Escudriñando las sendas antiguas en un mundo posmoderno

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Tú no estás solo

P. Jaime Batista

Cuando estas pasando una situación difícil se te puede hacer aun más difícil si sientes que Dios no te oye. Tal parece que estás solo y que Dios esta muy lejano. El problema avanza y no hay solución. Oras y crees que Dios no te escucha. Te puedes enojar tanto con Dios que hasta dejas de ir a la iglesia y hasta no tienes deseos de orar. Te vas enfriando a tal grado que no te importa servirle a Dios. Cada día que pasa sientes que te domina un rencor y un odio que no puedes controlar, estás enojado, sientes una rabia que te devora y ya el pecado te ha separado de Dios. ¡Has dejado a Dios!

Hermanos, servirle a Dios es para valientes y no para cobardes. Porque el cobarde se rinde y le da la espalda a Dios; mientras el valiente sigue luchando confiando en Dios, en Su Palabra y esperando un milagro. Hermanos ¿cuántas veces el Señor nos habla en Su Palabra la importancia de conocer Su Palabra y obedecerla? Muchas veces Dios nos aconseja acerca de escrudriñar las Escrituras, y nos advierte las consecuencias de no hacerlo. La Palabra no es un libro cualquiera, es la bendita Palabra de Dios. Si usted conoce Su Palabra sabe como pelear la buena batalla de la Fe, ¡sabe como defenderse!

La ignorancia a la Palabra de Dios es tu peor enemigo! Dice la Palabra : «Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento», Oseas 4:6. La falta de conocimiento te puede destruir, trae muerte espiritual y hasta física. ¿Cómo puedes saber las promesas de Dios y cómo puedes enfrentarte al adversario (diablo) si no tienes el arma principal que es la Palabra de Dios? Cuando llega la prueba, los problemas, las dificultades, etc. ¿con qué armas vas a vencer? ¿Cómo sabrás que estás equivocado o caminando en el Camino eterno si no tienes conocimiento de la Palabra de Dios? ¡Sin la Palabra no podras vencer!

Es un mandato de Dios el estudiar y conocer la Palabra de Dios. «Hijo mío, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos. Guarda mis mandamientos y vivirás, y mi ley como las niñas de tus ojos. Lígalos a tus dedos; escríbelos en la tabla de tu corazón. Di a la sabiduría: Tú eres mi hermana, y a la inteligencia llama parienta…», Proverbios 7:1-5.

«El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia», Proverbios 9:10.

Cuando el pueblo hebreo estuvo en el desierto, Dios le repitió estas palabras muchas veces: «Guardad, pues,
todos mis estutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por obra. Yo Jehová», Levítico 19:37.

«Y guardad mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico», Levítico 20:8.

«Guardad, pues, todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y ponedlos por obra…, Levítico 20:22.

«Guardad, pues, mis mandamientos, y cumplidlos. Yo Jehová», Levítico 22:31.

«Ejecutad , pues, mis estutos y guardad mis ordenanzas, y ponedlos por obra…», Levítico 25:18.

Dios queria que su pueblo conociera y obedeciera Su Palabra para que les fuera bien en su diario vivir o en su caminar. La obediencia nos bendice y nos prospera. Pues al obedecer la Palabra de Dios nos permite mantenernos fuera de aquello que puede ser peligroso o perjudicial. En Levítico 26 nos habla acerca de las bendiciones a la obediencia a Dios y las maldiciones a la desobediencia. Porque el que no obedece a Dios simplemente trae para sí maldición. ¿Qué desea Dios de nosotros? «Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocausto», Oseas 6:6. Y también Dios desea de nosotros: «Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios», Miqueas 6:8.

Jesús mismo le dijo a sus discípulos: «…enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…»,
Mateo 28:20.

«Más si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos», Mateo 19:17.

«De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte», Juan 8:51.

«Si vosotros permaneciéreis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la VERDAD os hará libres», Juan 8:31.

«El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero», Juan 12:48.

Guardar significa: cuidar, preservar, conservar, retener, mantener, llevar, etc. La Palabra es todo: la necesitamos conocer, escudriñar, estudiar, meditar, hablarla, confesarla, enseñarla, nos redarguye, nos reprende, nos amonesta, nos aconseja, nos advierte, nos reprende, nos corrige, nos instruye, nos fortalece, etc. Lo que sale por la boca de Dios es Palabra viva y poderosa para derribar fortalezas, ¡en el nombre de Jesus! ¡Aleluya!

En estos momentos de dificultad, de dolor, de enfermedad, de tristeza… confiesa la Palabra de Dios, y créela por Fe; porque sin Fe ¡es imposible agradar a Dios! Jesús ha prometido estar contigo hasta el fin: «…y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo», Mateo 28:20. Hay un ejército de huestes celestiales peleando a tu favor.

¡NO ESTÁS SOLO!

En una ocasión en la vida de Eliseo vemos que Eliseo le pide a Dios que le abra los ojos a su criado para que viera el ejército celestial que estaba peleando a favor del pueblo. El criado pudo ver gente de a caballo y carros de fuego alrededor de Eliseo ( 2Reyes 6:16). Hay ángeles que pelean a tu favor, y tú ni siquiera te das cuenta; ¡activa esa Fe! «Pues a sus ángeles mandará acerca de tí, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra», Salmos 91:11-12.

Los ángeles son una parte muy importante de la creación de Dios, cada ejército tiene su propia misión o trabajo. Hay ángeles guerreros, y hay ángeles que sólo alaban y adoran a Dios. Pero a los ángeles no se les rinde adoración, sólo a Dios. Muchos hablan de ángeles y hasta tienen sus colecciones: tenga cuidado eso puede ser un tipo de idolatría. Dios aborrece la idolatría. Sólo dé gracias a Dios porque Él ha prometido guardar su salida y su entrada, ha prometido protegerle y cuidarle. Nuestro Dios altísimo tiene cuidado de su pueblo.

En la prueba y en la tribulación no te rindas, clama a Dios, confiesa Su Palabra, y toma autoridad en el nombre de Jesús.

Aunque parezca que la situación empeore no te des por vencido, sigue peleando y saldrás vencedor. Te daré algunos ejemplos de personas en la Biblia que estuvieron en dificultades y Dios les ayudó: Noé y su familia se pudieron salvar de la destrucción que les sobrevino a aquellos hombres que estaban en pecado (Génesis 6). Dios bendijo a Abraham y a su descendencia. Dios le prometió un hijo, y lo tuvo. Abraham fue paciente y por Fe recibió lo prometido. Por Fe cuando iba a sacrificar a Isaac Dios proveyó el animal que usaría para el holocausto. José pasó muchas dificultades hasta llegar a Egipto, pero Dios tenía un plan para Él glorificarse, no abandonó a José. Después de una sequía que trajo hambre, José pudo darle de comer a su familia y serles de bendición. Cuando el pueblo hebreo clamó a Dios por la situación en la que vivían, en cautiverio, Dios les envió a Moisés para sacarlos de Egipto, con señales y prodigios.

Quizás en estos momentos Dios a enviado para ayudarte a un Moisés, y no te has dado de cuenta (aquel hermano o hermano que ora por tí, que se preocupa por tí, porque Dios se lo ha puesto en su corazón para que te ayude—pero darle la gloria a Dios). Mientras los egipcios sufrian de las plagas los hebreos estaban sin ellas.

Cuando tuvieron hambre en el desierto, Dios les dió el maná, agua salió de la peña y hasta cordonices comieron. Sus ropas no se desgastaron. El pueblo libró muchas batallas y las ganó cuando obedecía a Dios y perdió muchas batallas cuando el pecado entraba en posesión. ¡Cuántas veces Saul salió a matar a David, pero Dios estaba con David y no lo pudo matar!

Cuando el pueblo estuvo en opresión por sus vecinos Dios les envió jueces, como por ejemplo Sansón. Estos jueces les ayudaban y podían continuar victoriosos. Mira a tu alrededor, Dios ha enviado a alguien para ayudarte. Elías pudo de ser de bendición para la viuda de Sarepta, hubo escasez de alimentos; pero llegó Elías y Dios lo usó para serle de bendición a esta mujer.

Si estás en la escasez, Dios proveerá, Él lo ha prometido. Dios nos suple una fuente de trabajo para pagar nuestras deudas, como le suplió a la viuda. Dios usó a Eliseo para suplirle el aceite que dejó de fluir cuando las vasijas se acabaron. Ezequías enfermó y clamó a Dios y fue sanado. Dios pone personas en el gobierno a favor de su pueblo, como fue la reina Ester. Ester intercedió a favor de los judíos que estaban en cautiverio y fueron librados de una gran matanza. Cuando el pueblo se apartaba de Dios, Dios les enviaba los profetas para que trajeran Palabra de Dios.

Dios puede haberte enviado un siervo para traerte Palabra de Dios y ayudarte en tu situación. Son tantos los eventos sobrenaturales que habla la Palabra en la que Dios ayuda a su pueblo que no terminaría. Pero hubo alguien que Dios envió para sernos de gran bendición y librarnos de la cautividad del pecado que nos lleva a la muerte; y ése fue Jesús. ¡Jesús ha sido el regalo de VIDA! ¡Su muerte nos dió VIDA! ¡Aleluya! Y en su nombre herman@ tú vencerás.

Levántate y pelea la batalla con la Palabra de Dios, recuerda: no estás solo, ¡Dios esta contigo! No te detengas sigue Caminando que al final alguien te espera… ¡JESUS! ¡Aleluya!

¡BENDICIONES PARA TÍ!

Publicado en Cristianos Poéticos