Dios usa. No podemos ignorarlos. No podemos «matarlos» con nuestra boca y hablar mal todo el tiempo de los que avanzan o triunfan.

Si Dios escogió a los «David» de este tiempo, apoyémoslos. Quizás a ti no te eligió para cierta función, pero te está pidiendo que apoyes y ames a tus hermanos.

Este es un gran ataque a la unidad. Yo pertenezco a una Asociación de Pastores en Miami, y me ha tocado vivir esta realidad. La unidad es atacada continuamente. Cualquier cosa nos divide: la ropa, las formas, la cara, la nacionalidad.

Más aún, cuando uno tiene una prueba o una pérdida, los «hermanos» critican el sufrimiento, diciendo ‘qué clase de pecado habrá cometido ese hermano para estar así.

O sea que nada nos viene bien. Si alguien tiene éxito, es un corrupto. Si tiene pobreza, es un pecador. ¡Qué lamentable es el estado de la Iglesia de hoy! La falta de amor es increíble. Por eso al mundo le cuesta tanto creer en Cristo, por la falta de unidad y amor en la Iglesia.

El espíritu de Caín está entre nosotros. El espíritu de Saúl está entre los pastores y líderes. Dios nos libre de caer en condenación y juicio de Dios por haber sido tan juzgadores y falta de amor y apoyo a los hermanos que lo necesitan.

Tomado del FB

¿Quién debe juzgar a los pastores?

Juan Elías Vázquez

 El lunes 1º de septiembre del año en curso conocimos una noticia que estrujó el corazón del pueblo de Dios: un pastor cristiano —según anunciaron los medios— asesinó a su pareja sentimental, de apenas 14 años, por haberla encontrado sosteniendo relaciones sexuales con un chico de su edad. El cuerpo de la jovencita fue encontrado a orillas de la carretera libre que va de Tecate a Tijuana, en el noroeste de México. El presunto culpable ultimó a su víctima quebrándole el cuello, luego de haberla golpeado y herido con un desarmador en varias partes del cuerpo, según la versión oficial.

¿Qué habrán pensado los feligreses del pastor involucrado en un caso de asesinato? ¿Qué clase de comentarios se habrán suscitado en una sociedad civil harta de ministros de culto abusivos? ¿Cuánto dolor se habrá levantado en el hogar paterno de la jovencita asesinada? No sabríamos qué responder exactamente. Lo único que podemos pensar es que el culpable de ese asesinato, sea ministro o no, debe pagar por su crimen delante de las leyes de este mundo.

No podemos creer que un sacerdote o un pastor pueda ser capaz de cometer un crimen tan atroz. El pueblo espera que un ministro religioso sea responsable, compasivo y honesto en todos sus caminos; que sea, como dijo el apóstol Pedro, dechado de la grey o un ejemplo para todos. Ése es un compromiso que el verdadero siervo de Dios no puede ni debe eludir. Por tal razón, el rebaño es sacudido con violencia cuando el que va al frente llega a tropezar o caer.

No todos los días cae un pastor asesino; pero cada vez es más frecuente, por desgracia, enterarse que en tal o cual congregación cayó un pastor por adulterio, por acoso, por herejía, por defraudar a la feligresía o tratar indignamente a la congregación.

¿A quiénes recurren los familiares de las víctimas o la víctima en sí cuando se ventila un delito cometido por un sacerdote o un pastor?

Casi por costumbre, el pueblo suele recurrir a las instancias eclesiásticas superiores. Los padres de un colegial abusado por un sacerdote católico, por ejemplo, acuden al superior de la orden, y el caso es turnado al obispo. El prelado entonces encuentra una solución rápida, aunque de resultados temporales: cambia al clérigo de diócesis, pero no lo destituye, mucho menos lo entrega a la justicia secular. Lejos, donde no es conocido, el sacerdote en cuestión vuelve a hacer de las suyas. En la mayoría de los casos, los abusos de tales sacerdotes son frenados hasta que el caso se filtra a la prensa o, en un acto de valor civil, se lleva a los tribunales.

Sabemos hasta dónde esta clase de hechos ha empañado la imagen de santidad que el pueblo católico tenía de sus ministros.

En concreto, hablemos ahora de la denominación a la cual pertenezco. La pregunta es esencialmente la misma: ¿A quién o quiénes pueden recurrir los miembros de una congregación para denunciar un delito o el pecado cometido por un pastor? Nuestra Constitución prevé esta problemática. El capítulo 1 del apartado “Normas especiales para juicios de pastores, obispos y obispo gobernante”, en su artículo primero dice:

“En virtud de su ministerio, ningún ministro debe ser protegido por su pecado, ni tampoco censurado de una manera ligera; pues no se recibirá contra él ningún cargo escandaloso fundado en razones de poco peso” (1ª Timoteo 5:19).

El versículo citado dice a la letra: “Contra un anciano (un hombre dignificado) no admitas acusación sino con dos o tres testigos”.

Esta sentencia del Espíritu Santo en boca del apóstol Pablo tiene su sustento en la ley de Dios dada a Israel en Deuteronomio 19:15-20: “No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación…”

¿Quién impartía justicia durante el peregrinaje del pueblo de Israel por el desierto?

Moisés era quien juzgaba los casos más graves e importantes, y declaraba las ordenanzas de Dios y sus leyes (Éxodo 18:22); en Núm. 11:14-17, Jehová Dios instruye a Moisés para que se valga del auxilio legal de 70 ancianos ungidos con el Espíritu Divino. Fuera de este grupo colegiado nadie más poseía la autoridad para juzgar los asuntos del pueblo. Ya revisamos en otro espacio lo que ocurrió a Coré y a sus secuaces por el cargo ante Dios de usurpación de funciones. Los ancianos, a su vez, era un grupo especialmente protegido y que únicamente Moisés podía juzgar.

Ahora, revisemos con detenimiento el artículo constitucional que he citado:

El ministerio pastoral es altamente estimado por el Espíritu Santo. El pastor del rebaño es tenido por un hombre dignificado por la autoridad divina y es puesto como ejemplo a seguir; por tanto, en ninguno de estos pastores debe ser tolerado el pecado, por omisión de la grey o las autoridades superiores, pero tampoco juzgado a la ligera por acusaciones a la ligera o por alguna mala voluntad, que nunca falta. Dos o tres testigos deberán fundar sus acusaciones en testimonios y pruebas verdaderos.

De acuerdo con la Palabra de Dios, así debe ser tratado el falso testimonio:

“Cuando se levantare testigo falso contra alguno, para testificar contra él, entonces los dos litigantes se presentarán delante de Jehová, y delante de los sacerdotes y de los jueces que hubiere en aquellos días, y los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo resultare falso, y hubiere acusado falsamente a su hermano, entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti. Y los que quedaren oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti” (Deut. 19:16-20).

El proceso que impone la Constitución de la Iglesia continúa diciendo:

“ARTÍCULO 2. Cuando un pastor cometa alguna herejía o fomente algún cisma, o sea acusado de cargos escandalosos fundados en razones de peso, el obispo de la jurisdicción a donde corresponda el acusado se avocará a la investigación de las acusaciones, y si los cargos que se le hacen fueren ciertos, el obispo en compañía de otros dos ministros hará el juicio correspondiente imponiendo sobre el acusado la sanción que se haya acordado. Se levantará el acta de dicho juicio explicando la falta y la sanción aplicada, remitiendo copia al Cuerpo Ministerial Directivo para su conocimiento, una copia más quedará en el archivo del obispado, y el original quedará en el archivo de la iglesia local.”

Como podemos darnos cuenta, el único que puede juzgar el desempeño ministerial de un pastor en nuestro movimiento es el obispo de zona y él es, asimismo, quien determinará la sanción o sentencia a proceder, previo acuerdo con los dos ministros auxiliares.

Si bien es cierto que en la presencia de Cristo las distinciones terrenales desaparecen (Col 3:11), es menester que entendamos que para propósitos administrativos el pastor representa para el pueblo una figura de autoridad. El Buen Pastor, nuestro Señor Jesucristo, marcha al frente del rebaño; pero detrás de Él, presidiendo a las ovejas, camina la autoridad pastoral. Si no logramos entender que debemos obedecer y respetar a nuestros pastores (He 13:17), entonces no solamente estaremos causando un perjuicio a la Iglesia y a sus ministros, sino que estaremos quebrantando el orden impuesto directamente por el Espíritu Santo de Dios.

El pueblo entonces se pregunta: “¿Qué puedo hacer como miembro del rebaño cuando observo alguna injusticia o sufro algún maltrato por parte de mi pastor?”.

Hacerse esta pregunta requiere de un gran sentido de honestidad y autocrítica. Enseguida, debemos recurrir al consejo de la Palabra de Dios. No hay de otra, aunque por dentro estemos “trinando de coraje” o ardiendo de dolor. El consejo de la Palabra es un bálsamo que trae alivio al desmayado.

Revisemos lo que dice Hebreos 13:7: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; la fe de los cuales imitad, considerando cuál haya sido el éxito de su conducta…” (Versión 1909.) El pasaje nos invita a hacer memoria de aquellos ministros de Dios que trajeron a nuestro conocimiento la Palabra de vida eterna (de ellos guardamos un grato recuerdo); el escritor sagrado nos ordena que imitemos la fe de aquellos, es decir su convicción espiritual, esforzándonos en averiguar la razón de sus victorias en Cristo Jesús.

El mismo texto, pero en la Versión 1960, dice: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe…” Así planteado, este texto nos permite entender que han sido nuestros pastores los principales vehículos a través de los cuales ha venido a nuestro conocimiento la Palabra de Dios. Recordar implica también reconocer; aceptar que les asiste a los pastores la gracia y el derecho de ser los maestros de la congregación.

De acuerdo con la Biblia, el resultado o el fruto de la conducta de estos maestros debe ser “considerado” o puesto en balanza por los discípulos, que forman toda la iglesia. Si tal conducta ha sido digna, la Iglesia tiene el mandato de imitar la fe de sus pastores. Pero si ese comportamiento ha resultado injusto o vergonzoso, el rebaño tiene el deber de apartarse y reservarse su apoyo.

Hay varias formas en que la Iglesia puede reaccionar cuando percibe un comportamiento indigno o injusto por parte de su pastor. Algunas veces, el padre de familia reúne a sus hijos alrededor de la mesa y acuerdan orar y poner todo en las manos de Dios. A veces, también, varios se ponen de acuerdo para presentar su inconformidad delante del obispo; otros, reúnen firmas y exigen el cambio; otros, se van de la lengua y se quejan de su pastor con miembros de otras congregaciones o destilan en Facebook toda su amargura, mala fe, rabia e impotencia. ¿El resultado? Iglesias divididas, testimonios revolcados, y hermanos débiles que ya no quieren saber nada del Evangelio. ¿Y el pastor que ha salido reprobado? Ahí sigue o es cambiado a otra zona, de donde no tarda mucho en volver a salir.

La moneda sigue en el aire, querido hermano en Cristo: la Iglesia puede poner en balanza la calidad del ministerio de sus pastores; si hay buen fruto, nuestro deber es imitar aquella fe; si el fruto es malo, debemos evitar el secundarlo, pues un comportamiento indigno no se remedia con otro comportamiento indigno. Si todos, como un solo Cuerpo que somos, combatimos la injusticia con el bien y permanecemos firmes en la Roca ante cualquier adversidad, entonces queda libre el camino para la justicia divina. El mismo escritor a los Hebreos dice más adelante (13:17): “Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar cuenta…” ¿Ante quién han de dar cuenta? Ante el Príncipe de los pastores, nuestro Señor Jesucristo. Él es quien dará el veredicto final en su venida, y juzga a sus ministros en la Tierra por medio de las autoridades superiores de la Iglesia.

Un buen ministro de culto no tiene por qué temer a la ley de este mundo o al escrutinio de la Iglesia. Porque Romanos 13:1-4 dice: “Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo…”

¿Adoradores… o actores en busca de aplausos?

Acontecer Cristiano

El pastor Heranandes Dias Lopes define la música cristiana de hoy como entretenimiento y sin base bíblica

El incremento de la música cristiana en Brasil, ha motivado al pastor presbiteriano, Heranandes Dias Lopes, a emitir un pronunciamiento al respecto, esto dijo: «Lamentablemente hoy se está produciendo un montón de música cristiana para entretener, para complacer el gusto del cliente», según publica el sitio Gospel Mais.

El pastor cuestiona los temas que aborda la música y la forma en que lo hacen, lo que fue objeto de un vídeo donde el reverendo Hernandes Dias Lopes expone este asunto.

«El Brasil hoy se reconoce la importancia, el valor y la influencia de la música cristiana. Pero también es verdad, que de manera triste y lamentable, se está produciendo mucha música para la venta, sin contenido teológico, sin base bíblica, sin riqueza musical», dijo consternado el reverendo.

Hernandes Dias Lopes, lamentó que los cantantes no han sido tratados como «adoradores o ministros», pero sí como «actores», lo que hace de la música cristiana un producto de un show, donde los cantantes tienen que hacer algo para conseguir aplausos».

«La música que agrada a Dios tiene algunas características distintivas. Primero: su origen es divino. Salmos 40:3 dice: «Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios». Esta canción cristiana proviene de Dios, debe emanar de las Escrituras, necesita expresar las verdades cristianas, no puede ser una canción con salpicaduras, mezclas de engaño y de errores teológicos.

Segundo: Esta canción es de un carácter de un nuevo cántico. No es nuevo en edición, sino nuevo en su naturaleza, que produce nueva vida en aquellos que lo oyen.

Tercero: Esta canción tiene un propósito. Es un himno de alabanza a nuestro Dios. Esta canción viene del cielo y regresa al cielo. Viene de Dios y vuelve a Dios «, expuso el reverendo.

¿Debo sujetarme?, ¿a quién?

Marcelo Montenegro

Sujetarse a tu superior te da autoridad espiritual. En la calle uno se sujeta/respeta al que tiene «charola», es decir, a un policía, a un agente de tránsito o a un docente. Secularmente, cada vez más todo va reglamentándose e imponiendo la necesidad de matricularse. Tener matrícula es tener “charola”, sea en el área que sea. Tener matrícula es tener responsabilidad legal en esa área.

Sin embargo, en la Iglesia, es decir, lo que sucede en el mundo espiritual, es diferente. La matrícula (ser miembro activo) no cuenta mucho. La “charola” no es lo mas importante.

Puede ser que no, pero se puede tener “charola” y no autoridad de Dios. Se puede tener poder humano e influencias y ser inofensivo en la realidad espiritual. Se puede contar con un espacio privilegiado eclesial (reconocimiento, ordenamiento, diplomas teológicos, etcétera), con un mensaje bíblico célebre, con buenas consignas, bien ordenadito, que no le entre un alfiler, y no tener “ministerio” o “llamamiento”.

Entonces ¿a quien me sujeto?. ¿Cómo darme cuenta sobre en quién confiar?

Sujétate, en lo posible, a un anciano. No prestes atención a su sabiduría (puede tener menos sabiduría que tú, la autoridad no pasa por ahí). No le prestes atención a la visión ni a dialéctica. Fíjate si es maduro. Si te mira como un líder o como un mentor. Si te comprende y escucha o está apurado a darte explicaciones. Observa sus ojos, sus actitudes, si mira el reloj, si mueve las llaves o golpetea la mesa con los dedos, no te aconsejo que le sigas. No te sujetes si te cuenta macanas (chismes) de otros, pero prefiérelo si te cuenta sus propios errores. Hazlo si ves en él a un padre espiritual. Alguien que tiene cicatrices. Alguien que vivió la traición religiosa, el dolor, la caída, el desánimo, se levantó y es humilde.

Huye de los que demandan tu sumisión. Huye de los que únicamente quieren enseñarte. Huye de los que te analizan y te miran por encima. Busca un amigo. Al que puedas llamarlo e ir a tocar el timbre de la casa. No busques a un gurú de multitudes. Dejémonos guiar en lo posible siempre por el mismo. Alguien que verdaderamente nos conozca. La autoridad espiritual no llega directamente de Dios en todos los casos. La autoridad de Dios dice: “Si no te sujetas a alguien que ves, como te vas a sujetar a mí que no me ves”.

Dios perdona todos y cada uno de los pecados, pero la autoridad sigue proveyéndose con la misma ley. La autoridad se delega verticalmente, se vierte desde lo alto, pero se activa por medio de mi actitud en lo horizontal. Esto no se puede cambiar al menos en la mayoría de los casos. No podemos aparentar estar bien en lo vertical si funcionamos mal en lo horizontal. Lo que pase en mi vida en lo horizontal será consecuencia de mi intimidad con lo vertical.

La palabra del Señor dice: Ámense los unos a los otros. Confiesen sus pecados los unos a los otros. Obedezcan a sus pastores.

Volviendo al tema: ¿Porque es mas fácil hablar de mis errores con Dios que con un hombre, un pastor un sacerdote, de mi misma especie? ¿No será porque a Dios no lo vemos físicamente, no vemos ni cara ni su gesto?

En conclusión, si lo que deseamos es autoridad del Señor, libertad emocional y la conciencia limpia, vayamos corriendo al Señor antes que nada porque Él nos perdona y sana, y después con la misma diligencia vayamos a hablar de nuestras miserias a un hermano amado, confiable, para no engañarle al cuerpo de Cristo, la Iglesia, ni engañarme a mí mismo.

Tomado del FB

Música cristiana ¿con letra bíblica?

NoticiaCristiana.com

Recientemente el blog La Aventura de Componer, que dirige el compositor salvadoreño Noel Navas, terminó de publicar una serie de artículos donde expuso siete características que debe poseer una letra cristiana para considerarse una letra realmente buena.

“Después de evaluar…” comenta él, “… cientos de letras de canciones cristianas que he escuchado a lo largo de los años e incluso las mías propias, pensé que sería útil definir qué cualidades hacen de una letra una gran letra cristiana”.

Entre las que el autor enumera y explica con detalle a través de nueve artículos en su blog, están: 1) Una buena letra brinda un buen mensaje. 
2) Una buena letra tiene un mensaje claro. 
3) Una buena letra dice mucho con poco.

 

LEA LA NOTA COMPLETA AQUÍ:

http://www.soyadorador.com/2014/07/proponen-test-para-evaluar-letras-de-canciones-cristianas.html

Razones por las cuales se sufre persecución

Augustus Nicodemus Lopes

 Los cristianos fueron perseguidos por los incrédulos y burlones desde el primer momento en que empezaron a decirle a la gente de su época que Jesús de Nazaret, quien había sido rechazado y asesinado por los judios, era en realidad el Hijo de Dios. Su muerte en la cruz era el único medio por el cual Dios estaba dispuesto a perdonar los pecados y otorgar vida eterna, a judios y no judios.

Sólo hay que dar una lectura, aunque rápida, del libro de los Hechos y nos quedará claro: el mensaje de la cruz anunciada por los primeros cristianos, aunque aceptada por miles en la época, provocaron reacciones violentas entre judíos y griegos. Para los primeros fue un escándalo, para los últimos es locura (1 Cor 1:23).

Se esperaba que los cristianos perseguidos y odiados, difamados y expuestos al desprecio y al ridículo se sintieran tentado a reaccionar, responder y desarrollar un espíritu de victimización. Es decir, sentir pena por ellos mismos y cultivar un espíritu de rectitud siendo objeto de persecución por parte del mundo. Sin embargo, los apóstoles, los primeros líderes y pastores de esa generación pronto se dieron cuenta del peligro de la persecución empujada a los discípulos a una actitud de reacción o de victimización.

Por lo tanto, nos guiaron para hacer frente a la burla, difamación, persecución, encarcelamiento y martirio incluso de la manera correcta, teniendo siempre a Jesucristo como un ejemplo de humildad y amor para los enemigos.

Una cosa en particular preocupaba a los apóstoles: la causa de la persecución: un cristiano sufría por el hecho de que era un creyente en Cristo Jesús. Sin embargo, no todas las persecuciones que sufrieron los cristianos fueron a causa de la Cruz, por amor a Cristo, a causa de la verdad.

El apóstol Pedro instó a los cristianos a tener una vida ejemplar entre la gente, a vivir sin practicar las cosas malas que hacen los mundanos (1Pe 2.11-12). Si tienen que sufrir, que sea por hacer el bien y no el mal: ¿qué gloria tiene ser abofeteado por hacer el mal? (1Pe 2.20-21). Ellos serían bendecidos si ellos estaban dispuestos para la práctica de la justicia de Dios (1 Pe. 3.13-14). Pedro dice: «Si es la voluntad de Dios, es mejor que sufráis por praticar lo qué es bueno que practicar el mal» (1Pe 3.17). Y agrega: «Si, por el nombre de Cristo sois denostados, benditos sois porque sobre la se encuentra el espíritu de gloria y de Dios. No sufra, sin embargo, ninguno de ustedes como un criminal, asesino o ladrón, o que se entromete en otro negocio; Pero, si usted sufre como cristiano, no se avergüences de ello; antes, glorificar a Dios con ese nombre. (1Pe 4.15-16).

No todas las burlas y libertinaje que un cristiano recibe de los incrédulos son debido a su fidelidad a Cristo. Si alguien que dice ser que cristiano es deshonesto, ambicioso, mentiroso, perezoso, inmoral e hipócrita y sufre las consecuencias de estos actos, este sufrimiento no es de Cristo. No está sufriendo por ser cristiano, sino como cualquier otra persona.

El apóstol Pablo dijo en su primera carta a los cristianos en la ciudad de Corinto que el mensaje de la Cruz es locura para los no creyentes (1 Cor 1,18). No entienden, se sienten ofendidos por la idea de la salvación a través de quien fue crucificado y resulta ridícula la idea de que el crucificado ha resucitado de entre los muertos. Y, por supuesto, se burlan y persiguen a quien cree y enseña esto. Sin embargo, en la misma carta, Pablo enseña a los creyentes de Corinto a tener cuidado de no dar a los no creyentes otra razón, aparte de la Cruz, de llamarlos locos. Guía, por ejemplo, los hermanos para evitar hablar en todos los idiomas al mismo tiempo y sin la interpretación en los cultos públicos: «Si por lo tanto, toda la iglesia se reúnen en el mismo lugar, y todo el mundo llega a hablar en otras lenguas, en caso de que entran indoctos o no creyentes, ¿no dirán que estáis locos?» (1 Cor 14,23). Nos llaman locos por el mensaje de la Cruz, pero no por la falta de sentido común.

Desafortunadamente, un montón de libertinaje y la persecución que los evangélicos experimentan hoy no es por la vigorosa, firme y clara predicación de la Cruz de Cristo. De hecho, poco se habla de ella, en medio de los decretos de prosperidad, promesas de victoria y solicitudes de dinero. ¿No causan burla estas extrañas costumbres y prácticas en nombre del Espíritu Santo, escándalos y descarada búsqueda de riqueza y ostentación de dinero de personas inocentes en nombre de Dios?

Desafortunadamente, hay segmentos de cristianos evangélicos participando de esto, en una guerra contra aquellos que deben ser objeto de nuestra predicación en la cruz y no nuestro enojo.

Los evangélicos no siempre sufren por ser cristianos serios, firmes, verdaderos y fieles a Dios.

Hasta ahora los medios de comunicación secular no han sido justos para hacer la distinción entre unos evangélicos y otros evangélicos.

El camino, me parece a mí, no es rechazar el título de «evangélico», sino vivir y predicar de tal manera que la única razón por recibir la burla de las personas sea aquella que proviene de predicar a Cristo y a éste crucificado.

del Facebook

Haz una pausa para alabar a Dios

Salvador García

Bendeciré al Señor en todo tiempo…» (Salmo 34:1)

Si gritas hasta perder la voz en el partido del sábado, pero te quedas callado y quieto en el tiempo de alabanza el domingo, a lo mejor estás mucho más interesado en los deportes que en las cosas espirituales.

Alabamos y adoramos algo de gran valor. ¿Qué valor le das a Dios y a tu relación con Él? A lo mejor dices: «Pero a veces no siento que quiero adorar a Dios». Los sentimientos no tienen nada que ver con ello. Las bases de una buena relación no son las emociones sino el compromiso.

Leemos en la Biblia: «…Ofrezcamos siempre a Dios, por medio de Él (de Cristo), sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan Su Nombre.» (Hebreos 13:15). Fijémonos en las palabras «siempre» y «sacrificio». Con Dios, la alabanza que cuesta es la que vale.

Piensa en alguien con un buen empleo, una buena familia, y con salud adorando al Señor en la iglesia. Y luego en alguien que vive solo y enfermo, pero que levanta sus brazos débiles y alza su voz en alabanza. ¿Quién crees que tiene más mérito?

Dijo el salmista: «Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone, sea alabado el nombre del Señor» (Salmo 113:3).

El salmista hacía pausas de alabanza a lo largo del día: «¡Siete veces al día te alabo..!” (Salmo 119:164). Solemos parar para tomar un café; el salmista interrumpía su jornada para alabar.

Si quieres cambiar el ambiente en el que te mueves o tu actitud, alaba al Señor a lo largo del día. No sólo bendecirás al Señor; Él te bendecirá a ti de muchas formas. Hazlo de todo corazón y no tardarás en ver el resultado.

Publicado en Siervos inútiles

Coraje en el dolor o gozo

Augustus Nicodemus Lopes

 Cuando tuve un accidente de moto hace unas tres semanas, me hospitalizaron durante diez días, tiempo durante el cual experimenté un dolor casi insoportable. Se habían roto el pie y la mano. La mano derecha necesitó cirugía extensa e implantación de una placa de titanio. A pesar de los anestésicos, los dolores fueron constantes.

Durante los primeros días en el hospital, no sólo el dolor sino también la incomodidad física tuvo un efecto profundo en mi vida espiritual. Dudas, confusión, incertidumbre, ansiedad y desesperación llegaron a mi mente y a mi corazón. Comencé a revisar las preguntas más básicas de mi fe, como por ejemplo, el amor de Dios para sus hijos; su sistema, que a veces parece cruel, sometiendo a sus hijos al sufrimiento y dolor; mi debilidad y la vulnerabilidad frente a la realidad y, sobre todo, la incertidumbre relacionada con el futuro.

Después de unos días bajo intenso sufrimiento físico, mental y espiritual, finalmente la luz amaneció. Ella vino a través del alivio de dolores y la percepción de que Dios me dio durante la oración de un hermano que visitó, respecto de Su propósito general en el sufrimiento de sus hijos.

En ningún momento había asignado a Dios responsabilidad alguna por el accidente. Como calvinista, sabía muy bien que el accidente había sido el resultado de causas naturales, de violar las leyes físicas generales que Dios habían creado y establecido para gobernar la realidad. Había roto las leyes y ahora estaba sufriendo las consecuencias. Sabía que no pasa nada sin la voluntad de Dios, pero la conciencia de mi responsabilidad en este mundo, que siempre acompañó a la conciencia que tengo de la absoluta soberanía divina, no permitió culpar a Dios de cualquier daño. Él siempre es justo y bueno. El accidente fue la consecuencia inevitable de haber roto las leyes de la física, al acelerar sin calcular correctamente espacio y trayectoria.

El punto que quiero destacar es la percepción que tenía, en el hospital, como nunca antes, de la inseparable relación entre nuestro cuerpo y nuestra mente. Dicho de otra manera, de la inseparable relación entre el bienestar espiritual y el bienestar físico.

No quiero entrar aquí en la eterna disputa entre dicotomistas y tricotomistas, de si el espíritu y el alma son dos dimensiones distintas del hombre o si es una que se describe con dos palabras diferentes. Ambos estarán de acuerdo que la dimensión espiritual y la dimensión física están profundamente relacionadas.

Me di cuenta muy claramente que, ante el sufrimiento y el dolor, mi fe se había sido sacudido y abatido. Pensé en los mártires de antaño, al comienzo del cristianismo. Me acordé de que la historia no siempre cuenta que no todos esos cristianos murieron felizmente, cantando himnos entre las llamas de fuego o en los dientes de las bestias. Muchos murieron gritando de dolor, sin mostrar ningún valor durante su martirio. Otros renunciaron públicamente a su fe para no sufrir dificultades y enfrentar una muerte terrible.

En cuanto a quienes murieron cantando himnos a Dios, testimonio del amor y del poder de Dios, entraron en los registros de la historia de la Iglesia cristiana recibieron la gracia de morir como mártires, glorificando a Dios. No juzgo a aquellos otros que, ante la tortura, el dolor y sufrimiento dieron muestra de debilidad y cobardía.

Puedo entender por qué hicieron esto. Porque me di cuenta en mi corazón, cuando el dolor se volvió más insoportable, que existe una gran dificultad para permanecer optimista, alegre y confiado en las promesas de Dios.

Veamos ejemplos de esta relación entre cuerpo y espíritu en las Sagradas Escrituras. Es el caso de Job. Satanás fue al grano. Le dijo a Dios que si tocaba el cuerpo de Job, éste lo negaría. El diablo argumentó: “Piel por piel, el hombre lo dará todo por su vida. Pero extiende ahora tu mano, toca sus huesos y su carne y verás si no blasfema contra ti en tu cara” (Job 2:4-5).

Aunque es el padre de la mentira, Satanás es muy perspicaz. Sabe sobre la relación entre el espíritu y el cuerpo en el ser humano, ya sabes que si le das a uno, llega a todos.

Cuando el profeta Elías estaba extremadamente cansado, se sentía deprimido al punto de pedir su propia muerte (1 Reyes 19:4). Jonás, bajo un calor insoportable, se preparó a morir (Jonás 4.8). Pablo habla de una espina en la carne, contra la que él constantemente batallaba (2 Cor 12:7-10).

En otras palabras, es mucho más fácil sentir esperanza, coraje, alegría, ánimo y confianza cuando nos sentimos bien físicamente.

Esos días en el hospital me enseñaron por lo menos dos cosas. En primer lugar, que no soy tan fuerte ni espiritualmente ni el pensamiento. Gran parte de la fuerza, confianza y esperanza que tengo se relacionan y, en algunos sentidos, son dependientes de mi bienestar físico. Así que, si Dios no me apoya en tiempo de enfermedad, dolor y adversidad, fácilmente me desalentaría y podría llegar al punto de desesperación. Sólo Dios es quien nos sostiene en momentos de aflicción y tribulación.

La segunda cosa que he aprendido es la necesidad de ser más compasivos y comprensivos con quienes sufren. A veces ni siquiera consideremos reprender a los hermanos que están en dolor y sufrimiento, porque no se siempre se puede ser feliz, esperanzado y permanecer tranquilo y confiado en las promesas de Dios.

Quienes han experimentado dolor profundo durante un tiempo prolongado sabe lo difícil que es mantener la mente enfocada en estas cosas cuando el cuerpo entero es un solo dolor insoportable.

Por último, mi agradecimiento creció por aquellos creyentes que, durante los periodos de prueba, sufrimiento, enfermedad, dolor y persecución, pueden alegrarse y regocijarse en Cristo Jesús. Esto es una verdadera bendición. Que nuestro Dios conceda que, en el dolor o en el sufrimiento, glorifiquemos a través de la provisión espiritual agradable a él, para mostrar al mundo que hay un poder sobrenatural detrás de lo que decimos creer.

Usado con permiso

Abel Zavala, en Nezahualcóyotl

Dentro de su gira de promoción de su nueva producción, que incluye el sencillo “Sublime amor”, el salmista Abel Zavala visita la Iglesia Cristiana de la Restauración Neza el próximo domingo 4 de mayo por la tarde.

La cita es en la Séptima avenida entre calle 22 y calle 23, a una cuadra del Bordo de Xochiaca, colonia del Sol, Estado de México a las 18:00 horas. Para mejor referencia, el templo se encuentra entre el Periférico Oriente y el CRIT Nezahualcóyotl.

Entre las canciones más conocidas de este cantante cristiano están “Jesús mi fiel amigo”, “De tal manera me amó” y “Enamórame”, entre otras muchas.

Misael Chávez, pastor general de la Iglesia Cristiana de la Restauración, espera que Dios derrame su bendición en abundancia esa noche, pues “los cánticos interpretados por Zavala invitan a pensar en la obra redentora de Jesucristo y nos invitan a tratar de vivir más cerca del Señor”.

Al narrar su experiencia de acercamiento a este cantante, el pastor explicó después de escuchar “De tal manera”, pensó que ningún otro himno podría superarlo, debido a la profundidad, armonía y espiritualidad. Sin embargo, “cada día nos sorprende”, de ahí que espera que Dios derrame abundantemente su gracia y poder.

Cabe señalar que de ninguna manera se cobrará la entrada a este concierto, sino que si Dios mueve la generosidad de los asistentes, éstos tendrán la oportunidad de depositar una ofrenda voluntaria pro-construcción, para lo cual deberán dirigirse directamente a los ujieres. Cualquier contribución será bienvenida, señaló.

Se recomienda llegar con anticipación, pues el domingo se hace el tianguis de carros sobre el Bordo de Xochiaca, lo cual complica la circulación.

El apóstol del Evangelio de la gracia

Por Orlando Rodríguez Hipuz

La gracia humilla nuestra arrogancia y nos hace humildes, pues cuando sabemos que todo es de Dios y nada es de nosotros, ¡eso nos lleva reconocer y a dar la gloria sólo a Aquel que la merece!

El apóstol Pablo es nuestro gran ejemplo. Veamos por qué:

1. De los pecadores se consideró el primero…

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”. 1ª a Timoteo 1:15.

No que fuera el primer pecador, porque antes de él había otros; se refiere a que se consideraba el principal entre todos los pecadores. Cuando era fariseo, llevando una vida muy religiosa. se consideraba el mejor (Fil. 3:6); pero después de recibir la gracia supo que fue el peor. Por eso la verdadera gracia de Dios nos humilla…

2. Entre todos los santos se consideró menos que el más pequeño.

“A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo”. Efesios 3:8

No que alguien entre los santos sea menos o mayor; pero la humildad por haber recibido la gracia de Dios sin mérito alguno le hizo sentir entre todo el pueblo de Dios ser el más pequeño. Sólo la bendita gracia de Dios nos hace sentir así…

3. Entre todos los apóstoles se consideró el más pequeño…

“Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios”. 1a Corintios 15:9

El hecho de no considerarse digno de ser llamado apóstol del Señor, por lo que prefirió considerarse el más pequeño, se debió al hecho de mantener siempre presente su vida pasada de incredulidad. Cuando él veía lo que fue y lo que ahora era, sabía que si no hubiera sido por la bendita gracia de Dios no hubiera sido lo que fue.

4. Hizo más que todos; pero jamás se lo atribuyó a él mismo.

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”. 1a Corintios 15:10

a) Si era alguien, no lo era por él mismo, sino por la gracia de Dios. b) Vio que la gracia de Dios jamás lo hizo ser vano, inútil o flojo. c) Esa gracia le hizo trabajar duro, ser esforzado, ser entregado a su deber; al punto que lo hizo más y mejor que los demás apóstoles. d) Pero siempre reconocía que no era él, sino la gracia de Dios en él. La gracia jamás nos deja sin fruto, al contrario, trae más y mejor.

¡Por eso la humildad es el resultado de la bendita gracia de Dios!

Publicado en Siervos inútiles

El poder de la oración

 Miguel Rosell Carrillo

En Efesios 5: 10-12, el apóstol Pablo enseña: “Comprobando lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto”

Por mucho tiempo me he preguntado qué significa realmente “reprender las tinieblas”. Obviamente, el primer pensamiento que viene al respecto es el de, además de no participar de ellas, el refutarlas. De hecho es así, ya que el verbo “elegxo” significa: censurar, despreciar, refutar, mostrar, demostrar, poner en evidencia, etcétera.

Esto último significa hacer una buena obra de defensa de la fe, y los medios cibernéticos son de gran ayuda al respecto, por cierto.

Pero hay más.

Yo veo que en esa obra de poner en evidencia la maldad y sus obras debe entrar en acción un arma muy, muy poderosa que Dios ha dado a Sus hijos: LA ORACIÓN.

¡Es menester que los hijos de Dios nos pongamos a orar para que las obras de las tinieblas sean desbaratadas, conforme el Espíritu Santo nos vaya dirigiendo..!

Porque no tenemos lucha contra sangre ni carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Ef. 6: 12).

SOLI DEO GLORIA

Usado con permiso

¿Libertad o libertinaje entre los cristianos?

Augustus Nicodemus Lopes

Los libertinos han existido siempre dentro de la Iglesia cristiana. No hay que confundirlos con quienes buscan la libertad de la esclavitud del pecado, la carne, el mundo y la ley, que es en sí misma la libertad cristiana que se encuentra en Cristo. En ese sentido, todo verdadero creyente es libre, si bien es un esclavo de Dios y siervo de los demás. Pablo habla de esto en Romanos 6.

Los libertinos, en cambio, son diferentes. También hablan de libertad cristiana, libertad de conciencia y libertad de la ley, dicen también que sólo quieren ser libres en Dios y del prójimo. No se dan cuenta de la libertad dada por Cristo como un estímulo a vivir en obediencia a Dios y el servicio a los demás, sino que la toman como una licencia para hacer lo que les venga en gana.

Los encontramos en todas las épocas de la Iglesia. ¿Quién no se acuerda de Balaam , el falso profeta que enseñó a los hijos de Israel a ejercer la prostitución con los cananeos y practicar su religión, como algo aceptable a Dios? ( Num 31:16).

Podemos encontrar libertinos encubiertos en las primeras comunidades cristianas, que enseñaban que la gracia de Dios permitía a los cristianos participar en sacrificios —incluida la fornicación— en los templos paganos. El apóstol Pablo encontró un grupo de libertinos en Corinto que pensaba que todo era legal para el creyente, incluso que podían participar en fiestas paganas ofrecidas en los templos de los idólatras (1 Cor 8:10 ). El libro de Apocalipsis menciona a los nicolaítas y a los seguidores de Jezabel, libertinos que enseñaban a los cristianos a participar en las «profundidades de Satanás » (Apocalipsis 2:24 ) . También menciona la «doctrina de Balaam» , que parece haber sido un nombre relativamente común en el siglo I para los libertinos ( cf. Ap 02:14 ). Judas escribió su carta para denunciar y hacer frente a «ciertos individuos que han entrado encubiertamente… hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a nuestro único Soberano y Señor, Jesucristo» (Judas 4).

Los libertinos modernos no son diferentes y, básicamente, mantiene las mismas características de los libertinos descritos en el Nuevo Testamento, sobre todo en la carta de Judas, a saber:

1. Los libertinos se introducen en las iglesias y comunidades cristianas a pesar de no ser verdaderos creyentes en Cristo Jesús, disfrazando sus creencias y prácticas hasta que se sienten seguros para expresar abiertamente lo que son. Están presentes en el culto y las festividades como “rocas sumergidas” (Judas 12), que representan un peligro para la navegación.

2. Son gente impía —es decir, sin la piedad personal , sin el temor de Dios y sin ninguna relación con el Señor Jesucristo— que aparecen disfrazados de cristianos, usando el lenguaje cristiano y participando en prácticas cristianas. Son arrogantes y aduladores por los intereses (Judas 16 ). ¿Son los «sexy » y «causa divisiones» en el cuerpo de Cristo con ideas heréticas (Judas 19 ).

3. La “doctrina” libertina enseña que la gracia de Cristo hace que todo sea lícito para los cristianos, incluidas prácticas inmorales —puede tener otros nombres, como sexo libre, amor, etcétera—. Esta doctrina convierte en libertinaje la gracia de Dios.

4. En última instancia , la “doctrina” de los libertinos niega a Jesucristo, quien sufrió en la cruz para liberar a su pueblo, no sólo de la culpa del pecado, sino del poder del pecado en sus vidas, lo cual debe llevar hacia la santidad y pureza. Los libertinos viven sin pudor (Judas 12).

5. La fuente de autoridad de esta doctrina no es la Sagrada Escritura, que condena la inmoralidad de todo el mundo, la lujuria , la fornicación y el adulterio, sino experiencias personales. Judas llama libertinos a “soñadores que contaminan la carne” (Judas 8). El “cristianismo” de los libertinos no se deriva de la revelación de Dios en la Escritura sino es el resultado de su mente carnal, «naturalmente, como bestias irracionales» (Judas 10).

Hablando claramente y sin rodeos, los libertinos están presentes en las iglesias y las comunidades evangélicas: no ven nada malo en las relaciones prematrimoniales, en las parejas múltiples, las relaciones homosexuales, la pornografía, las relaciones amorosas fuera del matrimonio, el consumo excesivo de alcohol o la participación de cristianos en las diversiones mundanas y valores de absorción de este mundo en el vestir , convivir, vivir y caminar. La agenda libertina es más amplio que esta y algunos son más radicales que otros. Pero, en general, son libertinos contra cualquier sistema que tenga una ética definida y clara de defender los valores morales absolutos.

Los libertinos suelen construir una imagen de Jesús como una persona inclusivistic, que amaba a todos sin distinción, que nunca condenó a nadie ni hablado en contra del pecado de nadie. Sin embargo, el “libertino Jesús” es diferente del Jesús de la Biblia que el cristianismo histórico ha anunciado desde hace dos mil años.

Si Jesús era ese que los libertinos dicen, entonces fue un perfecto fracaso, porque sus discípulos más cercanos se convirtieron en lo contrario de lo que ellos enseñan: Pedro comenzó a enseñar que la vida en la carne eran las pasiones pecaminosas (1a Pedro 1:13-19); Juan dijo que amar las cosas del mundo y la carne te hacen enemigos de Dios (1a Juan 2:15-17); Santiago condenó la mundanalidad (Santiago 4); el autor de la carta a los Hebreos afirma que tenemos que luchar hasta la sangre contra el pecado que nos asedia (Hebreos 12:1-4), y el apóstol Pablo declaró que los sodomitas y los homosexuales no entrarán al Reino de Dios (1 Corintios 6:9-11).

Ciertamente no aprendieron estas cosas del “Jesús libertino”.

En cambio, los libertinos guardan convenientemente silencio sobre ciertos pasajes de los Evangelios donde Jesús recibe a prostitutas, publicanos y otros pecadores a quienes les pidió seguirlo y les enseñó a no cometer más pecados, tomando su cruz, negándose a sí mismos para convertirse en sal y luz en este mundo oscuro.

No hubo una prostituta, un ladrón inmoral que haya conocido a Jesús y se haya convertido en su discípulo que siguiera viviendo una vida inmoral. Ni Zaqueo ni Mateo ni María Magdalena siguieron siendo iguales.

Usado con permiso

Dar gracias a Dios es vida iluminada

Leonardo Andujar Zaiter

Da infinitas gracias al Señor por lo bueno y generoso que ha sido contigo. Al despertar siempre hay razones para expresar un “gracias Señor”. Gracias por todo, hasta por lo que no te agrada o creas que no es conveniente.

El Señor dispone cuanto acontece en la vida de cada uno, aunque no seamos conscientes de ello. De muchas acciones de Él sobre tu vida nunca encontrarás explicación ni justificación. El Señor es único y especial y nadie está por encima, lo que significa que habrá casos puestos en sus manos donde solo Él sabrá las respuestas.

Su voluntad es independiente de lo que tú puedas pretender. Brinda compasión ante cualquier hecho o acto de la existencia humana, que poderoso es el Señor para mediar en todo lo relacionado con los hombres.

Se deja sentir siempre con amor y repara lo atrofiado. Jamás te dirijas a Él para exigir; recuerda: crecerás si permites que obre libremente en ti. Conviene en este momento examinar cómo te has comportado ante el Señor, y si entiendes, debes iniciar una renovación en la relación.

Humildad y entrega te permitirán gozar de buena experiencia. Regálate la oportunidad de crecimiento y manifiesta abiertamente gratitud que beneficiará tu comunión con el Señor.

Dar gracias es vida iluminada a la manera del Rey de Reyes, la mas inmensa y privilegiada protección que el ser humano recibe. Disfruta invocando Su nombre y reconociendo tantas cosas que, si eres honesto contigo mismo, aun no merecías.

Reflexiones de fe y esperanza. Usado con permiso

Hiciste subir mi alma del sepulcro

Por Abner Chávez

Hace exactamente cinco años, el 23 de enero de 2009, entré por cuarta vez al quirófano, ahora en el Instituto Nacional de Cancerología, con diagnóstico de carcinoma vesical. En la soledad del quirófano, antes de que llegaran los anestesiólogos, tuve muchos minutos para meditar sobre mi vida y mi relación con Dios. No sabía si iba a salir vivo de ahí, así es que simplemente encomendé mi alma al Creador.

(Mira el testimonio en video: http://www.youtube.com/watch?v=wajgYPRQPQ4)

Hoy no encuentro palabras para agradecer a mi Señor y Dios el milagro que hizo en mi vida, y que ahora quiero compartir con ustedes. Estoy vivo y sano por la gracia de Dios, porque sus misericordias son nuevas cada mañana y porque su poder es el mismo ayer, hoy y por los siglos.

En noviembre de 2008, después de realizar varios estudios, el urólogo del IMSS me confirmó que tenía yo cáncer. Y no cualquier tipo de cáncer, sino el más agresivo, invasor y en estado muy avanzado. “Si se sale de la vejiga, ya no hay nada qué hacer”, me dijo el médico, con tono de preocupación. Debo reconocer que oírlo de labios del especialista me noqueó, a pesar de saberlo ya con anticipación.

Cáncer 2

Seis meses antes, cuando el dolor atormentaba mi cuerpo, una madrugada, derramando mi alma delante de Dios, le rogaba al Señor que me dijera qué tenía y cómo podía aliviarme. Me llevó a su Palabra, en el libro del profeta Jeremías, y claramente sentí cómo hablaba a mi vida y me anticipaba lo que iba a padecer: un mal sin cura, doloroso y que no había manera de evitarlo. En ese mismo capítulo, sin embargo, daba también una promesa: “Mas yo haré venir sanidad para ti y sanaré tus heridas, dice Jehová”.

Ese pasaje y esa promesa me permitieron enfrentar la enfermedad con tranquilidad. El Señor me quiere conservar la vida, le dije entonces a mi esposa, de otra manera no me lo hubiera anticipado. Incluso así, ya previendo lo difícil, aún tenía la esperanza de que en los exámenes saliera yo limpio. Por eso, al oír de labios del médico las malas noticias, de pronto me quedé sin saber qué hacer.

Entonces busqué el apoyo en la oración de mis hermanos de la Iglesia Cristiana Restauración El Sol, donde me congrego, y simultáneamente pedí una segunda opinión en el Instituto Nacional de Cancerología. Cuando ahí me corroboraron el diagnóstico y la urgencia de atenderse, mi esposa y yo rogamos el apoyo de otros hermanos y congregaciones, entre ellos, algunos lectores de esta revista, y de otras Iglesias, cuyos pastores quisieron ponerme en peticiones. A todos ellos agradezco públicamente, porque entre todos hubo un justo a quien Dios escuchó. ¡Alabado sea el Señor!

Luego de un año de diagnósticos de muerte, cuatro visitas al quirófano, 17 días hospitalizado en Cancerología, una herida de casi 25 centímetros y muchas dificultades, angustia y dolor, los médicos me mandaron a casa sano y salvo, porque los resultados de la biopsia indicaron que ese agresivo cáncer invasor no invadió más allá del órgano que me quitaron, porque la mano de mi Señor no le permitió hacer más daño.

Cáncer 3

Aún recuerdo cómo, cuando me estaban quitando las puntadas, uno de los médicos le decía a mi esposa que los resultados de patología mostraban que ya no había necesidad de radioterapias o quimioterapias o algún otro tratamiento o medicina. Pero hay que estar atentos, advirtieron, porque “el cáncer no tiene palabra de honor”. Y eso es cierto, el cáncer no tiene palabra, pero mi Señor sí tiene palabra y el cielo y la tierra pasarán, pero la Palabra de mi Señor Jesucristo permanece para siempre.

Ahora sé que estoy listo para cuando mi Dios quiera llamarme a Su presencia, que puede ser este mismo año, el siguiente o dentro de una década. Sé que eso va a pasar algún día, pero ya no será a causa del cáncer, no. A este enemigo el Señor ya lo derrotó en la cumbre del monte Calvario, donde Él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Este enemigo está ahora bajo nuestros pies.

En marzo de ese año, uno de los médicos que no me había atendido antes, al revisar mi expediente, ya para despedirse, me dijo: “Felicidades, porque no cualquiera sale de esto”. Cuando yo lo conté en una reunión familiar, uno de mis familiares me atajó: Es que nosotros no somos cualquiera, somos hijos de un Dios vivo.Cáncer 1

Y esa es la razón por la que me decidí a publicar este testimonio. Decirte a ti, amigo, hermano, que tú eres un hijo del Dios viviente y que si Él me sanó a mí de un mal incurable, también puede sanarte a ti, no importa el nombre de la enfermedad ni los años que tengas sufriendo con ella. Aférrate a la Palabra de Dios y allégate a Su presencia con fe, porque Él no tarda en cumplir sus promesas.

Jehová, Dios mío, a ti clamé y me sanaste. Oh, Jehová, hiciste subir mi alma del sepulcro. (Salmos 30:2-3)

¿Qué es la santidad?

Augustus Nicodemus Lopes

Recientes escándalos ocurridos en las congregaciones confirman, por desgracia, que en muchos entornos evangélicos la santidad de vida, la ética y la moral están totalmente desconectados de la vida cristiana, del culto, de los milagros, de la prosperidad en general.

Un análisis sobre el concepto bíblico de la santidad contiene una serie de principios fundamentales, de los cuales destaco algunos:

1) la santidad no tiene nada que ver con los hábitos y costumbres. Ser santo no es estar manteniendo una serie de reglas y normas relativas a la ropa y al pelo largo. No es estar en contra de piercings, tatuajes, películas de Disney. No es pasarse el día escuchando música Gospel, nunca ir a la playa o al campo de futbol. No es vivir ayunando y orando, aislados de la vida, con saco y corbata. Para muchos, la santidad está vinculada a ese tipo de cosas, pero dudo que esas cosas funcionen contra la envidia, codicia, avaricia, pensamientos impuros, ira, incredulidad, miedo, pereza, mentiras. De hecho, ninguna de estas abstinencias y reglas puede, por sí misma, crucificar al viejo hombre con sus obras. Tienen apariencia de piedad, pero no tiene ningún poder contra la carne. Eso es lo que el apóstol Pablo intentó explicar a los Colosenses, hace mucho tiempo: Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne. (Colosenses 2.23).

2) La santidad existe sin manifestaciones carismáticas y las manifestaciones carismáticas existen sin santidad. Esto se hace evidente en la primera carta de Pablo a los Corintios. Probablemente, la iglesia de Corinto era la iglesia donde los dones espirituales, especialmente lenguas, profecías, sanaciones, visiones y revelaciones, se expresaron más durante el periodo apostólico. Sin embargo, era un congregación donde había una mayor falta de santidad. Ahí sus miembros estaban divididos por cuestiones secundarias; existía la práctica de la inmoralidad; el culto a la personalidad, la herejía y las sospechas completan la falta de amor y pureza; incluso el tiempo para la celebración de la Cena del Señor era usada para excesos. Pensaron que eran espirituales, pero Pablo les llama carnales (1Corintios 3.1-3). No niego las manifestaciones espirituales. Yo creo que Dios es Dios. Sin embargo, la Biblia nos enseña que las manifestaciones espirituales pueden ocurrir incluso con gente como Judas Iscariote, quien junto con otros apóstoles sanaba enfermos y resucitaba a los muertos (Mateo 10.1-8). En el día del juicio, el Señor Jesús va a expulsar de su presencia a los hacedores de maldad, aunque hayan expulsado demonios y sanado enfermos (Mateo 7.22-23).

3) Santidad implica principalmente la mortificación del pecado que mora en nosotros, y la tendencia a vivir según la voluntad de Dios revelada en las Escrituras. Aunque regenerados y con una nueva naturaleza, el viejo hombre permanece en nosotros y tiene que ser mortificado diariamente por el poder del Espíritu Santo. Se necesita poder más espiritual para someter las pasiones carnales que para expulsar a los demonios. Y, a juzgar por lo que estamos viendo, estamos muy lejos de vivir un gran derramamiento del Espíritu. Donde se desbordan las pasiones carnales no hay ninguna santidad, aunque se defienda con palabras la sana doctrina, los enfermos se curen, se hablen nuevas lenguas y los demonios sean expulsados. La Biblia no hace ninguna conexión directa entre santidad y manifestaciones carismáticas y defensa de la ortodoxia. Por el contrario, la Biblia nos advierte constantemente contra la ortodoxia de los fariseos, contra los falsos profetas, satanás y sus emisarios, cuyo distintivo es la operación de señales y prodigios (confrontar Mateo 24,24; Marcos 13,22; 2ª Tesalonicenses 2,9; Apocalipsis 13,13; Apocalipsis 16,14).

 

4) Es más difícil ganar un poco de dominio de los hábitos pecaminosos que romper maldiciones, liberar enfermos y recibir prosperidad. El poder de la resurrección, sin embargo, triunfa sobre el pecado y la muerte. Cuando «sabemos» que estamos crucificados con Cristo (Romanos 6:6) en nos «consideramos» muertos al pecado y vivos para Dios (Romanos 6:11), no permitimos que el pecado «reine» sobre nosotros (Romanos 6:12) y ofrecemos nuestro cuerpo para servir a la justicia (Romanos 6.13), sólo entonces experimentamos la victoria sobre el pecado (Romanos 6,14). ¡Aleluya!

5) La santidad es progresiva. No se consigue de manera instantánea, con algún tipo de intervención sobrenatural. Dios nunca prometió que nos santificaría al instante. De hecho, los apóstoles escribieron las cartas del Nuevo Testamento precisamente para instruir a los creyentes en el proceso de santificación. Por desgracia, influenciada por el pensamiento de John Wesley —que en otros aspectos ha sido inspiración para mi vida y la de muchos otros—, algunos buscan una santificación instantánea o la experiencia de un amor perfecto, olvidado que la pureza de vida y la santidad del corazón vienen de un proceso diario, progresivo e incompleto en este mundo.

6) La santificación es un proceso irreversible en la genuina vida cristiana. Dios llamó a gente a ser santa. El objetivo de la elección de Dios es que seamos santos y sin mancha delante de Él (Efesios 1,4). Dios nos ha elegido para la salvación a través de la santificación del Espíritu (2ª Tesalonicenses 2.13). Estábamos predestinados a ser hechos conforme a la imagen de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 8.29). Aunque el verdadero creyente tropieza, cae, fracasa miserablemente, no se queda abajo. Se levantará conforme al propósito de Dios a través del Espíritu. Su conciencia no lo deja en paz. No será capaz de amar el pecado, viviendo en pecado o en la práctica del pecado. Va a hacer como el hijo pródigo: «subiré a mi padre y le diré: padre, pequé contra el cielo y contra ti» (Lucas 15,18).

Alguien que vive en o practica el pecado, la corrupción, la inmoralidad, la impiedad, no puede decir que es salvo, que es hijo de Dios, por más próspero que sea financieramente hablando, por más milagros que haya llevado a cabo y por más experiencias sobrenaturales que haya tenido.

¡Necesitamos santidad! ¡La Iglesia necesita santidad¡ ¿Y cómo, a partir de mí? ¡Ten piedad, Oh Dios!

Usado con permiso del autor