Escudriñando las sendas antiguas en un mundo posmoderno

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El mejor celular del mundo

Marbella Caribe

¿Te imaginas lo que pasaría si tratáramos a nuestra Biblia como tratamos a nuestro celular?

¿Y si siempre cargáramos nuestra Biblia en el bolsillo o en la cartera?

¿Y si la mirásemos a cada rato durante el día?

¿Y si volviésemos a buscarla cuando la olvidamos en casa o en la oficina?

¿Y si la usásemos para enviar mensajitos a nuestros amigos?

¿Y si la tratásemos como si no pudiéramos vivir sin ella?

¿Y si la regalásemos a los chicos?

¿Y si la usáramos cuando viajamos?

¿Y si la tomáramos en caso de emergencia?

Al contrario del celular, la Biblia no pierde la señal.

Ella «funciona» en cualquier lugar.

No hace falta preocuparse por la falta de crédito porque Jesús ya pagó la cuenta y los créditos no tienen fin.

Y lo mejor de todo: no cae la línea y la recarga de la línea es de por vida.

«Busca al Señor mientras se pueda encontrar, invócalo mientras está cerca.»
(Is 55:6)

En ella encontramos algunos teléfonos de emergencia:

· Cuando estés triste, marca Juan 14
· Cuando las personas hablen mal de tí, marca Salmo 27
· Cuando estés nervios@, marca Salmo 51
· Cuando estés preocupad@, marca Mateo 6:19, 34
· Cuando estés en peligro, marca Salmo 91
· Cuando Dios parezca distante, marca Salmo 63
· Cuando tu fe necesite ser activada, marca Hebreos 11
· Cuando estés sol@ y con miedo, marca Salmo 23
· Cuando seas áspero y crítico, marca 1Corintios 13
· Para saber el secreto de la felicidad, marca Colosenses 3:12-17
· Cuando te sientas triste y sol@, marca Romanos 8:31-39
· Cuando quieras paz y descanso, marca Mateo 11:25-30
· Cuando el mundo parezca mayor que Dios, marca Salmo 90

Recibí esta lista de teléfonos de emergencia y me pareció bien compartirla contigo. Anótala en tu agenda, ¡¡uno de ellos puede ser IMPORTANTE en cualquier MOMENTO de tu VIDA!!

Comparte. Puede ser que uno de estos números de emergencia salve una vida. Que Dios te bendiga.

Si deseas disfrutar de la presentación original en pps, da click aquí.

Completad mi gozo

Pastor Jaime Batista Cortés

Jesús dijo: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45). El apóstol Pablo agregó lo siguiente, al escribir: “…no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros” (Filipenses 2:4). Y apuntando al Salvador como nuestro gran ejemplo, rápidamente agregó: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”.

Pablo siguió con esta exhortación con un recuerdo vigoroso de la humillación de Cristo (Filipenses 2:6) quien aún siendo el mismo Dios, se hizo hombre tomando la forma de un esclavo. No hay duda en que si como cristianos debemos crecer y madurar a la semejanza de Cristo, debemos experimentar progreso en darnos a nosotros mismos en el ministerio a los demás.

Aún cuando encontremos satisfacción y fuerzas en Cristo (Filipenses 2:1), o cuando más nos aferramos a Él, esa satisfacción debe impulsarnos a ser siervos del Salvador y de los demás. La vida como siervos, se opone a la preocupación que existe hoy donde el enfoque de nuestra cultura y sociedad está en nuestra felicidad y satisfacción personal.

La preocupación por el hombre mismo en el día de hoy, se ve reflejada en consignas tales como: «Sé todo lo que puedas ser» o «Experimenta tu potencial» y en los títulos y subtítulos de libros como: El Secreto Cristiano para una Vida Feliz, La Mujer Total; Gozo en el Sexo; Más Gozo en el Sexo y la lista sigue y sigue. Aunque muchos de estos libros puede que tengan verdades bíblicas o una ayuda genuina para tratar algunos problemas que enfrenta la gente como seres humanos, el mensaje —sea explícito o implícito— sugiere que la primera meta que debemos buscar es nuestra satisfacción y experimentar alguna forma de auto-expresión más que un crecimiento en el carácter y en la disposición de vida para el Salvador.

Para decirlo en forma simple, nuestra sociedad moderna del día de hoy, y esto incluye a un gran número de creyentes, está enfocada en hacer de la satisfacción una meta, en realidad, su religión. Hay mucha más preocupación por la auto-satisfacción que en agradar a Dios y en servirle a Él y a los demás, verdaderamente, como lo vemos en la vida de Jesús. Es típico en el día de hoy, la inmensa cantidad de ‘libros-como-hacer’ no sólo para el mundo secular, sino también para la comunidad cristiana.

Estos libros tienen como objetivo conducirnos a relaciones más exitosas, ser más como personas, realizar nuestro potencial, experimentar más sensaciones cada día, ponernos en forma, mejorar nuestra dieta, manejar nuestro dinero y suma y sigue. Nuevamente, mientras que muchas de estas cosas son importantes y ocupan su lugar, nos sacan del enfoque de lo que es verdaderamente lo principal del cristianismo —conocer y amar a Dios y vivir como siervos en el poder del Espíritu de acuerdo al ejemplo de Cristo.

Filipenses 2:1-8
“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte cruz”.

Este pasaje sobre la humillación de Cristo (versículos 5-8), se cita aquí como ejemplo supremo de la vida de servicio generosa para los cristianos. El apóstol presenta al Señor Jesús como Aquel que en Su suprema superioridad, manifiesta qué es el modelo para todos los cristianos; nos señala a nosotros qué se necesita para vivir como siervo de los demás. Aunque existiendo como Dios con todos los derechos y prerrogativas de la deidad, Jesucristo se vació a Sí mismo tomando la forma de un esclavo, transformándose en humanidad verdadera. Cristo veló Su deidad y voluntariamente dejó a un lado el derecho a usar y a manifestar Sus prerrogativas divinas en sometimiento al Padre. Al hacerlo, se humilló a Sí mismo muriendo y más aún, muriendo en una cruz.

Pero lo que no podemos pasar por alto, es la declaración de Pablo en el versículo 2 y las implicaciones que de aquí se sacan. El verbo principal del pasaje es “completad mi gozo”. El ver a hombres y mujeres venir a Cristo con fe, da gozo; pero como alguien dedicado a ver a creyentes madurar en ser semejantes a Cristo (ver Colosenses 1:28; Efesios 4:13), nada le daba más gozo a Pablo (vs. 2) verlos generosamente sirviendo a otros con una mente madura en Cristo (vs. 2-5). Literalmente, el texto comienza con frases que tienen el “si”. Él escribió: “…si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia…”. En griego, estas son cláusulas condicionales de primera clase, las que para el bien del argumento o para obtener una respuesta del lector, acepta la declaración como verdadera. Es lo que puede llamarse una condición de respuesta.

Pablo no estaba poniendo en duda la realidad de estas bendiciones en Cristo. Más bien utilizó esta condición de primera clase, como una especie de figura retórica para que el lector pensara sobre el tema y respondiera en forma apropiada. El punto aquí es la consolación, el consuelo del amor y el compañerismo en el ministerio y en el poder del Espíritu. Y el resultado —la consolación y misericordia que tendrán todos los hermanos unos por otros. Pero nunca debemos tomar estas bendiciones sólo como un consuelo personal. La meta y el resultado debe ser una vida de servicio, vivir tal como está expresado, especialmente en los versículos 3-5:

“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Filipenses 2:3-5).

Lo fundamental en vivir como siervos, como el agradar a los demás, es una profunda humildad manifestada en desear tomar la toalla del siervo sin considerar nuestro estatus o nuestra posición en la vida. Sin importar cuál sea nuestra posición o nuestra condición en la vida, ya sea rey o vasallo, rico o pobre, fuerte o débil, brillante o de mente débil, noble o común, etc. En Cristo, Dios llama a todos los cristianos a vivir como siervos, atendiendo a los demás siendo Jesucristo el ejemplo perfecto de Aquel que aún siendo el Dios mismo, tomó para Sí “la forma de siervo”.

Cuando Jesucristo vino al mundo, no lo hizo como un hombre que llega a una casa rica en donde todo lo que allí hubiera sería suyo. Su hogar se caracterizó por la pobreza. No nació en un hogar de la realeza para ser respetado como heredero, aún teniendo todo el derecho para gobernar esta tierra. No nació en el hogar del César de manera que a su debido tiempo siguiera en el trono. Su posición en la tierra fue la de un siervo.

Un siervo no se caracteriza como una persona que deba ser despreciada, sino como alguien sin derechos, un siervo se somete a sí mismo a la voluntad de su maestro. Lo que Pablo enfatiza es que cuando Jesucristo vino al mundo, vino como Aquel que no tuvo derechos propios. Aquel que tenía todos los derechos que le pertenecían al eterno Hijo de Dios y que los dejó a un lado; Él vino al mundo como un siervo que no tenía derechos y que está sometido a la autoridad de otro.

La verdadera prueba de estar verdaderamente madurando y aprendiendo a ser semejante a Cristo como siervo, es cómo reaccionamos cuando la gente nos trata como tal.

Tomado de:
Siguiendo Sus Pisadas ©

Publicado en Cristianos Poéticos.