Escudriñando las sendas antiguas en un mundo posmoderno

Archivo para junio, 2022

¿Cuándo llegará la paz a este mundo?

Por Olga Miranda 

Con mucho respeto dedico este texto a la Comunidad Cristiana Restauración Neza, por enseñarme a perseverar en el Señor Jesús, pese a las adversidades 

¿Llegará algún día la paz al mundo en el que vivimos? ¿Dejará de haber guerras alguna vez?

El conflicto armado entre Rusia y Ucrania no es el único que actualmente se desarrolla en la tierra. Según ‘esglobal’, de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior, hay otras diez guerras activas en este 2022.  Son señales de los últimos tiempos. El Señor lo profetizó en Mateo 24: Habrá guerras y rumores de guerras.

Ese mismo capítulo enseña que Israel es el reloj profético para observar las señales y las profecías de los últimos tiempos escritas en la Biblia, las cuales se están cumpliendo ante nuestros ojos. 

Cuando el Señor Jesucristo venga por segunda vez, lo hará como el Mesías de los judíos, entrará en Jerusalén y se sentará sobre el trono de David. Cuando eso suceda, también habrá llegado la paz a Israel. Comenzará una nueva era, que las Sagradas Escrituras llaman el Milenio (el reinado de Cristo por mil años), en que todo el mundo será gobernado desde Jerusalén. Habrá llegado así la paz a todo el planeta Tierra.  

La barca del pueblo de Israel 

En su primeras venida hace dos mil años, el Señor Jesús anduvo entre su pueblo Israel e hizo milagros en abundancia. Veamos una historia narrada por el apóstol Juan, la cual nos enseña a tener fe en Jesús pese a las adversidades. 

En Juan 6:16 dice: “Cuando anochecía, sus discípulos descendieron al mar”.  

Aquí los discípulos estaban sin Jesús y, en este caso, es una figura profética para todo el pueblo de Israel. En esa barca, Jesús, con quien habían tenido una comunión maravillosa, y habían presenciado el milagro de los panes y peces, ya no estaba con ellos. 

Así como los discípulos de pronto estuvieron solos en el barco, del mismo modo, desde su partida, Él echó a Israel al mar de las naciones. 

A continuación dice de los discípulos en el versículo 17: “… entrando en una barca iban cruzando el mar hacia Capernaum. Y había oscurecido, y Jesús todavía no había venido a ellos”. 

Esta es la historia de Israel. La oscuridad que describe representa el tiempo de Israel sin su Mesías, el tiempo en el cual Él no ha regresado a la barca, Jerusalén. El tiempo desde el cual Israel estuvo disperso en el mar de las naciones y una gran oscuridad vino sobre los judíos (desde el año 70 de nuestra era). Recordemos, por ejemplo, el oscuro tiempo de la Edad Media o la época nazi. 

En el versículo 18 dice: “Y se agitaba el mar porque soplaba un gran viento”.  Aquí describe proféticamente la última gran tribulación que vendrá sobre Israel, y cuando el viento del mar de las naciones bajo conducción del anticristo, en odio y violencia, sobrevenga sobre Israel. Pero éste, también, será el momento en que el Mesías habrá de volver. 

Los discípulos se encontraban, con este viento y el fuerte oleaje, en el más grande apuro. 

Pero en el versículo 19 expresa: “Entonces, cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús caminando sobre el mar, y acercándose a la barca y tuvieron miedo”. 

Que exacta es la palabra profética, porque como aquí está descrito sucederá con Israel. Jesús volverá y los judíos tendrán temor. ¿Por qué? Porque entonces verán a Áquel que traspasaron y harán a causa de Él un gran lamento.  

 Véase Zac. 12:10: Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito”. 

Pero Él les traerá paz, y su temor se convertirá en alegría, tal como está escrito en Juan 6:20, cuando les dice: “¡Yo soy; no temáis!”.  

En el versículo 21 continúa diciendo: “Entonces ellos quisieron recibirle en la barca, y de inmediato la barca llegó a la tierra a donde iban”.  

Aquí ocurrió un milagro en medio de la oscuridad: cuando ellos se sentían solos; y este milagro también sucederá cuando el Señor Jesús vuelva. 

Entonces “todo Israel será salvo” (Ro. 11:26), porque todo el remanente de Israel reconocerá a Jesús como su Mesías y ellos le recibirán en su “barca”. 

Y estarán “en tierra”, como sucedió con los discípulos: inmediatamente antes estaba el viento huracanado y el alto oleaje, entonces le recibieron y ya estuvieron en tierra. 

La terrible tempestad y las amenazantes olas de la gran tribulación serán calmadas por la aparición del Señor Jesús. Israel llegará al sosiego y Jesucristo será el centro de Israel. 

Cuando Cristo vuelva a la tierra, ésta se transformará (Véase Ez. 47:8-10) porque aguas vivas fluirán desde Jerusalén, habrá dos ríos y quien entre a esas aguas vivirá y también habrá sanidad. 

Esto ya se cumple en la Iglesia, en todos aquellos que hemos creído en Cristo Jesús, ya que Él mismo dijo: “El que cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva fluirán en su interior”. (Juan 7:38). 

Estimados lectores hay que seguir orando porque pronto se cumplan las promesas del Señor Jesús. Y cuando enfrentemos momentos difíciles, debemos recordar que Él siempre estará con nosotros, porque así lo prometió. 

¡Dios les bendiga! 

Cristo en el centro de tu vida

 Por  Olga Miranda 

¿Por qué es importante tener a Dios en nuestro corazón? En la Biblia podemos encontrar diversos ejemplos de personajes que le dieron el primer lugar a Dios y lo pusieron en el centro de su corazón espiritual. 

Amar a Dios y obedecerlo es un acto de fe y esperanza para los que lo conocemos, y aún para los que no lo conocen, pero atraviesan una dificultad en su vida. 

En los últimos dos años hemos sido testigos de cómo la maldad se ha multiplicado, cómo la gente se pasa más tiempo en los celulares o en las computadoras; cómo se añaden enfermedades a las que ya conocíamos y son más recurrentes. Sólo por covid 19 han muerto alrededor de seis millones de personas y se han reportado 532 millones de casos en todo el mundo. A pesar de todo lo que hemos visto y vivido, hay una esperanza para el cristiano, que se extiende a quienes no conocen a Dios. 

Es tiempo de desprendernos de nuestro ego y de todo aquello que nos impide acercarnos a Dios, llámese consumismo, dinero, trabajo, diversiones, idolatría, etcétera. Hay tiempo de gracia todavía por parte de Dios para la humanidad y podemos acudir al Señor Jesús en todo momento. 

La Palabra de Dios dice: “Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Corintios 5:15).  

Imaginemos el Gólgota: Él, allá en la cruz, quien en sí mismo es la vida y todo lo ha creado, derramó su vida en su sangre, si hablamos del Cristo redentor. El poder de su muerte y de su resurrección nos ha liberado de las ataduras de este mundo. 

El Señor Jesús no sólo murió para que nuestros pecados sean perdonados y que lleguemos al cielo y alcancemos un futuro glorioso, sino para que todos aquellos que han llegado a la fe personal en Él, renuncien a una vida para su propio ego. 

¿Qué significa tener a Cristo en el centro de nuestra vida? 

Significa desprendernos de nosotros mismos. El objetivo de nuestro llamamiento lo habremos alcanzado si todo en nuestra vida señala a Jesús. 

Muchas veces dedicamos más tiempo a lo que nos satisface, a comprar cosas, a las redes sociales, a ver películas, asistir al futbol, a ver las telenovelas, ir al trabajo, pero a Dios, cuánto tiempo dedica usted a su devocional personal. La respuesta la sabemos cada uno de nosotros, pero siempre es necesario pasar un tiempo en comunión con el Señor Jesús. 

Las personas deben saber que Cristo, a través de su Espíritu Santo, está morando en nosotros. El apóstol Pablo lo expresó de la siguiente manera: “Conforme a mi anhelo y esperanza: que en nada seré avergonzado; sino que con toda confianza, tanto ahora como siempre, Cristo será exaltado en mi cuerpo, sea por la vida o por la muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Fil. 1:20-21). 

¿No deberíamos nosotros también tener este profundo anhelo en el corazón y perseguirlo hasta que todo en nuestra vida señale hacia Cristo? 

La persona que tiene a Jesús en su corazón espiritual le otorga el primer lugar en su vida. También vive íntegramente y no retiene nada para sí, su amor proviene de un corazón íntegro. 

Quien conoce a Jesús tiene una mirada profética para el Señor en los tiempos venideros. El que tiene a Jesús en el centro de su corazón espiritual, siempre hace algo que tiene valor eterno ante Dios. 

La invitación es que busquemos más a Dios, leamos su Palabra, dediquemos tiempo a la oración y servirle en todo lo que podamos. Dios nos ama profundamente. Es necesario volver la mirada a Dios en estos tiempos difíciles. 

¡Dios les bendiga!